10 de Febrero de 2016
Esta es la historia de un misionero del balón. De un truhán carismático y un profesional gigantesco. De alguien que nunca creyó en los imposibles. De un jugador y entrenador adelantado a su tiempo que ya defendía que era fundamental la velocidad en tiempos en los que el fútbol aún estaba en pañales. Es la historia de un valiente sobre el verde y por el verde… y de un cobarde para una familia que le adoró y le adora en el recuerdo.
Patrick Joseph O´Connell nace en Westmeath el 8 de marzo de 1887, pero su familia se muda pronto a la Mabel Street de Drumcondra, en el corazón de Dublín norte. Con apenas catorce años consigue un trabajo de molinero en la Ringsend Road y su día se divide entre las horas que pasa sudando por trabajar y las que pasa golpeando un trozo de cuero. Le gusta jugar de lo que sería un sweeper, barriendo todo rival que se acerque a su portería y dando ánimos desde atrás al resto de sus compañeros. Era, cuentan, el alma de cada partido.
Su primer equipo fue el Liffey Wanderers. Un club de estibadores y marineros que se pasaban el día ejercitando sus callosas manos entre brea, madera y cabos. No concebían el fútbol como algo ligero. Sus partidos eran, de hecho, duros y violentos, así que Paddy aprendió y disfrutó con ese juego tan primario. Aún hoy, en Dublín unos cuantos jubilados se reúnen a tomar pintas y cantar un estribillo que resumía el espíritu de aquel club: “No nos importa si ganamos, empatamos o perdemos / por todo lo que nos preocupamos / es que va a haber un partido / y el buen viejo del Liffey estará allí”.
(Continúa en: )
La leyenda de Don Patricio | ctxt.es
P.D: Ruego a los moderadores reubiquen el post si este no es el lugar adecuado.
Esta es la historia de un misionero del balón. De un truhán carismático y un profesional gigantesco. De alguien que nunca creyó en los imposibles. De un jugador y entrenador adelantado a su tiempo que ya defendía que era fundamental la velocidad en tiempos en los que el fútbol aún estaba en pañales. Es la historia de un valiente sobre el verde y por el verde… y de un cobarde para una familia que le adoró y le adora en el recuerdo.
Patrick Joseph O´Connell nace en Westmeath el 8 de marzo de 1887, pero su familia se muda pronto a la Mabel Street de Drumcondra, en el corazón de Dublín norte. Con apenas catorce años consigue un trabajo de molinero en la Ringsend Road y su día se divide entre las horas que pasa sudando por trabajar y las que pasa golpeando un trozo de cuero. Le gusta jugar de lo que sería un sweeper, barriendo todo rival que se acerque a su portería y dando ánimos desde atrás al resto de sus compañeros. Era, cuentan, el alma de cada partido.
Su primer equipo fue el Liffey Wanderers. Un club de estibadores y marineros que se pasaban el día ejercitando sus callosas manos entre brea, madera y cabos. No concebían el fútbol como algo ligero. Sus partidos eran, de hecho, duros y violentos, así que Paddy aprendió y disfrutó con ese juego tan primario. Aún hoy, en Dublín unos cuantos jubilados se reúnen a tomar pintas y cantar un estribillo que resumía el espíritu de aquel club: “No nos importa si ganamos, empatamos o perdemos / por todo lo que nos preocupamos / es que va a haber un partido / y el buen viejo del Liffey estará allí”.
(Continúa en: )
La leyenda de Don Patricio | ctxt.es
P.D: Ruego a los moderadores reubiquen el post si este no es el lugar adecuado.