Existen numerosos datos y razonamientos para afirmar que Pepe Mel ha sido uno de los mejores entrenadores en la historia del Rayo Vallecano de Madrid. Sólo voy a escribir uno: sacó al equipo de la ******.
Ignoro los demás porque este artículo no es para eso. No pretendo ser objetivo, tampoco mis admirados colegas de Rayo Herald me han pedido que lo sea. No me apetece. Vamos, que paso olímpicamente. Simplemente deseo poner negro sobre blanco lo que siento por Pepe Mel, por su maravillosa familia y por su pasión incontrolable por el fútbol y su profesión de entrenador. Algunos de vosotros estaréis de acuerdo conmigo, otros pensaréis que soy un “pirao”. Dadme caña en los comentarios, que si no esto no tiene emoción (risas).
Deseo que le vaya bien al Real Betis porque en el banquillo se sienta un amigo mío. Mientras escribo estas líneas estoy pendiente del Betis – Zaragoza de Copa, y me imagino al míster en la banda, ahora con la corbata verde, tantas veces con la franjirroja. El domingo el Benito Villamarín recibirá al Rayo. Pepe Mel recibirá a su Rayito. Sí, su Rayito. Porque sé cómo le caló el club de la franja roja a este entrenador. Sé cómo disfrutó y cómo sufrió durante casi cuatro años. Sé cómo tardó tres días en levantarse después de lo de Eibar, el peor día de su carrera deportiva. Sé cómo después de esas 72 horas de sufrimiento ya me estaba llamando para contarme que no se iba a rendir, que quería devolverle a la gente del Rayo el apoyo que le habían transmitido, que a la segunda conseguirían todos juntos el anhelado ascenso.
Sé cómo le dijo varias veces que no a Lopera porque no le quería fallar a los Ruiz Mateos ni a los aficionados vallecanos. Sé la ilusión que tenía de llevar al Rayo a Primera. Sé lo que le ha aguantado su mujer (Rosa, una persona increíble) después de las derrotas. Sé los vídeos y los viajes al estadio del siguiente rival que se ha “tragado” Rosa. Sé en qué cajón de su casa de Sevilla guardan Pepe y Rosa los carnés de socios del Rayo .Sé que Pepe Mel leyó uno por uno todos los mensajes de ánimo que aparecieron en los foros tras su destitución (yo mismo se los hice llegar en un buen taco de papeles, él me lo pidió). Sé lo mal que lo va a pasar cuando su equipo visite el Teresa Rivero. Sé la ilusión que desbordaba su mirada cuando brindábamos en su casa por un Rayo de Primera.
Y sobre todo sé que Pepe Mel es un rayista de “pelotas” y que merece que se caiga el estadio cuando se juegue el Rayo – Betis en la segunda vuelta. Pepe, también sé que me perdonarás por desearte la derrota este domingo. ¡Qué sí, *****, que viva Pepe Mel!
Carlos Sánchez Blas es una de las voces destacadas (Onda Madrid) dentro del deporte madrileño. Rayo Herald quiere agradecer su participación como colaborador en este diario
Ignoro los demás porque este artículo no es para eso. No pretendo ser objetivo, tampoco mis admirados colegas de Rayo Herald me han pedido que lo sea. No me apetece. Vamos, que paso olímpicamente. Simplemente deseo poner negro sobre blanco lo que siento por Pepe Mel, por su maravillosa familia y por su pasión incontrolable por el fútbol y su profesión de entrenador. Algunos de vosotros estaréis de acuerdo conmigo, otros pensaréis que soy un “pirao”. Dadme caña en los comentarios, que si no esto no tiene emoción (risas).
Deseo que le vaya bien al Real Betis porque en el banquillo se sienta un amigo mío. Mientras escribo estas líneas estoy pendiente del Betis – Zaragoza de Copa, y me imagino al míster en la banda, ahora con la corbata verde, tantas veces con la franjirroja. El domingo el Benito Villamarín recibirá al Rayo. Pepe Mel recibirá a su Rayito. Sí, su Rayito. Porque sé cómo le caló el club de la franja roja a este entrenador. Sé cómo disfrutó y cómo sufrió durante casi cuatro años. Sé cómo tardó tres días en levantarse después de lo de Eibar, el peor día de su carrera deportiva. Sé cómo después de esas 72 horas de sufrimiento ya me estaba llamando para contarme que no se iba a rendir, que quería devolverle a la gente del Rayo el apoyo que le habían transmitido, que a la segunda conseguirían todos juntos el anhelado ascenso.
Sé cómo le dijo varias veces que no a Lopera porque no le quería fallar a los Ruiz Mateos ni a los aficionados vallecanos. Sé la ilusión que tenía de llevar al Rayo a Primera. Sé lo que le ha aguantado su mujer (Rosa, una persona increíble) después de las derrotas. Sé los vídeos y los viajes al estadio del siguiente rival que se ha “tragado” Rosa. Sé en qué cajón de su casa de Sevilla guardan Pepe y Rosa los carnés de socios del Rayo .Sé que Pepe Mel leyó uno por uno todos los mensajes de ánimo que aparecieron en los foros tras su destitución (yo mismo se los hice llegar en un buen taco de papeles, él me lo pidió). Sé lo mal que lo va a pasar cuando su equipo visite el Teresa Rivero. Sé la ilusión que desbordaba su mirada cuando brindábamos en su casa por un Rayo de Primera.
Y sobre todo sé que Pepe Mel es un rayista de “pelotas” y que merece que se caiga el estadio cuando se juegue el Rayo – Betis en la segunda vuelta. Pepe, también sé que me perdonarás por desearte la derrota este domingo. ¡Qué sí, *****, que viva Pepe Mel!
Carlos Sánchez Blas es una de las voces destacadas (Onda Madrid) dentro del deporte madrileño. Rayo Herald quiere agradecer su participación como colaborador en este diario
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