Dejando a un lado el cuatro a cero del derbi liguero en Nervión, ninguna de las goleadas encajadas en la sonrojante temporada pasada dolió tanto como la de hoy en Ponferrada. Hasta ahora, El Toralín estaba asociado a la sospechosa actuación del árbitro canario Hernández Hernández cuando dejó sin victoria al Betis en 2011. Hoy también le metieron la mano en la cartera pero ni siquiera el error del asistente que señaló fuera de juego de Jorge Molina sirve de excusa.
El problema no es perder sino las formas. La frase, repetida mil veces la pasada temporada, duele muchos más cuando se pronuncia en Segunda división. Los béticos de todas las generaciones ya tienen una muesca más que hacer en la historia negativa de su equipo. Pocos olvidarán lo de hoy y el problema es que da la sensación que cualquier equipo medio apañado con un Yuri y un par de Pablos Infantes le puede formar otro lío al Betis.
Ni siquiera con un Rubén Castro enchufado hay garantías de victoria. El nivel defensivo es tal que si la cosa sigue por este camino el Betis va a necesitar cuatro goles por partido para ganar cada domingo. Tampoco vale que el equipo se descomponga a las primeras de cambio. Si a los jugadores les falta algo de concentración y carácter debe aparecer la figura de un entrenador para mejorar la situación. Dice Velázquez que ahora aparecen los “análisis oportunistas”. No pretenderá el entrenador del Betis que después de lo de Ponferrada la gente asuma el resultado como si nada hubiera ocurrido. Las dos primeras victorias taparon ciertos detalles negativos que ayer al mediodía estallaron de golpe en la cara de todos los béticos.
Mal el portero, que definitivamente parece desquiciado. La Copa del Rey le ofrece a Velázquez una oportunidad magnífica para probar con Dani Giménez. Ponferrada dejó también señalados a un puñado de jugadores. Lento Casado, que estuvo horroso en la jugada del segundo gol en la que ni siquiera se tiró con alma para comerse el poste y evitar el tanto. Mal colocado Perquis y desdibujado Lolo Reyes. Por si fuera poco, la mayoría de jugadores no estuvieron acertados ni en la elección de los tacos de las botas. Después de lo de Ponferrada habrá equipos de la Segunda división que dejen de ver como algo imposible poder meterle mano al Betis. Pablo Infante y Yuri les han enseñado el camino. El bofetón ha sido tremendo y los planes de futuro no parecen ser muy alentadores. Sin central que llevarse a la boca, la solución pasa por lo que muchos pensaban hace semanas. Retrasar a Ndiaye y encomendarse a la gente del ataque. Desde el palco de autoridades ya ha sonado el primer aviso para Velázquez.
Consecuencias del meneo en Ponferrada - Al final de la Palmera
El problema no es perder sino las formas. La frase, repetida mil veces la pasada temporada, duele muchos más cuando se pronuncia en Segunda división. Los béticos de todas las generaciones ya tienen una muesca más que hacer en la historia negativa de su equipo. Pocos olvidarán lo de hoy y el problema es que da la sensación que cualquier equipo medio apañado con un Yuri y un par de Pablos Infantes le puede formar otro lío al Betis.
Ni siquiera con un Rubén Castro enchufado hay garantías de victoria. El nivel defensivo es tal que si la cosa sigue por este camino el Betis va a necesitar cuatro goles por partido para ganar cada domingo. Tampoco vale que el equipo se descomponga a las primeras de cambio. Si a los jugadores les falta algo de concentración y carácter debe aparecer la figura de un entrenador para mejorar la situación. Dice Velázquez que ahora aparecen los “análisis oportunistas”. No pretenderá el entrenador del Betis que después de lo de Ponferrada la gente asuma el resultado como si nada hubiera ocurrido. Las dos primeras victorias taparon ciertos detalles negativos que ayer al mediodía estallaron de golpe en la cara de todos los béticos.
Mal el portero, que definitivamente parece desquiciado. La Copa del Rey le ofrece a Velázquez una oportunidad magnífica para probar con Dani Giménez. Ponferrada dejó también señalados a un puñado de jugadores. Lento Casado, que estuvo horroso en la jugada del segundo gol en la que ni siquiera se tiró con alma para comerse el poste y evitar el tanto. Mal colocado Perquis y desdibujado Lolo Reyes. Por si fuera poco, la mayoría de jugadores no estuvieron acertados ni en la elección de los tacos de las botas. Después de lo de Ponferrada habrá equipos de la Segunda división que dejen de ver como algo imposible poder meterle mano al Betis. Pablo Infante y Yuri les han enseñado el camino. El bofetón ha sido tremendo y los planes de futuro no parecen ser muy alentadores. Sin central que llevarse a la boca, la solución pasa por lo que muchos pensaban hace semanas. Retrasar a Ndiaye y encomendarse a la gente del ataque. Desde el palco de autoridades ya ha sonado el primer aviso para Velázquez.
Consecuencias del meneo en Ponferrada - Al final de la Palmera
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