no hay originalidad ninguna, nos podemos reir de lo torpes que son, de lo tristes y repetidos en los argumentos y lo monolíticos a la hora de defenderlos... pero qué poco originales, poquísimo.
Ofú, qué pena que un ****** se dedique a dar lecciones de beticismo a gentes que pueden ser su abuelo o su padre... qué pena.
Comentario