La asamblea del Betis transcurrió como ese restaurante nuevo que han abierto en Barcelona que te da de comer a oscuras. Lo juro. Entras tanteando hasta sentarte, te ponen por delante la cosa y la bebecosa, tragas sin saber qué es pero «con los sentidos exacerbados» y sólo le dan a la luz cuando te presentan la cuenta y te enseñan en fotografías lo que te has comido. No es una extravagancia ni un experimento sensogastronómico; es una gilipollez, supina y prono. Lo mismo que las juntas actuales del Betis. Sin prensa, los taquígrafos amordazados y encerrados en el cuarto de las fregonas, la oposición obligada a no salir de la cueva por los trogloditas en nómina, sin siquiera información oficial posterior; en fin, todo lo que convierte al club verdiblanco en un caso casi arqueológico.
Fdo:Francisco Perez.
Fdo:Francisco Perez.
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