Las portadas se las llevan los futbolistas. Está claro que son los ejecutivos de la empresa. Los que más cobran y los que más lucen. También los más criticados cuando las cosas vienen mal. Ellos ponen la cara pero hay un trabajo detrás, en la tramoya se mueve un ejército de profesionales que lo dejan todo a punto para que sólo importe cómo rueda la pelota y que ésta entre en la portería rival. Son los técnicos, preparadores físicos, médicos, utilleros, ATS, recuperadores, fisioterapeutas, delegado, empleados de comunicación... El Betis es una gran familia en la que, como hormiguitas, cada uno va a lo suyo y todos ponen su granito de arena para escalar la gran montaña de la temporada. En Alemania han trabajado con esa idea, conscientes de que los éxitos del equipo también serán suyos.
El día comienza pronto para los fisioterapeutas. José Manuel Pizarro, Manu López y Manu Alcantarillase ponen manos a la obra. Nunca mejor dicho, porque estas extremidades son las que obran milagros con las musculaturas de los futbolistas que demandan sus servicios. Todo está listo en el salón Roma tal y como había pedido el delegado Víctor Antequera, atento a cada detalle. Cuando están listos, los jugadores se montan en el autobús que conduce Pepe y que hace Betis allá por donde pasa. Los lesionados se quedan para ir a las termas con Fran Molano, el responsable de acortarle segundos, minutos y horas a los días para que vuelvan antes a los terrenos de juego. En el campo de entrenamientos vigilan que no ocurra nada dos veteranos de esto, José María Montiel y Tomás Calero, que salen prestos y raudos cuando hay un percance o algún futbolista llama su atención. Mel dirige la sesión acompañado de Roberto Ríos, que insiste en la indicaciones del primer entrenador, corrige aspectos, llama la atención a algunos, supervisa el trabajo... David Gómez tiene su protagonismo desde el calentamiento o cuando los jugadores tienen que hacer circuitos físicos. En una esquina ya está José Ramón Esnaola con los tres porteros. Balón por aquí, balón por allá, incansable el vasco. Si a Casto, Fabricio o Adrián se le escapa alguna pelota por el barranco que está junto al campo, allí van corriendo a por él José Manuel Acuña ('Curita') o Javi Martín, los utilleros, que antes han colocado las botas, llevado el agua, las picas, los conos...
Miguel Guillén, al teléfono, habla con la gente que está en el club en Sevilla para coordinar aspectos. Está pendiente de todo. Su presencia en Gales el año pasado y en Alemania, este, sirve para hacer grupo. La filosofía del club descansa en fomentar la unión y la cercanía. Guillén habla con los jugadores, es uno más, se monta en el autobús, viste como ellos, comparte minutos, experiencias... Y es la mayor representación de la entidad. Algo parecido hace Rafael Gordillo, una institución andante. Los que dudan de su aportación no conocen que a cada campo alemán al que ha ido el Betis le han puesto una alfombra a Rafael Gordillo, símbolo del Betis. Todos le recuerdan. Además, sus conocimientos técnicos también los aplica con los futbolistas. Ya ha hablado con Álex Martínez sobre cómo debe centrar apurando desde la línea de fondo. Quién mejor que Gordillo para decírselo. Orienta a Guillén en todo lo referente al fútbol. Y, de paso, a los cocineros para que hagan recetas más españolas, para delicia de los futbolistas. "Menos mal que está aquí Rafa", decían algunos cuando saboreaban gazpacho o cocido en Baden-Württenberg. Pero quedarse con que Gordillo sólo ayuda entre fogones es bien injusto. Actúa como consejero de todos y da estabilidad al grupo. Con ellos, el consejero León Lasa. Su perfecto alemán ha solucionado muchos asuntos. Es el consejero deportivo y también sigue el trabajo del equipo. Ha atendido a medios de comunicación locales con exquisitez y en los estadios hace tareas importantes de relaciones públicas. Y para que a Sevilla lleguen las noticias en condiciones están José Antonio Peinado y Alberto Martín, que coordinan los encuentros de futbolistas con los medios de comunicación desplazados. Una gran familia que está detrás haciendo de soporte para el equipo de fútbol.
El fútbol es más que once
Ahí teneis lo que hace Gordillo allí. Ahora va y os quejais de nuevo.
El día comienza pronto para los fisioterapeutas. José Manuel Pizarro, Manu López y Manu Alcantarillase ponen manos a la obra. Nunca mejor dicho, porque estas extremidades son las que obran milagros con las musculaturas de los futbolistas que demandan sus servicios. Todo está listo en el salón Roma tal y como había pedido el delegado Víctor Antequera, atento a cada detalle. Cuando están listos, los jugadores se montan en el autobús que conduce Pepe y que hace Betis allá por donde pasa. Los lesionados se quedan para ir a las termas con Fran Molano, el responsable de acortarle segundos, minutos y horas a los días para que vuelvan antes a los terrenos de juego. En el campo de entrenamientos vigilan que no ocurra nada dos veteranos de esto, José María Montiel y Tomás Calero, que salen prestos y raudos cuando hay un percance o algún futbolista llama su atención. Mel dirige la sesión acompañado de Roberto Ríos, que insiste en la indicaciones del primer entrenador, corrige aspectos, llama la atención a algunos, supervisa el trabajo... David Gómez tiene su protagonismo desde el calentamiento o cuando los jugadores tienen que hacer circuitos físicos. En una esquina ya está José Ramón Esnaola con los tres porteros. Balón por aquí, balón por allá, incansable el vasco. Si a Casto, Fabricio o Adrián se le escapa alguna pelota por el barranco que está junto al campo, allí van corriendo a por él José Manuel Acuña ('Curita') o Javi Martín, los utilleros, que antes han colocado las botas, llevado el agua, las picas, los conos...
Miguel Guillén, al teléfono, habla con la gente que está en el club en Sevilla para coordinar aspectos. Está pendiente de todo. Su presencia en Gales el año pasado y en Alemania, este, sirve para hacer grupo. La filosofía del club descansa en fomentar la unión y la cercanía. Guillén habla con los jugadores, es uno más, se monta en el autobús, viste como ellos, comparte minutos, experiencias... Y es la mayor representación de la entidad. Algo parecido hace Rafael Gordillo, una institución andante. Los que dudan de su aportación no conocen que a cada campo alemán al que ha ido el Betis le han puesto una alfombra a Rafael Gordillo, símbolo del Betis. Todos le recuerdan. Además, sus conocimientos técnicos también los aplica con los futbolistas. Ya ha hablado con Álex Martínez sobre cómo debe centrar apurando desde la línea de fondo. Quién mejor que Gordillo para decírselo. Orienta a Guillén en todo lo referente al fútbol. Y, de paso, a los cocineros para que hagan recetas más españolas, para delicia de los futbolistas. "Menos mal que está aquí Rafa", decían algunos cuando saboreaban gazpacho o cocido en Baden-Württenberg. Pero quedarse con que Gordillo sólo ayuda entre fogones es bien injusto. Actúa como consejero de todos y da estabilidad al grupo. Con ellos, el consejero León Lasa. Su perfecto alemán ha solucionado muchos asuntos. Es el consejero deportivo y también sigue el trabajo del equipo. Ha atendido a medios de comunicación locales con exquisitez y en los estadios hace tareas importantes de relaciones públicas. Y para que a Sevilla lleguen las noticias en condiciones están José Antonio Peinado y Alberto Martín, que coordinan los encuentros de futbolistas con los medios de comunicación desplazados. Una gran familia que está detrás haciendo de soporte para el equipo de fútbol.
El fútbol es más que once
Ahí teneis lo que hace Gordillo allí. Ahora va y os quejais de nuevo.
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