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Nervios injustificados. (Tomás Furest)

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  • Nervios injustificados. (Tomás Furest)

    Los nervios se han desatado en todos los estamentos del Real Betis, de manera peligrosa y preocupante, sin que en realidad haya motivos para ello. Se desbordaron en la Junta General de Accionistas celebrada el pasado jueves, pero en realidad están a flor de piel desde el inicio de una temporada que tendría que ser tremendamente ilusionante en lo deportivo tras la vuelta del equipo a Europa pero que se ha torcido en la Liga desde el principio y puede acabar en desastre si no se serenan los ánimos dentro y fuera del club.

    Sabido es que en el fútbol manda el balón. Si los béticos se echaron masivamente a la calle el 15 de junio de 2009 para pedir la marcha de Lopera fue porque el equipo había bajado a Segunda, no porque algunos lleváramos años denunciando lo que estaba ocurriendo. Cuando un equipo gana todo vale, aunque se hagan barbaridades como las que cometieron Lopera y sus acólitos durante casi veinte años. Tras el 15 J los béticos tomaron por fin conciencia de que el club de sus amores estaba en serio peligro de desaparición y aparcaron sus diferencias para luchar, todos juntos, contra quienes lo habían puesto al borde del abismo.

    Desgraciadamente, la unidad parece que empieza a resquebrajarse, tal vez porque los éxitos deportivos han hecho que algunos se olviden de que la guerra contra Lopera y todos los que llevaron al Betis a la ruina todavía no se ha ganado. Los culpables siguen al acecho y se frotan las manos cuando ven que comienzan a dividirse quienes los pusieron de patitas en la calle y los llevaron a los tribunales para que paguen por lo que hicieron. Manolo Castaño, uno de los grandes responsables de todo lo malo que le pasó al club heliopolitano con Lopera y Oliver, se permitió el lujo de criticar el jueves con dureza al actual consejo de administración, que en sólo tres años ha llevado al equipo de Segunda a Europa y está poniendo los cimientos para que el día que el Betis vuelva a ser de los béticos se encuentre saneado y con opciones de ocupar el puesto que le corresponde en el fútbol español.

    Castaño no está legitimado, por muchas acciones que tenga, para criticar a los actuales dirigentes, pero José Antonio Bosch, Miguel Guillén y los consejeros sí tienen que aceptar las críticas, por muy duras que sean, cuando procedan de personas y grupos que llevan muchos años luchando para expulsar a los dirigentes presuntamente *********. Las críticas, cuando sean injustas, y en ocasiones, a mi juicio, lo son, hay que rebatirlas con argumentos, pero sin perder los nervios porque de lo contrario, como ocurrió el jueves, sólo se genera más crispación. Creo que la inmensa mayoría valora muy positivamente el trabajo que está realizando el actual consejo de administración con pocos medios y condicionado por la intervención judicial y el convenio con los acreedores, pero de ahí a que no se les pueda decir nada a los consejeros hay un abismo. Nadie es infalible. En las distintas plataformas de oposición a Lopera y fuera de ellas hay gente muy válida a la que Bosch debería escuchar al menos para limar asperezas y corregir, en la medida de lo posible, los errores que se han cometido, mínimos dentro de una gran gestión pero que pueden agravarse si no se atajan a tiempo.

    Quienes critican legítimamente a Bosch también deberían medir un poco mejor sus palabras para evitar tensiones innecesarias porque en estos momentos para el Betis sería muy malo que la jueza se viera obligada a cambiar al administrador judicial o, lo que sería mucho peor, a levantar las medidas cautelares, lo que conllevaría la vuelta de Lopera u Oliver, echando por tierra todo el trabajo realizado por la oposición y el consejo de administración en los últimos años.

    Los distintos procesos judiciales que hay abiertos están en la última fase de su instrucción. Todo hace pensar que Lopera, Oliver y cuantos presuntamente colaboraron en el saqueo del Betis van a ser procesados, pero se equivocan quienes piensen que ya están condenados. La batalla final va a ser muy dura y para ganarla los béticos han de seguir unidos porque de la unión, como se vio el 15 J, nace la fuerza. Equivocarse de enemigo en estos momentos sería muy peligroso.

    La desunión tampoco ayuda al equipo, que tiene que empezar a ganar partidos para salir de la cola. Que esta semana se haya hablado más de los problemas sociales que del partido este domingo en el Sánchez Pizjuán no es bueno para el Betis. Creo que hay plantilla suficiente para hacer una buena campaña, pero para ello Pepe Mel y los jugadores también deben serenarse y unirse como en campañas anteriores. Seguro que si la pelotita entra todo el mundo se tranquilizará y las aguas volverán al cauce del que jamás debieron salirse.

    Nervios injustificados

  • #2
    Re: Nervios injustificados. (Tomás Furest)

    Si Tomás...si.

    Ya vistes lo que pasó el domingo fiera.

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