Ha sido duro desde aquél año 2000 en que se fue sufrir, porque lo que hemos visto de organizadores ha sido un sufrimiento por el que pagamos, a un centrocampista año tras año sin tener las cualidades de manijero.
Muy duro. Muchos años y años viendo a patanes que cortocircuitan el juego de un equipo.
Porque esto es un juego. Un juego que gusta ver. Y han tenido que pasar más de 10 años para volver a ver a ese manijero.
Tal vez los encargados de fichar hayan sido incapaces de encontrar a ese otro Alexis. O tal vez es que simplemente no hay apenas. Soltando millonadas hay algunos. A precio normal yo no los veo.
Un administrador concursal lo entenderá o no. Y uno judicial sabrá dios si lo entiende.
Los que han entrado tras Oliver alguno lo entenderá. Porque alguno se habrá pasado muchas horas en esas sillas comidas de ****** y descoloridas que tenemos por grada con la mirada perdida en el verde pensando en que en realidad viene por inercia y que no sabe si lo que está viendo es fútbol o la recogida de la remolacha. Alguno se habrá pasado todos estos años al llegar el verano esperando que ese nuevo centrocampista se pareciera a aquél Alexis.
Y esperando se ha pasado una década. Porque a lo mejor es que simplemente no hay apenas. Incluso con 50 millones de ingresos y unos plazos acordados para el concurso.
Yo no estoy para perder décadas.
Ningún periodista en nómina me va a cambiar de opinión. Porque todos esos años en esas sillas descoloridas me los he chupado yo. Ningún abogado ni economista que se pasee por el Villamarín de nuevas me va a cambiar de opinión.
Porque esos mediosdías con el sol de cara a 35 grados para ver a Castaño, Somoza o para ver a Ito no saber echársela a uno de verde y tirar el brazalete contra el suelo no se me van a olvidar por dinero.
Me he tragado a lisiados y borrachos cobrando 10 veces más que el que hoy en día está haciendo de ese Alexis una década después.
Ni 20 millones de euros invertidos en centrales y perros de presa me van a hacer olvidar una década sin ver hacer una pared en el centro del campo.
Eso no se olvida.
Muy duro. Muchos años y años viendo a patanes que cortocircuitan el juego de un equipo.
Porque esto es un juego. Un juego que gusta ver. Y han tenido que pasar más de 10 años para volver a ver a ese manijero.
Tal vez los encargados de fichar hayan sido incapaces de encontrar a ese otro Alexis. O tal vez es que simplemente no hay apenas. Soltando millonadas hay algunos. A precio normal yo no los veo.
Un administrador concursal lo entenderá o no. Y uno judicial sabrá dios si lo entiende.
Los que han entrado tras Oliver alguno lo entenderá. Porque alguno se habrá pasado muchas horas en esas sillas comidas de ****** y descoloridas que tenemos por grada con la mirada perdida en el verde pensando en que en realidad viene por inercia y que no sabe si lo que está viendo es fútbol o la recogida de la remolacha. Alguno se habrá pasado todos estos años al llegar el verano esperando que ese nuevo centrocampista se pareciera a aquél Alexis.
Y esperando se ha pasado una década. Porque a lo mejor es que simplemente no hay apenas. Incluso con 50 millones de ingresos y unos plazos acordados para el concurso.
Yo no estoy para perder décadas.
Ningún periodista en nómina me va a cambiar de opinión. Porque todos esos años en esas sillas descoloridas me los he chupado yo. Ningún abogado ni economista que se pasee por el Villamarín de nuevas me va a cambiar de opinión.
Porque esos mediosdías con el sol de cara a 35 grados para ver a Castaño, Somoza o para ver a Ito no saber echársela a uno de verde y tirar el brazalete contra el suelo no se me van a olvidar por dinero.
Me he tragado a lisiados y borrachos cobrando 10 veces más que el que hoy en día está haciendo de ese Alexis una década después.
Ni 20 millones de euros invertidos en centrales y perros de presa me van a hacer olvidar una década sin ver hacer una pared en el centro del campo.
Eso no se olvida.
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