joé como se mueve la tía, a ésta la embadurnamos con aceite (de la marca Guillén por supuesto), por todo el cuerpo, y a ver quien tiene cojönes de sujetarla sin que se escape, el baile de la anguila que le llaman.
Gran aportación Milio.
siempre hay una pared donde se frena.
y allí clavamos la puntilla... en la pared, digo.
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