lunes, 02 de marzo de 2009 Por Nacho González
Los introvertidos elementos de 'Por el Betis estoy loco' elevaron a Achille Emaná a los altares cuando el tigre de Yaoundé era un manantial de fuerza, golpeo, potencia y gol. "Que no nos falte Emaná, que no, que no", cantaban estos béticos absorbidos ante la necesidad de encontrar líderes dentro de un vestuario escasez de carisma. La historia ha cambiado bastante desde entonces. El partido del Villarreal ha servido para poner en entredicho la indiscutible presencia del camerunés en el equipo, de ahí que un servidor recomiende ahora cantar aquello de "que sí nos falte Emaná, que sí, que sí". Chaparro lleva equivocándose desde hace un mes, ente otros errores anteriores que ahora no vienen al pairo. Justo el tiempo que lleva en Sevilla Ricardo Oliveira y las posibilidades sistemáticas generadas con su llegada. Sergio García es mucho mejor, peligroso y hasta más goleador jugando de segunda punta que desterrado a una banda. Entre los dos además se entienden a la perfección, con una capacidad de desequilibrio inaúdita en el resto de pretendientes al descenso. Si a esto unimos que Emaná ya no anda ni hacia atrás ni hacia delante, que su aportación quedó congelada en noviembre e incluso me atrevería a decir que resta más que suma, la ecuación manda al camerunés al banquillo sin paliativos. O eso, o formando pareja con Aurelio en labores más defensivas e ingratas. Y la verdad, no veo al de Yaoundé renunciando a su hambre goleadora. Porque además, ¿y cuando Capi esté recuperado? Me da a mí que esa idea de fútbol innegociable pregonizada por Chaparro hace unas semanas puede cambiar el guión. Yo lo veo así.
P.D: Y ya haberle dado el brazalete de capitán recién llegado merecería capítulo aparte.
Los introvertidos elementos de 'Por el Betis estoy loco' elevaron a Achille Emaná a los altares cuando el tigre de Yaoundé era un manantial de fuerza, golpeo, potencia y gol. "Que no nos falte Emaná, que no, que no", cantaban estos béticos absorbidos ante la necesidad de encontrar líderes dentro de un vestuario escasez de carisma. La historia ha cambiado bastante desde entonces. El partido del Villarreal ha servido para poner en entredicho la indiscutible presencia del camerunés en el equipo, de ahí que un servidor recomiende ahora cantar aquello de "que sí nos falte Emaná, que sí, que sí". Chaparro lleva equivocándose desde hace un mes, ente otros errores anteriores que ahora no vienen al pairo. Justo el tiempo que lleva en Sevilla Ricardo Oliveira y las posibilidades sistemáticas generadas con su llegada. Sergio García es mucho mejor, peligroso y hasta más goleador jugando de segunda punta que desterrado a una banda. Entre los dos además se entienden a la perfección, con una capacidad de desequilibrio inaúdita en el resto de pretendientes al descenso. Si a esto unimos que Emaná ya no anda ni hacia atrás ni hacia delante, que su aportación quedó congelada en noviembre e incluso me atrevería a decir que resta más que suma, la ecuación manda al camerunés al banquillo sin paliativos. O eso, o formando pareja con Aurelio en labores más defensivas e ingratas. Y la verdad, no veo al de Yaoundé renunciando a su hambre goleadora. Porque además, ¿y cuando Capi esté recuperado? Me da a mí que esa idea de fútbol innegociable pregonizada por Chaparro hace unas semanas puede cambiar el guión. Yo lo veo así.
P.D: Y ya haberle dado el brazalete de capitán recién llegado merecería capítulo aparte.
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