Los jugadores del Betis, justo antes de viajar a Alemania, recibieron en la ciudad deportiva un libro en el que se recogen las normas del régimen interno que ha acordado la entidad para sus futbolistas profesionales. Es un compendio de las prácticas que se espera de los empleados deportivos de una entidad que no quiere que se repitan sucesos como el del verano pasado, cuando Achille Emana se negó a viajar con el equipo a la concentración de Cardiff.
Entonces en el club no tenían muy claro cómo actuar y sólo le impusieron una multa económica. Ahora todas estas conductas están tipificadas y tienen su correspondiente castigo. La mayoría de jugadores han dejado el libro en sus taquillas en la ciudad deportiva bética después de hojear el texto y deben firmarlo cuando regresen de Alemania para dar su consentimiento y aceptar que ésas son las normas.
La redacción de un libro de estas características es un clásico en los clubes grandes que tienen una estructura interna bien consolidada. En el Betis aspiran a que no se les escape ningún detalle de conducta y buenas maneras tanto en la plantilla como en el resto de los empleados del club y de ahí que el consejo decidiera hacerlo. No han tenido nada que ver hechos recientes, ya que hubo quien asociaba esta medida a la limitada presencia de jugadores en la misa por Miki Roqué en Tremp pero no fue así, ya que la entidad entiende como del ámbito privado la decisión de acudir o no a esta ceremonia.
Eso no era cierto, puesto que en la entidad consideran una elección personal acudir a este tipo de escenarios. Lo cierto es que no había nada que mercara los límites de respeto y convivencia en el grupo más allá de las directrices internas y el sentido común y ahora se ha plasmado en un librito de reducido formato, como de bolsillo, con las tapas verdes y el escudo del Betis en su portada, que los jugadores deben leer para cumplir. Fue el delegado del equipo Víctor Antequera el encargado de entregarlo a cada uno de los integrantes del plantel y una de las normas de este código es mantener la confidencialidad de lo que acontezca en el vestuario.
ALFLP
Entonces en el club no tenían muy claro cómo actuar y sólo le impusieron una multa económica. Ahora todas estas conductas están tipificadas y tienen su correspondiente castigo. La mayoría de jugadores han dejado el libro en sus taquillas en la ciudad deportiva bética después de hojear el texto y deben firmarlo cuando regresen de Alemania para dar su consentimiento y aceptar que ésas son las normas.
La redacción de un libro de estas características es un clásico en los clubes grandes que tienen una estructura interna bien consolidada. En el Betis aspiran a que no se les escape ningún detalle de conducta y buenas maneras tanto en la plantilla como en el resto de los empleados del club y de ahí que el consejo decidiera hacerlo. No han tenido nada que ver hechos recientes, ya que hubo quien asociaba esta medida a la limitada presencia de jugadores en la misa por Miki Roqué en Tremp pero no fue así, ya que la entidad entiende como del ámbito privado la decisión de acudir o no a esta ceremonia.
Eso no era cierto, puesto que en la entidad consideran una elección personal acudir a este tipo de escenarios. Lo cierto es que no había nada que mercara los límites de respeto y convivencia en el grupo más allá de las directrices internas y el sentido común y ahora se ha plasmado en un librito de reducido formato, como de bolsillo, con las tapas verdes y el escudo del Betis en su portada, que los jugadores deben leer para cumplir. Fue el delegado del equipo Víctor Antequera el encargado de entregarlo a cada uno de los integrantes del plantel y una de las normas de este código es mantener la confidencialidad de lo que acontezca en el vestuario.
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