El club vuelve a hacerle el trabajo a Mel
presencia de los trajeados de la directiva en un vestuario no suele significar buenas noticias. No es la mejor visita para un plantel, que prefiere autogestionarse ajeno a las diatribas de los que mandan. O bajan para felicitar por los éxitos o para leer la cartilla porque el momento es delicado. O para transmitir calma. Lejos quedaron los días en los que se inundaban las paredes del vestuario de promesas llamadas primas. Ya no es tiempo para eso. El Betis, dormido en su colchón de siete puntos, vive un momento de decadencia y afloran los nervios ante un calendario complicado, con Málaga y Villarreal como primeras paradas. Por ello Miguel Guillén, José Antonio Bosch y Vlada Stosic acudieron ayer, tal y como había anunciado el presidente el lunes, a la ciudad deportiva. Es la tercera vez que lo hacen esta temporada. Algo no funciona en la dirección del grupo si han debido recurrir a esta carta en tantas ocasiones. Ocurrió en la semana previa al duelo ante la Real, días antes de enfrentarse al Athletic en la primera vuelta y ayer.
Lo que ha cambiado con respecto a las ocasiones anteriores ha sido el mensaje. Los protagonistas han sido los mismos y el diálogo se ha producido contando en la sala con todos los técnicos y empleados que están con el primer equipo. Ayer hablaron Guillén, Bosch y Stosic y todos emplearon un discurso cercano y que transmitía serenidad, calma y confianza. «Creemos que estáis dando un buen rendimiento y que si conseguís mantener vuestro nivel vamos a conseguir el objetivo de la permanencia», le dijeron los tres integrantes de la cúpula al grupo, que recibió de buena manera la breve visita. Eso sí, no hubo respuesta verbal por parte de los futbolistas. El objetivo del club es hacerle ver a los jugadores que están en una situación privilegiada al contar con siete puntos de ventaja, considerar que su fútbol es digno para estar en mejor situación y espantar el nerviosismo que aflora en situaciones tan delicadas como la actual, ya que restan nueve jornadas para que finalice el Campeonato y el trío de cola comienza a dar señales de vida. «Les hemos dicho que hay que sumar puntos para conseguir cuanto antes el objetivo. Hemos dado nuestro apoyo para que afronten con la serenidad necesaria lo que queda por delante, y los jugadores han agradecido el respaldo», resumió Guillén a la salida.
El mensaje es diferente con respecto a las arengas anteriores, puesto que el escenario es bien distinto. Acudieron Guillén, Bosch y Stosic ya en la primera vuelta, el 24 de noviembre, al término de un entrenamiento previo al duelo frente a la Real Sociedad y después de caer en El Madrigal. Era tras la jornada decimocuarta y los de Mel andaban sólo un punto por encima del descenso tras sumar un empate en ocho partidos. En aquella ocasión se trató de hacer ver a la plantilla la importancia de la permanencia, así como se reforzó la confianza en la plantilla, sin cuestionar en ningún momento la figura de Mel. Aquella charla no tuvo sus frutos de inmediato, puesto que el Betis cayó en casa ante la Real (2-3) y en Pamplona (2-1). Luego sí ganó en casa al Valencia y enlazó dos triunfos más que devolvieron la calma al club: Atlético (0-2) y Sporting (2-0).
Aguardaron poco más de dos meses para volver al vestuario el trío formado por Guillén, Bosch y Stosic. La segunda visita se produjo el diez de febrero, hace un mes y medio. Fue en el día previo al Betis-Athletic. Entonces el cuadro heliopolitano volvía a estar a un punto de los puestos de descenso tras perder en Mallorca (1-0) y quien tomó las riendas de la charla fue Bosch, el único que habló a la plantilla. «Si nos vamos a Segunda nos afectaría a todos por igual y eso no puede suceder. Ahora da igual quién tenga la culpa de lo que está pasando, lo importante es sacar al equipo de ahí. No dejéis para mañana lo que podéis hacer hoy», señaló el consejero. Entonces sí hubo detalles que apuntaban más al entrenador, en horas muy bajas. El tono fue realmente más serio y se le recordó al equipo la importancia de la permanencia para todos sus integrantes. La reacción sí fue inmediata, y al día siguiente el Betis venció por 2-1 al Athletic gracias al postrero tanto de Nelson. Y en el duelo posterior vencieron al Zaragoza (0-2), en la que ha sido la última victoria del cuadro heliopolitano.
Ahora, por tercera vez, el club tiene que hacer un trabajo propio del entrenador, aplicar una carta que ha de ser utilizada en contadas ocasiones en una temporada y que ya se ha convertido en recurrente, con el riesgo que tiene de perder el efecto en un tramo final de campaña que nadie espera sencillo para los verdiblancos dado el tortuoso calendario que les espera. Si el consejo y la dirección deportiva han de bajar al vestuario para que éste reaccione en tantas ocasiones, ha de significar por fuerza que el mensaje que se lanza desde la caseta quizás no sea el adecuado en estos momentos y que, al menos, ha de ser revisado por el técnico.
presencia de los trajeados de la directiva en un vestuario no suele significar buenas noticias. No es la mejor visita para un plantel, que prefiere autogestionarse ajeno a las diatribas de los que mandan. O bajan para felicitar por los éxitos o para leer la cartilla porque el momento es delicado. O para transmitir calma. Lejos quedaron los días en los que se inundaban las paredes del vestuario de promesas llamadas primas. Ya no es tiempo para eso. El Betis, dormido en su colchón de siete puntos, vive un momento de decadencia y afloran los nervios ante un calendario complicado, con Málaga y Villarreal como primeras paradas. Por ello Miguel Guillén, José Antonio Bosch y Vlada Stosic acudieron ayer, tal y como había anunciado el presidente el lunes, a la ciudad deportiva. Es la tercera vez que lo hacen esta temporada. Algo no funciona en la dirección del grupo si han debido recurrir a esta carta en tantas ocasiones. Ocurrió en la semana previa al duelo ante la Real, días antes de enfrentarse al Athletic en la primera vuelta y ayer.
Lo que ha cambiado con respecto a las ocasiones anteriores ha sido el mensaje. Los protagonistas han sido los mismos y el diálogo se ha producido contando en la sala con todos los técnicos y empleados que están con el primer equipo. Ayer hablaron Guillén, Bosch y Stosic y todos emplearon un discurso cercano y que transmitía serenidad, calma y confianza. «Creemos que estáis dando un buen rendimiento y que si conseguís mantener vuestro nivel vamos a conseguir el objetivo de la permanencia», le dijeron los tres integrantes de la cúpula al grupo, que recibió de buena manera la breve visita. Eso sí, no hubo respuesta verbal por parte de los futbolistas. El objetivo del club es hacerle ver a los jugadores que están en una situación privilegiada al contar con siete puntos de ventaja, considerar que su fútbol es digno para estar en mejor situación y espantar el nerviosismo que aflora en situaciones tan delicadas como la actual, ya que restan nueve jornadas para que finalice el Campeonato y el trío de cola comienza a dar señales de vida. «Les hemos dicho que hay que sumar puntos para conseguir cuanto antes el objetivo. Hemos dado nuestro apoyo para que afronten con la serenidad necesaria lo que queda por delante, y los jugadores han agradecido el respaldo», resumió Guillén a la salida.
El mensaje es diferente con respecto a las arengas anteriores, puesto que el escenario es bien distinto. Acudieron Guillén, Bosch y Stosic ya en la primera vuelta, el 24 de noviembre, al término de un entrenamiento previo al duelo frente a la Real Sociedad y después de caer en El Madrigal. Era tras la jornada decimocuarta y los de Mel andaban sólo un punto por encima del descenso tras sumar un empate en ocho partidos. En aquella ocasión se trató de hacer ver a la plantilla la importancia de la permanencia, así como se reforzó la confianza en la plantilla, sin cuestionar en ningún momento la figura de Mel. Aquella charla no tuvo sus frutos de inmediato, puesto que el Betis cayó en casa ante la Real (2-3) y en Pamplona (2-1). Luego sí ganó en casa al Valencia y enlazó dos triunfos más que devolvieron la calma al club: Atlético (0-2) y Sporting (2-0).
Aguardaron poco más de dos meses para volver al vestuario el trío formado por Guillén, Bosch y Stosic. La segunda visita se produjo el diez de febrero, hace un mes y medio. Fue en el día previo al Betis-Athletic. Entonces el cuadro heliopolitano volvía a estar a un punto de los puestos de descenso tras perder en Mallorca (1-0) y quien tomó las riendas de la charla fue Bosch, el único que habló a la plantilla. «Si nos vamos a Segunda nos afectaría a todos por igual y eso no puede suceder. Ahora da igual quién tenga la culpa de lo que está pasando, lo importante es sacar al equipo de ahí. No dejéis para mañana lo que podéis hacer hoy», señaló el consejero. Entonces sí hubo detalles que apuntaban más al entrenador, en horas muy bajas. El tono fue realmente más serio y se le recordó al equipo la importancia de la permanencia para todos sus integrantes. La reacción sí fue inmediata, y al día siguiente el Betis venció por 2-1 al Athletic gracias al postrero tanto de Nelson. Y en el duelo posterior vencieron al Zaragoza (0-2), en la que ha sido la última victoria del cuadro heliopolitano.
Ahora, por tercera vez, el club tiene que hacer un trabajo propio del entrenador, aplicar una carta que ha de ser utilizada en contadas ocasiones en una temporada y que ya se ha convertido en recurrente, con el riesgo que tiene de perder el efecto en un tramo final de campaña que nadie espera sencillo para los verdiblancos dado el tortuoso calendario que les espera. Si el consejo y la dirección deportiva han de bajar al vestuario para que éste reaccione en tantas ocasiones, ha de significar por fuerza que el mensaje que se lanza desde la caseta quizás no sea el adecuado en estos momentos y que, al menos, ha de ser revisado por el técnico.
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