Quizás el hecho de que el vasco fuese llamado por la ‘Roja’ mitigó algo la decepción que provocó que su compañero Rubén Castro no corriese la misma suerte. Y eso que, con 16 goles, el canario había hecho méritos de sobra como para, al menos, ir citado para los dos próximos amistosos del combinado nacional. Pero, desgraciadamente, el seleccionador no ha pensado lo mismo, haciendo que el último tren internacional para el ariete del conjunto de La Palmera pasase por delante de sus narices sin la más mínima intención de parar.
Al menos, sí que tuvo esa deferencia con un Beñat que aspira a perpetuar ese idilio tan especial que mantiene el Betis con España en las fases finales de las Eurocopas, donde siempre ha estado representada. Así ha ocurrido en las ocho ocasiones en las que el combinado nacional ha estado presente en este tipo de citas, algo que sólo han hecho también, cómo no podía ser de otra manera, Real Madrid y Barcelona, lo que da buena cuenta de la importancia del dato.
Cuatro años más tarde, en Alemania 88, la escuadra de las trece barras también aportó un jugador a la ‘Roja’. Fue Diego, que pasó totalmente desapercibido en un conjunto que no superó la fase de grupos y en el que el central canario no disfrutó de ni un solo minuto. Eso sí, poco después, el zaguero acaparó titulares al marcharse al eterno rival.
No sería la última participación del ariete como verdiblanco en una Eurocopa, ni tampoco la más recordada. Tanto es así que en la de 2000, en Bélgica y Holanda, volvió a participar en todos los partidos, brillando con luz propia en el que midió a la ‘Roja’ con Yugoslavia. En él, anotó dos goles, el segundo de ellos en el tiempo de prolongación y firmando una remontada que dio el pase de ronda a los por entonces pupilos de Camacho. Luego, la Francia de Zidane, Blanc, Barthez y compañía acabó con el sueño patrio, de nuevo, en cuartos.
Ahora, a prácticamente tres semanas para que la Eurocopa de Polonia y Ucrania arranque, Beñat intentará convertirse en el siguiente eslabón de esta cadena. No lo tendrá nada fácil, puesto que, a priori, parece claro que en cuanto Del Bosque tire de gente del Barcelona y del Athletic se quedará sin sitio.
Aun así, al vasco le quedan por delante dos amistosos para convencer al seleccionador de que es absolutamente válido para este equipo que está marcando una época en el fútbol mundial. Para él, pelear por ganarse un puesto no es ningún reto, está acostumbrado a ello. Calidad tiene de sobra para lograrlo y, además, los precedentes le avalan, porque no habido fase final de un campeonato continental en el que la ‘Roja’ no tuviese algún tinte verdiblanco.
Comentario