Re: NUEVA SECCION: "El día despues"... según Betisweb
El peligro de cambiar de actitud
Un punto más y una nueva confirmación de que Adrián es un meta de garantías. Esa fueron las dos mejores noticias en verdiblanco que deparó el choque ante el Athletic de Bilbao, donde el Betis fue de más a menos, no supo ‘matar’ el partido cuando debió y acabó pidiendo la hora. De nuevo, se escapó la posibilidad de sumar tres triunfos consecutivos en Liga y, lo que es más, una oportunidad de oro para poner tierra de por medio en un cuarto puesto desde el que la ambición crece en la grada amenazando tímidamente la tranquilidad que se respira este año por La Palmera.
Y es que, una vez más, se ve que es muy fácil acostumbrarse a lo bueno y, lo que es más grave aún, perder la perspectiva de las cosas. Eso al menos es lo que se desprende de la actitud de un sector de la afición, que pese a ver a al equipo muy por encima del objetivo inicial y con serias opciones de volver a Europa por la puerta grande no dudan en criticar abiertamente y con demasiada vehemencia los errores que ven sobre el césped. Se ve que la memoria es frágil y ya no se acuerdan de que hace apenas dos años se competía en Segunda y que, pese a todo, la entidad está creciendo a pasos agigantados y reclamando el puesto que por derecho propio le pertenece en las alturas.
Cierto es que frente al Athletic la escuadra de las trece barras no estuvo bien y que acabó absolutamente desfondada. Pero tampoco lo es menos que el rendimiento que está ofreciendo desde que la competición comenzó también debe pasar factura a un grupo en el que las lesiones están mermando, y de qué manera, el número de efectivos. Es más, se empató un partido que hace bien poco se hubiese perdido, lo que deja bien claro cómo ha ido mejorando el equipo, al que la propia inercia positiva le lleva a obtener resultados positivos más allá de sus méritos.
Por eso, resulta inconcebible que, aunque sea de manera tímida, comiencen a aparecer los primeros pitos y quejas por parte de la hinchada. Sobre todo, porque uno de los secretos del éxito que se ha venido cosechando hasta el momento ha sido que todo el mundo, grada y vestuario, ha arrimado el hombro para tirar hacia adelante, desafiando a cualquier atisbo de vértigo, sin mayor exigencia que la de ir caminando con paso firme y que cuando el árbitro pitase el final cada jornada a nadie se le pudiese decir que no lo había dado todo. Si ha funcionado hasta ahora, ¿para qué cambiar de actitud?
Así comenzaron hace años en Mestalla, cuando los ches estaban en Champions, y acabaron cruzando los dedos para evitar un descalabro y dar con sus huesos en Segunda. Ahora, hay margen suficiente como para que esto no ocurra, pero es necesario que Heliópolis se preocupe de sumar siempre, no de volver a dividir sacando a relucir a ese técnico que todo el mundo tiene en su interior pero que en pocos casos resulta tan acertado como muchos creemos o nos gustaría......
J. Julián Fernández
El peligro de cambiar de actitud
Un punto más y una nueva confirmación de que Adrián es un meta de garantías. Esa fueron las dos mejores noticias en verdiblanco que deparó el choque ante el Athletic de Bilbao, donde el Betis fue de más a menos, no supo ‘matar’ el partido cuando debió y acabó pidiendo la hora. De nuevo, se escapó la posibilidad de sumar tres triunfos consecutivos en Liga y, lo que es más, una oportunidad de oro para poner tierra de por medio en un cuarto puesto desde el que la ambición crece en la grada amenazando tímidamente la tranquilidad que se respira este año por La Palmera.
Y es que, una vez más, se ve que es muy fácil acostumbrarse a lo bueno y, lo que es más grave aún, perder la perspectiva de las cosas. Eso al menos es lo que se desprende de la actitud de un sector de la afición, que pese a ver a al equipo muy por encima del objetivo inicial y con serias opciones de volver a Europa por la puerta grande no dudan en criticar abiertamente y con demasiada vehemencia los errores que ven sobre el césped. Se ve que la memoria es frágil y ya no se acuerdan de que hace apenas dos años se competía en Segunda y que, pese a todo, la entidad está creciendo a pasos agigantados y reclamando el puesto que por derecho propio le pertenece en las alturas.
Cierto es que frente al Athletic la escuadra de las trece barras no estuvo bien y que acabó absolutamente desfondada. Pero tampoco lo es menos que el rendimiento que está ofreciendo desde que la competición comenzó también debe pasar factura a un grupo en el que las lesiones están mermando, y de qué manera, el número de efectivos. Es más, se empató un partido que hace bien poco se hubiese perdido, lo que deja bien claro cómo ha ido mejorando el equipo, al que la propia inercia positiva le lleva a obtener resultados positivos más allá de sus méritos.
Por eso, resulta inconcebible que, aunque sea de manera tímida, comiencen a aparecer los primeros pitos y quejas por parte de la hinchada. Sobre todo, porque uno de los secretos del éxito que se ha venido cosechando hasta el momento ha sido que todo el mundo, grada y vestuario, ha arrimado el hombro para tirar hacia adelante, desafiando a cualquier atisbo de vértigo, sin mayor exigencia que la de ir caminando con paso firme y que cuando el árbitro pitase el final cada jornada a nadie se le pudiese decir que no lo había dado todo. Si ha funcionado hasta ahora, ¿para qué cambiar de actitud?
Así comenzaron hace años en Mestalla, cuando los ches estaban en Champions, y acabaron cruzando los dedos para evitar un descalabro y dar con sus huesos en Segunda. Ahora, hay margen suficiente como para que esto no ocurra, pero es necesario que Heliópolis se preocupe de sumar siempre, no de volver a dividir sacando a relucir a ese técnico que todo el mundo tiene en su interior pero que en pocos casos resulta tan acertado como muchos creemos o nos gustaría......
J. Julián Fernández
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