Lo siento, no me sale aplaudir al presidente del Real Betis Balompié. No puedo, me es imposible. Es una cuestión de justicia, conmigo mismo y con lo que pienso, he vivido -y vivo- desde hace años. Muchos habrán visto su rajada contra los medios deportivos sevillanos como una defensa total hacia el club y su afición, pero yo, perdonen que les diga, pero no. Lo malo de ser, con todos mis respetos hacia el señor Haro, un bienqueda con los béticos, es que algunos lo saben y, ni se lo creen ni aplauden.
Por supuesto que hay “críticas orquestadas para crear inestabilidad y división en el club”, eso lo sabe todo el mundo, como también saben, al menos un porcentaje de ese “todo el mundo”, que el menos indicado para denunciarlo sea el presidente del Real Betis. No hubo queja en las últimas juntas de accionistas, donde el apoyo de los medios hacia la candidatura de Haro & Catalán y las críticas hacia la alternativa de Manolo Castaño influyeron en el resultado final. Tampoco en la pasada temporada, en la que Eduardo Macià fue la diana que recibió todos los dardos de unos medios que dejaron salir ilesos a la pareja de dirigentes verdiblancos, en una temporada correcta en cuanto a resultados, pero más que mejorable en el resto.
Este verano arrancó el enésimo proyecto ilusionante empadronado en la Avenida de la Palmera, con nuevo director deportivo y entrenador, experimentando en cuestión de meses una clara progresión descendente que ha traído nubarrones a Heliópolis en la jornada 2. Los medios, como viene siendo habitual, han apuntado a Torrecilla y Poyet con los mismos argumentos que la pasada campaña, algo que no le ha gustado al presidente verdiblanco. El Real Betis convive a diario con descalificaciones y faltas de respeto en forma de preguntas en rueda de prensa, artículos, tuits y portadas de diarios, permitidos desde tiempos inmemoriales.
La respuesta no debe ser un palo a los medios en la presentación de un jugador, sino de una forma más seria y desde el departamento de comunicación del club, conformado por personas que conocen de sobra a los distintos periodistas distribuidos en los medios deportivos de la ciudad. No se trata de vetar, sino de hacer que se respete una institución centenaria. Eso también es un hecho, igual de importante que un gol de tres puntos en un partido. Un club que no se hace respetar y cierra puertas a medios tan profesionales como los tradicionales -con la única diferencia de que no cobran por ello- es un club que tiene lo que se merece. Aunque le duela al aficionado, que es el que al final sufre todo.
Por eso, en lugar de tantos ejercicios de bienqueda delante de un micrófono, mejor solucionar un problema que lleva enquistado en el Villamarín demasiado tiempo. Y con solucionarlo me refiero a conseguirlo en un ámbito privado y sin que nadie se entere, no delante de un micrófono o cámara, esa a la que se sonreía en las victorias. Ganarse el respeto de los medios deportivos de la ciudad no implica rendir pleitesía a las trece barras ni llenar las redacciones de adoradores del verde y el blanco, sino conseguir que cuando se hable del Real Betis Balompié se haga con respeto, objetividad y realizando una crítica constructiva. Ese sería un regalo maravilloso para una afición harta del menosprecio. Si el club no se respeta a sí mismo, ¿cómo va a ser respetado por los medios? Vayan paso a paso a por ese hecho, para muchos -muchísimos- es tan importante como el nuevo Gol Sur.
Adrián B.P
Por supuesto que hay “críticas orquestadas para crear inestabilidad y división en el club”, eso lo sabe todo el mundo, como también saben, al menos un porcentaje de ese “todo el mundo”, que el menos indicado para denunciarlo sea el presidente del Real Betis. No hubo queja en las últimas juntas de accionistas, donde el apoyo de los medios hacia la candidatura de Haro & Catalán y las críticas hacia la alternativa de Manolo Castaño influyeron en el resultado final. Tampoco en la pasada temporada, en la que Eduardo Macià fue la diana que recibió todos los dardos de unos medios que dejaron salir ilesos a la pareja de dirigentes verdiblancos, en una temporada correcta en cuanto a resultados, pero más que mejorable en el resto.
Este verano arrancó el enésimo proyecto ilusionante empadronado en la Avenida de la Palmera, con nuevo director deportivo y entrenador, experimentando en cuestión de meses una clara progresión descendente que ha traído nubarrones a Heliópolis en la jornada 2. Los medios, como viene siendo habitual, han apuntado a Torrecilla y Poyet con los mismos argumentos que la pasada campaña, algo que no le ha gustado al presidente verdiblanco. El Real Betis convive a diario con descalificaciones y faltas de respeto en forma de preguntas en rueda de prensa, artículos, tuits y portadas de diarios, permitidos desde tiempos inmemoriales.
La respuesta no debe ser un palo a los medios en la presentación de un jugador, sino de una forma más seria y desde el departamento de comunicación del club, conformado por personas que conocen de sobra a los distintos periodistas distribuidos en los medios deportivos de la ciudad. No se trata de vetar, sino de hacer que se respete una institución centenaria. Eso también es un hecho, igual de importante que un gol de tres puntos en un partido. Un club que no se hace respetar y cierra puertas a medios tan profesionales como los tradicionales -con la única diferencia de que no cobran por ello- es un club que tiene lo que se merece. Aunque le duela al aficionado, que es el que al final sufre todo.
Por eso, en lugar de tantos ejercicios de bienqueda delante de un micrófono, mejor solucionar un problema que lleva enquistado en el Villamarín demasiado tiempo. Y con solucionarlo me refiero a conseguirlo en un ámbito privado y sin que nadie se entere, no delante de un micrófono o cámara, esa a la que se sonreía en las victorias. Ganarse el respeto de los medios deportivos de la ciudad no implica rendir pleitesía a las trece barras ni llenar las redacciones de adoradores del verde y el blanco, sino conseguir que cuando se hable del Real Betis Balompié se haga con respeto, objetividad y realizando una crítica constructiva. Ese sería un regalo maravilloso para una afición harta del menosprecio. Si el club no se respeta a sí mismo, ¿cómo va a ser respetado por los medios? Vayan paso a paso a por ese hecho, para muchos -muchísimos- es tan importante como el nuevo Gol Sur.
Adrián B.P
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