Atención a la última frase ... Sin comentarios.
José Antonio Bosch Valero no sólo fue a Treviso a ver baloncesto, como se pueden figurar. El vicepresidente del Betis está enfrascado en la búsqueda de un presidente que supla a Rafael Gordillo y estuvo en la ciudad italiana sondeando un par de posibilidades: el presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez, y el presidente del Cajasol, Juan Carlos Ollero. Ambos cumplen con el perfil ideal: béticos añejos y amplia experiencia en la gestión deportiva. Sin embargo, entre los círculos dirigentes del Betis es mayoritaria la opinión de que el cargo debe recaer sobre el propio Bosch por un motivo muy simple: para eso tiene las atribuciones que le concedió Mercedes Alaya. Ningún aspirante de peso se va a prestar a ser presidente mientras el estado de las cosas no cambie, ya que tendría que trabajar con la tutela de dos administradores, el concursal y el judicial, y ni siquiera tendría la función representativa, que terminará por recaer en Gordillo. Casi sin querer, Bosch pretende repetir una fórmula infausta: la mayoritaria (él) tomando decisiones y un cuchara en el palco.
Por Lucas Haurie.
José Antonio Bosch Valero no sólo fue a Treviso a ver baloncesto, como se pueden figurar. El vicepresidente del Betis está enfrascado en la búsqueda de un presidente que supla a Rafael Gordillo y estuvo en la ciudad italiana sondeando un par de posibilidades: el presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez, y el presidente del Cajasol, Juan Carlos Ollero. Ambos cumplen con el perfil ideal: béticos añejos y amplia experiencia en la gestión deportiva. Sin embargo, entre los círculos dirigentes del Betis es mayoritaria la opinión de que el cargo debe recaer sobre el propio Bosch por un motivo muy simple: para eso tiene las atribuciones que le concedió Mercedes Alaya. Ningún aspirante de peso se va a prestar a ser presidente mientras el estado de las cosas no cambie, ya que tendría que trabajar con la tutela de dos administradores, el concursal y el judicial, y ni siquiera tendría la función representativa, que terminará por recaer en Gordillo. Casi sin querer, Bosch pretende repetir una fórmula infausta: la mayoritaria (él) tomando decisiones y un cuchara en el palco.
Por Lucas Haurie.
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