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La enfermedad del amarillo judicial (José Joaquín Solís)

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  • La enfermedad del amarillo judicial (José Joaquín Solís)

    Mucho antes que la llamada gripe del cerdo, por el mundo de los empresarios, con especial énfasis a los vinculados al deporte, han ido adquiriendo cierta enfermedad, que si bien en buena parte corresponde a su carácter, no es menos cierto que es curable si se toman medidas preventivas en particular por sus aficionados:

    -En primer lugar, producto de la soberbia, aparece el enfermo queriendo salvar la empresa en la que ya se encontraba manejando las cuentas, autonombrándose como quien la libró de su desaparición. Aprovechando el desconcierto y desesperación de los afines, se concede a sí mismo, poder total para el manejo.

    - Tras sucesivos años de pequeños logros, convierte su discurso de salvador en Ley, atemorizando a sus seguidores con lo que puede ocurrir si llega a marcharse, proponiendo que se conformen con lo que hay porque otros están peor. La gente, igualmente culpable de esta enfermedad, accede, calla y otorga.


    - En un momento de su mandato, más guiado por el fastidio a algún vecino que cumple años que por satisfacción a los suyos, consigue grandes éxitos; eso sí, las inversiones acaecidas en años anteriores ponen en seria duda la relación éxito/inversión, que hace sospechar a muchos de su eficacia. Un año más tarde, consecuencia de mal gastos inadecuados, la empresa, tras el éxtasis, empieza a caer. Los aficionados en un principio, en pequeño número, empiezan a enfadarse con la situación, más aún si cabe porque el discurso antes dicho del temor a su marcha se agota. La cara del enfermo empieza a denotarse de color pálido, al punto que su primera reacción en tono de defensa, es la de arremeter y extorsionar a quienes por alguna razón pudieran saber algo de sus manejos en la empresa, puestos en entredicho.


    -La conciencia empieza a hacer pasar malos tragos; pierdes el sueño; los ataques a los detractores comienzan a no tener el más mínimo reparo ni modales de cara a posibles denuncias; ve que la gente comienza a preguntar demasiado sobre la gestión de la empresa; las frases típicas del enfermo suelen ser “¿cómo pueden hacerme esto a mí?, ¡yo, que los he salvado!, ¡la empresa es mía!”. La sensación de persecución crece al punto que escuchas voces distorsionantes en tu cabeza, porque se asoma por la ventana de la oficina/casa o casa/oficina y ve gente gritando por su marcha; es tan curiosa la enfermedad que estas voces vienen al cerebro un día a la semana y más concretamente a una hora de la noche. Lo toma como una amenaza de muerte en toda regla. Antes que todo eso incluso, aconsejado por abogados, ya toma la determinación de no hablar más de lo justo, nombrando a un vocero para que asuma el centro de las críticas hacia el enfermo, en este caso su jefe, para eso se le paga, ya sea la empresa o él mismo.


    -El sueño se pierde definitivamente; la cara pasa del pálido al amarillo porque al tomar la decisión de no salir de casa, la falta de sol hace mella. Sus afines de repente se vuelven en contra, lo ponen en el disparadero de querellas, demandas, denuncias, algo intolerable para el enfermo, que ya no aguanta asambleas, rechistes de tipo alguno…sólo se rodea de afines agradecidos por favores concedidos. La sensación de soledad es terrible. También, aunque no es generalizado, se tiende a engordar.


    -Al paso del tiempo el amarillo ya atrae a los mosquitos; los procedimientos judiciales acosan, e incluso hay sospechas de querer negociar una salida digna; algo imposible, no hay marcha atrás. Las frases desesperadas se apoderan del enfermo, arremetiendo contra todos, inclusive sus familias, acusándolas de no estar en el momento de la salvación de la empresa. Suele ser común hacer referencia a un año en concreto, el de la toma de posesión de la empresa.


    Aún se desconoce la fase de finalización de la enfermedad; no la saben ni los médicos. En cualquier caso, al margen de médicos, la Justicia suele actuar para los casos de irregularidades en la empresa que manda. No se sabe nada sobre las consecuencias a los afines agradecidos fieles a su sueldo o notoriedad.

    El tiempo dirá.
    __________________
    www.betis.com.es

  • #2
    Respuesta: La enfermedad del amarillo judicial (José Joaquín Solís)

    Jose Joaquin UNA DE QUESO, te comento cualquier dia hablaremos de los quesos, pero no de las clases de QUESOS QUE HAY, solo de una en concreto TRANCHETES, acuerdate TRANCHETES ,queso fino, cubierto de plastico trasnparente que pasa lo mismo por la puerta de un colegio ,que por debajo de la puerta de un CENTRO PENITENCIARIO. Un saludo

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    • #3
      Respuesta: La enfermedad del amarillo judicial (José Joaquín Solís)

      je je, un saludo.

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      • #4
        Respuesta: La enfermedad del amarillo judicial (José Joaquín Solís)

        sigue extrictamente los pasos comunes en todas las dictaduras , aprovechar una crisis , un mal momento , para primero dar el caramelo , engañar con falsas promesas y levantar al pueblo contra enemigos fantasmas , para despues eliminar cualquier atisbo de oposicion , y seguir con la tecnica de meter miedo de o YO o el CAOS , asi hasta anestesiar al personal con la prebenda de un supuesto mal menor ante el desastre sin su proteccion ante los enemigos fantasmales inventados por su maquinaria propagandistica....
        Y ASI SUCESIVAMENTE ....

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