El dolor del Betis nunca perece
Amarga goleada al Levante; el triunfo del Hércules lo condena un año más en Segunda
RAFAEL PINEDA - Madrid - 19/06/2010
La dicha reúne, pero el dolor une. Ahora que el Betis permanecerá un año más en Segunda División después de un desenlace lógico en la última jornada, con los consabidos triunfos de Hércules y el conjunto sevillano, más que previsibles; ahora que el dolor inunda cada uno de los poros del aficionado bético; ahora que un conjunto de profesionales ha consumado su incapacidad para no ascender en la peor Segunda que se recuerda; ahora que la desdicha se asoma por el balcón de la casa verdiblanca; ahora que, más que nunca, se ha demostrado que el sentimiento de su gente alimenta un rito imperecedero, el beticismo; ahora, por favor, no más mentiras.
Ahora, si le queda pulso después de 18 años de gestión, toda una mayoría de edad, que Manuel Ruiz de Lopera dé un paso al frente. Que de una vez por todas actúe porque el Betis, este Betis, salvando a su gente, no puede seguir así. Y su actuación nada más puede definirse de dos formas: o se marcha y deja paso a nuevos gestores, o hace bien las cosas de una maldita vez, por imposible que parezca.
No más mentiras también desde la oposición. Debe finalizar la agitación de charanga y pandereta para, como en el caso del propio Lopera, actuar de forma contundente con el fin de que el beticismo pueda sentir que la regeneración es posible, que un nuevo tiempo alimentará la esperanza de una institución tan grande que, a pesar de la labor de profesionales, dirigentes y técnicos incompetentes, ha sido capaz de arropar al primer equipo. A pesar de los pesares, el Betis ha llegado con vida al último partido de Liga y se ha quedado en Segunda con los mismos puntos que el segundo clasificado.
Otra vez el campo lleno, pero no hubo partido ni final feliz. El Levante, ascendido, no ofreció la más mínima resistencia y el Betis jugó a placer para acabar goleando al equipo valenciano, que ha subido a Primera comandado por Xisco y Juanlu, dos deshechos del propio conjunto verdiblanco, como Tote, alma del Hércules que le ha birlado, de forma esperada, eso sí, la alegría al bético.
A medida que llegaban malas noticias desde Irún, los ánimos se fueron encendiendo. Hubo quien se marchó del estadio, harto de estar harto; también quien le dio por meterse con Lopera y sus consejeros, que aguantaron de lo lindo y en lugar de irse a su casa emitieron un comunicado ridículo. Y hubo quien decidió pelearse. Al menos dos aficionados tuvieron que ser atendidos en el hospital a la conclusión del encuentro por liarse a botellazos. Otros saltaron al campo mientras la mayoría se lamía las heridas.
Buen articulo, buen periodista.
Amarga goleada al Levante; el triunfo del Hércules lo condena un año más en Segunda
RAFAEL PINEDA - Madrid - 19/06/2010
La dicha reúne, pero el dolor une. Ahora que el Betis permanecerá un año más en Segunda División después de un desenlace lógico en la última jornada, con los consabidos triunfos de Hércules y el conjunto sevillano, más que previsibles; ahora que el dolor inunda cada uno de los poros del aficionado bético; ahora que un conjunto de profesionales ha consumado su incapacidad para no ascender en la peor Segunda que se recuerda; ahora que la desdicha se asoma por el balcón de la casa verdiblanca; ahora que, más que nunca, se ha demostrado que el sentimiento de su gente alimenta un rito imperecedero, el beticismo; ahora, por favor, no más mentiras.
Ahora, si le queda pulso después de 18 años de gestión, toda una mayoría de edad, que Manuel Ruiz de Lopera dé un paso al frente. Que de una vez por todas actúe porque el Betis, este Betis, salvando a su gente, no puede seguir así. Y su actuación nada más puede definirse de dos formas: o se marcha y deja paso a nuevos gestores, o hace bien las cosas de una maldita vez, por imposible que parezca.
No más mentiras también desde la oposición. Debe finalizar la agitación de charanga y pandereta para, como en el caso del propio Lopera, actuar de forma contundente con el fin de que el beticismo pueda sentir que la regeneración es posible, que un nuevo tiempo alimentará la esperanza de una institución tan grande que, a pesar de la labor de profesionales, dirigentes y técnicos incompetentes, ha sido capaz de arropar al primer equipo. A pesar de los pesares, el Betis ha llegado con vida al último partido de Liga y se ha quedado en Segunda con los mismos puntos que el segundo clasificado.
Otra vez el campo lleno, pero no hubo partido ni final feliz. El Levante, ascendido, no ofreció la más mínima resistencia y el Betis jugó a placer para acabar goleando al equipo valenciano, que ha subido a Primera comandado por Xisco y Juanlu, dos deshechos del propio conjunto verdiblanco, como Tote, alma del Hércules que le ha birlado, de forma esperada, eso sí, la alegría al bético.
A medida que llegaban malas noticias desde Irún, los ánimos se fueron encendiendo. Hubo quien se marchó del estadio, harto de estar harto; también quien le dio por meterse con Lopera y sus consejeros, que aguantaron de lo lindo y en lugar de irse a su casa emitieron un comunicado ridículo. Y hubo quien decidió pelearse. Al menos dos aficionados tuvieron que ser atendidos en el hospital a la conclusión del encuentro por liarse a botellazos. Otros saltaron al campo mientras la mayoría se lamía las heridas.
Buen articulo, buen periodista.
Comentario