Clase: Distinción, categoría.
¿Tu sabes lo que es clase?
Clase es que cuando moriais en el pozo de la segunda b mientras vuestro
presidente veraneaba en Disneyland Paris, Don Antonio Burgos, voz del
beticismo, escribío esto:
Discurso a los señores sevillistas:DON ANTONIO BURGOS.
Señores sevillistas, soñadores de la gloria de la delantera Stuka, nietos y
bisnietos de don Ramón Sánchez Pizjuán todos:
Quito hoy las trece barras verdes de mi corazón para dejarlo en blanco, y,
si me lo permitís, dirigiros este discurso con un blanco purísimo de
indignación sevillana, que lo que os han hecho no tiene nombre, que se pone
el corazón de enojo más rojo que los colores que enmarcan a San Fernando en
vuestro escudo, en el que está haciendo tertulia con San Isidoro y San
Leandro en la peña sevillista del relente de la Historia, comentando el
golazo que acaba de marcar Juanito Arza, o el remate de cabeza que ha hecho
Guillermo Campanal. Lo que os han hecho, señores del Sevilla, no se lo hacen
ni a un bético recalcitrante como Felipe González. Lo vuestro es mucho peor
que lo de Felipe González, que es verderón confeso.
González va a ir de la Moncloa al banquillo, y a vosotros os quieren llevar
directamente del paraíso de la UEFA al infierno de la Segunda B. Os quieren
hacer lo peor que se os puede hacer, señores sevillistas. Os quieren hacer
béticos por decreto ley, que para vosotros es de muy mala ley. Porque eso
del descenso a la Segunda, y encima B, por el artículo 33 es propio que se
lo hagan al Betis, que es pena y sentimiento, y no al Sevilla, que es gloria
y alegría, y orgullo del mejor cahiz de tierra del balompié español, que es
el campo de Nervión. Eso de la Segunda, y encima B, lo sabemos sufrir los
béticos, que nos crecemos en la desgracia y en el castigo, y va totalmente
en contra de la estética blanca de seise de la Purísima. ¿Qué hace un club
decano como el Sevilla en la Segunda B, cogiendo el tren de Utrera y la
tortilla de patatas que andábamos cuando los verderones teníamos que ir a
jugar contra el Iliturgi y contra el España de Tánger?
La historia toda, señores sevillistas, clama hoy contra la jangá que os han
hecho, y que me resisto todavía a creer que os la puedan consumar. Esto del
Sevilla en Segunda B es imposible por razones estéticas, y no por unos
avales. Que es una injusticia lo avalamos hasta los béticos. Va contra la
memoria del señorío que tengáis que andar ahora a patadones por campos de
tierra y con vestuarios que huelen a meados. Va contra la memoria de la
Sevilla apolínea que representáis, tan de misa en el Angel y desayuno en
Ochoa, tan de caseta del Círculo de Labradores y tendido uno de la
Maestranza. Os meten de golpe en la solanera, en los corrales de vecinos, os
dejan peor que cuando el Betis perdió la Guerra Civil y se le fue toda la
plantilla al exilio, por rojos, que resulta que los verdes eran unos rojos y
los que teníais el rojo en vuestro escudo erais azulones, qué daltonismo le
entró al fútbol con la contienda.
Si no fuera éste un discurso para daros ánimos, os diría que esas cosas os
pasan por tener un presidente impropio del club de los señores, ese
juguetero intercambiable con la estética zafia de las abuelas del Betis,
pero sé que no está el horno de San Buenaventura para bollos en fecha tan
señalada como hoy. Así que, señores sevillistas, admitan en tiempo y forma
la enmienda a la totalidad de un bético. Es imposible que bajéis a Segunda B
por las razones estéticas expuestas y por otra que ahora, con el corazón de
las trece barras en la mano, os digo. ¿Cómo puñetas os vamos a poder ganar
otra vez más en el Benito Villamarín si os mandan a Segunda B?
¿Tu sabes lo que es clase?
Clase es que cuando moriais en el pozo de la segunda b mientras vuestro
presidente veraneaba en Disneyland Paris, Don Antonio Burgos, voz del
beticismo, escribío esto:
Discurso a los señores sevillistas:DON ANTONIO BURGOS.
Señores sevillistas, soñadores de la gloria de la delantera Stuka, nietos y
bisnietos de don Ramón Sánchez Pizjuán todos:
Quito hoy las trece barras verdes de mi corazón para dejarlo en blanco, y,
si me lo permitís, dirigiros este discurso con un blanco purísimo de
indignación sevillana, que lo que os han hecho no tiene nombre, que se pone
el corazón de enojo más rojo que los colores que enmarcan a San Fernando en
vuestro escudo, en el que está haciendo tertulia con San Isidoro y San
Leandro en la peña sevillista del relente de la Historia, comentando el
golazo que acaba de marcar Juanito Arza, o el remate de cabeza que ha hecho
Guillermo Campanal. Lo que os han hecho, señores del Sevilla, no se lo hacen
ni a un bético recalcitrante como Felipe González. Lo vuestro es mucho peor
que lo de Felipe González, que es verderón confeso.
González va a ir de la Moncloa al banquillo, y a vosotros os quieren llevar
directamente del paraíso de la UEFA al infierno de la Segunda B. Os quieren
hacer lo peor que se os puede hacer, señores sevillistas. Os quieren hacer
béticos por decreto ley, que para vosotros es de muy mala ley. Porque eso
del descenso a la Segunda, y encima B, por el artículo 33 es propio que se
lo hagan al Betis, que es pena y sentimiento, y no al Sevilla, que es gloria
y alegría, y orgullo del mejor cahiz de tierra del balompié español, que es
el campo de Nervión. Eso de la Segunda, y encima B, lo sabemos sufrir los
béticos, que nos crecemos en la desgracia y en el castigo, y va totalmente
en contra de la estética blanca de seise de la Purísima. ¿Qué hace un club
decano como el Sevilla en la Segunda B, cogiendo el tren de Utrera y la
tortilla de patatas que andábamos cuando los verderones teníamos que ir a
jugar contra el Iliturgi y contra el España de Tánger?
La historia toda, señores sevillistas, clama hoy contra la jangá que os han
hecho, y que me resisto todavía a creer que os la puedan consumar. Esto del
Sevilla en Segunda B es imposible por razones estéticas, y no por unos
avales. Que es una injusticia lo avalamos hasta los béticos. Va contra la
memoria del señorío que tengáis que andar ahora a patadones por campos de
tierra y con vestuarios que huelen a meados. Va contra la memoria de la
Sevilla apolínea que representáis, tan de misa en el Angel y desayuno en
Ochoa, tan de caseta del Círculo de Labradores y tendido uno de la
Maestranza. Os meten de golpe en la solanera, en los corrales de vecinos, os
dejan peor que cuando el Betis perdió la Guerra Civil y se le fue toda la
plantilla al exilio, por rojos, que resulta que los verdes eran unos rojos y
los que teníais el rojo en vuestro escudo erais azulones, qué daltonismo le
entró al fútbol con la contienda.
Si no fuera éste un discurso para daros ánimos, os diría que esas cosas os
pasan por tener un presidente impropio del club de los señores, ese
juguetero intercambiable con la estética zafia de las abuelas del Betis,
pero sé que no está el horno de San Buenaventura para bollos en fecha tan
señalada como hoy. Así que, señores sevillistas, admitan en tiempo y forma
la enmienda a la totalidad de un bético. Es imposible que bajéis a Segunda B
por las razones estéticas expuestas y por otra que ahora, con el corazón de
las trece barras en la mano, os digo. ¿Cómo puñetas os vamos a poder ganar
otra vez más en el Benito Villamarín si os mandan a Segunda B?
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