El entrenador confiesa que su equipo está nervioso. ¿Entonces cómo estará cuando se juegue la permanencia de verdad?
Uno: uno de doce, los puntos del Betis en las cuatro últimas jornadas. Dos: dos de quince, los puntos del Betis en las cinco últimas jornadas. Y tres: tres victorias, quizá menos, le hacen falta para firmar la salvación. Un, dos, tres. Una cuenta muy sencilla. Lo saben sus aficionados, porque hasta tres, hasta diez o hasta mil cuentan y recuentan casi todos los días para no explotar contra su equipo, sumido de nuevo en uno de esos trances tan suyos en los que da la impresión de que nunca más va a ganar un partido de fútbol. Ante el Espanyol no lo mereció. Jugó a un nivel digno de lo que es, un serio aspirante al descenso, así que lo triste es el contenido, no la forma. No vale la pena achacar a la mala suerte lo que en realidad sólo es fruto de la mala calidad de la plantilla: horrible Pozuelo, por apático, en la pérdida; y más monstruoso, casi cómico, el sainete de Nelson y Jonathan Pereira en esa especie de acrobacia por parejas para despejar el centro más fácil de la historia del fútbol. Que fuese el minuto 93 es anecdótico. El cómo y el cuándo nunca fueron más importantes que el qué.
Dijo Mel después del espectáculo que sus futbolistas salieron nerviosos al partido contra el Espanyol. Es decir, que no afrontaron en las condiciones correctas un encuentro de la jornada 29, a diez del final, en casa y contra un rival que no es el coco de la Liga. Pues entonces hay que presuponer que cundirá el pánico cuando el domingo se jueguen medio campeonato ante el Racing. O cuando visiten al Sporting en la antepenúltima jornada. O cuando vayan al derbi en territorio enemigo en la penúltima o cuando reciban al Barcelona en la última...
La teoría del descanso: si el Betis, Mel para ser concretos y justos, se quejaba cada vez que las televisiones lo obligaban a jugar lunes y sábado con la consiguiente ventaja para su rival de turo, ¿qué podría decir el Espanyol, que venía de enfrentarse el lunes al Racing mientras el Betis no tenía trabajo desde el sábado por la noche? Dos días de descanso para los periquitos, cuatro para los verdiblancos. Los nervios cansan, está claro. No ganar, no. Por lo visto, vamos.
Si el Betis se pone nervioso ya...*-*El Correo de Andalucía
Uno: uno de doce, los puntos del Betis en las cuatro últimas jornadas. Dos: dos de quince, los puntos del Betis en las cinco últimas jornadas. Y tres: tres victorias, quizá menos, le hacen falta para firmar la salvación. Un, dos, tres. Una cuenta muy sencilla. Lo saben sus aficionados, porque hasta tres, hasta diez o hasta mil cuentan y recuentan casi todos los días para no explotar contra su equipo, sumido de nuevo en uno de esos trances tan suyos en los que da la impresión de que nunca más va a ganar un partido de fútbol. Ante el Espanyol no lo mereció. Jugó a un nivel digno de lo que es, un serio aspirante al descenso, así que lo triste es el contenido, no la forma. No vale la pena achacar a la mala suerte lo que en realidad sólo es fruto de la mala calidad de la plantilla: horrible Pozuelo, por apático, en la pérdida; y más monstruoso, casi cómico, el sainete de Nelson y Jonathan Pereira en esa especie de acrobacia por parejas para despejar el centro más fácil de la historia del fútbol. Que fuese el minuto 93 es anecdótico. El cómo y el cuándo nunca fueron más importantes que el qué.
Dijo Mel después del espectáculo que sus futbolistas salieron nerviosos al partido contra el Espanyol. Es decir, que no afrontaron en las condiciones correctas un encuentro de la jornada 29, a diez del final, en casa y contra un rival que no es el coco de la Liga. Pues entonces hay que presuponer que cundirá el pánico cuando el domingo se jueguen medio campeonato ante el Racing. O cuando visiten al Sporting en la antepenúltima jornada. O cuando vayan al derbi en territorio enemigo en la penúltima o cuando reciban al Barcelona en la última...
La teoría del descanso: si el Betis, Mel para ser concretos y justos, se quejaba cada vez que las televisiones lo obligaban a jugar lunes y sábado con la consiguiente ventaja para su rival de turo, ¿qué podría decir el Espanyol, que venía de enfrentarse el lunes al Racing mientras el Betis no tenía trabajo desde el sábado por la noche? Dos días de descanso para los periquitos, cuatro para los verdiblancos. Los nervios cansan, está claro. No ganar, no. Por lo visto, vamos.
Si el Betis se pone nervioso ya...*-*El Correo de Andalucía
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