Lamentable artículo pseudoperiodístito publicado hoy por Javier Mérida en Diario de Sevilla:
Ganarán los hombres
Los futbolistas del Betis, obligados ante su gente como si se jugaran la permanencia igual que el Zaragoza tras el ridículo de Mallorca Mel apostará por el tridente en ataque de inicio
El Betis ha hecho todo lo que estaba en su mano. Incluso esos teóricos que rigen sus destinos, esos cúrsiles a la violeta incapaces de discernir la abismal diferencia entre un club de fútbol y una empresa moderna al uso, han sido en este caso capaces de poner en mano de un reducido grupo de profesionales un abanico de medios posibles para que la tarea que desea media Sevilla y parte de su amplísimo entorno sea factible.
Hoy es el día de los futbolistas. De los once o los catorce que aprieten sus carnes con la elástica de Unamuno, de Esnaola, de Gordillo o de Joaquín. De ésos que osaron dejar una mácula en la misma hace seis días en una isla del Mediterráneo. La afición del Betis, la gente que lleva años soportando ignominias y todo tipo de burlas y afrentas, no se merece eso, sino todo lo bueno que este grupo de profesionales le ha permitido disfrutar en los casi tres años que habitan el vestuario comandado por Mel.
Es el técnico madrileño una especie de Pepito Grillo para sus huestes. Se erige habitualmente en la conciencia de un grupo sano al que sabe regañar en privado y disculpar ante sus fieles para que el beticismo los disfrute. Si con la pluma demuestra su gusto y su eficacia, con la oratoria no se queda atrás este nuevo mesías verdiblanco obligado a apretar los puños y morderse la lengua cuando observa que el alumnado olvida su catecismo. Son ya mil días con un mandamiento por encima de cualquier otro, tan sencillo como que para ganar no hay premisa más indispensable que saltar al césped con las mismas ganas que el rival, dándolo todo desde el tañido inicial, sin reservas, con ansias, con coraje, con ganas... Justo a lo que hoy se supone que apelará en el otro rincón un bético de niño que abrazara luego la fe sevillista y que atiende por Manolo Jiménez. Si nadie duda de que el competente técnico de Arahal sabrá insuflar en su tropa los ánimos suficientes para afrontar una batalla en la que se juega la supervivencia, nadie puede pensar que Mel no hará lo propio con su prole. Es, por tanto, un partido para hombres, desprovisto de muchos condicionantes incluso futbolísticos. Y, por ello, se da casi por seguro que saldrá vencedor el que más ardor ponga en la pelea. Si, como propugna su entrenador, los heliopolitanos son capaces de igualar este aspecto primordial, entonces jugar al amparo de su grada, su mayor calidad, el clima, los hábitos, el aparente sosiego que debe darles su holgada clasificación... Todos esos factores que también suman sí serán entonces decisivos. Si el Zaragoza es capaz de poner un ápice más de ganas sobre el tapete, todo lo anterior no valdrá de nada.
Diríase a este punto que los ingredientes futbolísticos del guiso apenas tendrán que ver en el sabor de la receta, pero no es así. Claro que es importante manejar los tiempos del partido, ubicar bien a los futbolistas, otorgarles los argumentos para que su velocidad, su clase, su fuerza, su remate, su inteligencia... salgan a relucir. Pero sin ganas, como le ocurriese al Betis ante el Mallorca, o sin concentración, como le sucediese al Zaragoza en un ominoso desenlace frente al Athletic, nada es posible.
Quizá por eso Mel haya llegado a la conclusión, al igual que hace dos semanas frente al Celta, de que lo mejor es disponer de toda la pólvora desde el inicio. Si ante los celestes optó por Pabón junto a Rubén Castro, cuando ya mascullaba dejar al colombiano en la reserva, sólo por su prestancia ante el gol, hoy le devolverá la titularidad justamente perdida en Mallorca y encima alineará al recuperado Jorge Molina para que todo el gol de este Betis figuré sobre el tapiz cuando Mateu Lahoz, seguramente mirando el crono para una sincronía con el resto de partidos, dé la orden de inicio.
Es la idea del Betis. Achuchar, aprovechar el temprano arreón al que lo alentará su gente y arrinconar a Jiménez y los suyos para que los nervios y, ojalá, otros marcadores vayan acongojando en favor de los intereses verdiblancos.
No hay muchas distancias entre zaragocistas y béticos. Son, evidentemente, menos de las que hoy marca la tabla. Pero es el compromiso, la idea, el grupo... lo que ha diferenciado tanto a unos y otros a la fecha.
Mel no podrá contar con Chica ni con Mario, a Jiménez le faltará Pinter pero por ello alineará a su mejor centrocampista, José Mari, aunque todo da igual. Las distancias las marcará el hambre y el saber jugar el partido al máximo de concentración. Cuando la Liga llega a estas alturas los errores siempre flotan sobre los aciertos. El Zaragoza ha cometido demasiados y los del Betis son veniales, sobre todo si esta atardecida es capaz de espantarlos. Depende del propio Betis. Cuando pite el árbitro, sólo de once hombres, muchos de los cuales pisarán por última vez este pasto como verdiblancos.
Ganarán los hombres
Yo no soy muy de analizar la trayectoria de quienes escriben en los medios, por eso pregunto si alguien pudiera informarme de qué va el tal Mérida.
Ganarán los hombres
Los futbolistas del Betis, obligados ante su gente como si se jugaran la permanencia igual que el Zaragoza tras el ridículo de Mallorca Mel apostará por el tridente en ataque de inicio
El Betis ha hecho todo lo que estaba en su mano. Incluso esos teóricos que rigen sus destinos, esos cúrsiles a la violeta incapaces de discernir la abismal diferencia entre un club de fútbol y una empresa moderna al uso, han sido en este caso capaces de poner en mano de un reducido grupo de profesionales un abanico de medios posibles para que la tarea que desea media Sevilla y parte de su amplísimo entorno sea factible.
Hoy es el día de los futbolistas. De los once o los catorce que aprieten sus carnes con la elástica de Unamuno, de Esnaola, de Gordillo o de Joaquín. De ésos que osaron dejar una mácula en la misma hace seis días en una isla del Mediterráneo. La afición del Betis, la gente que lleva años soportando ignominias y todo tipo de burlas y afrentas, no se merece eso, sino todo lo bueno que este grupo de profesionales le ha permitido disfrutar en los casi tres años que habitan el vestuario comandado por Mel.
Es el técnico madrileño una especie de Pepito Grillo para sus huestes. Se erige habitualmente en la conciencia de un grupo sano al que sabe regañar en privado y disculpar ante sus fieles para que el beticismo los disfrute. Si con la pluma demuestra su gusto y su eficacia, con la oratoria no se queda atrás este nuevo mesías verdiblanco obligado a apretar los puños y morderse la lengua cuando observa que el alumnado olvida su catecismo. Son ya mil días con un mandamiento por encima de cualquier otro, tan sencillo como que para ganar no hay premisa más indispensable que saltar al césped con las mismas ganas que el rival, dándolo todo desde el tañido inicial, sin reservas, con ansias, con coraje, con ganas... Justo a lo que hoy se supone que apelará en el otro rincón un bético de niño que abrazara luego la fe sevillista y que atiende por Manolo Jiménez. Si nadie duda de que el competente técnico de Arahal sabrá insuflar en su tropa los ánimos suficientes para afrontar una batalla en la que se juega la supervivencia, nadie puede pensar que Mel no hará lo propio con su prole. Es, por tanto, un partido para hombres, desprovisto de muchos condicionantes incluso futbolísticos. Y, por ello, se da casi por seguro que saldrá vencedor el que más ardor ponga en la pelea. Si, como propugna su entrenador, los heliopolitanos son capaces de igualar este aspecto primordial, entonces jugar al amparo de su grada, su mayor calidad, el clima, los hábitos, el aparente sosiego que debe darles su holgada clasificación... Todos esos factores que también suman sí serán entonces decisivos. Si el Zaragoza es capaz de poner un ápice más de ganas sobre el tapete, todo lo anterior no valdrá de nada.
Diríase a este punto que los ingredientes futbolísticos del guiso apenas tendrán que ver en el sabor de la receta, pero no es así. Claro que es importante manejar los tiempos del partido, ubicar bien a los futbolistas, otorgarles los argumentos para que su velocidad, su clase, su fuerza, su remate, su inteligencia... salgan a relucir. Pero sin ganas, como le ocurriese al Betis ante el Mallorca, o sin concentración, como le sucediese al Zaragoza en un ominoso desenlace frente al Athletic, nada es posible.
Quizá por eso Mel haya llegado a la conclusión, al igual que hace dos semanas frente al Celta, de que lo mejor es disponer de toda la pólvora desde el inicio. Si ante los celestes optó por Pabón junto a Rubén Castro, cuando ya mascullaba dejar al colombiano en la reserva, sólo por su prestancia ante el gol, hoy le devolverá la titularidad justamente perdida en Mallorca y encima alineará al recuperado Jorge Molina para que todo el gol de este Betis figuré sobre el tapiz cuando Mateu Lahoz, seguramente mirando el crono para una sincronía con el resto de partidos, dé la orden de inicio.
Es la idea del Betis. Achuchar, aprovechar el temprano arreón al que lo alentará su gente y arrinconar a Jiménez y los suyos para que los nervios y, ojalá, otros marcadores vayan acongojando en favor de los intereses verdiblancos.
No hay muchas distancias entre zaragocistas y béticos. Son, evidentemente, menos de las que hoy marca la tabla. Pero es el compromiso, la idea, el grupo... lo que ha diferenciado tanto a unos y otros a la fecha.
Mel no podrá contar con Chica ni con Mario, a Jiménez le faltará Pinter pero por ello alineará a su mejor centrocampista, José Mari, aunque todo da igual. Las distancias las marcará el hambre y el saber jugar el partido al máximo de concentración. Cuando la Liga llega a estas alturas los errores siempre flotan sobre los aciertos. El Zaragoza ha cometido demasiados y los del Betis son veniales, sobre todo si esta atardecida es capaz de espantarlos. Depende del propio Betis. Cuando pite el árbitro, sólo de once hombres, muchos de los cuales pisarán por última vez este pasto como verdiblancos.
Ganarán los hombres
Yo no soy muy de analizar la trayectoria de quienes escriben en los medios, por eso pregunto si alguien pudiera informarme de qué va el tal Mérida.
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