Pascual González
La Liga de la vida y la conciencia
Larga vida para Lopera! al que, con mis deseos de restablecimiento, le dedico esta columna que deja ver, a las claras, que lo cortés no quita lo valiente, y que con la misma mano con la que le entrego mi respeto al sevillano del Fontanal, le doy cuantos paraguazos hagan falta al dueño del Betis. Una rara encrucijada personal que me tiene entre la espada del hombre y la pared del cicatero, entre el cordero y el depredador. De todas formas, lo más importante es la salud, porque sin ella, querido Manuel, ¿de qué te valen todas las riquezas que has amasado en tu vida? El final es el mismo para todos: un viaje al más allá donde los buenos encuentran el sosiego de la gloria, mientras que a los malos, los esperan un piquete de fogoneros para que, como dice mi compadre Romerito, nunca les falte leña. ¿En qué autobús crees tú que te montará el Gran Poder del destino? Difícil papeleta tienes para ganar esa Liga.
La Liga de la vida y la conciencia
Larga vida para Lopera! al que, con mis deseos de restablecimiento, le dedico esta columna que deja ver, a las claras, que lo cortés no quita lo valiente, y que con la misma mano con la que le entrego mi respeto al sevillano del Fontanal, le doy cuantos paraguazos hagan falta al dueño del Betis. Una rara encrucijada personal que me tiene entre la espada del hombre y la pared del cicatero, entre el cordero y el depredador. De todas formas, lo más importante es la salud, porque sin ella, querido Manuel, ¿de qué te valen todas las riquezas que has amasado en tu vida? El final es el mismo para todos: un viaje al más allá donde los buenos encuentran el sosiego de la gloria, mientras que a los malos, los esperan un piquete de fogoneros para que, como dice mi compadre Romerito, nunca les falte leña. ¿En qué autobús crees tú que te montará el Gran Poder del destino? Difícil papeleta tienes para ganar esa Liga.
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