Emre Can, 17 años, (12 de Enero de 1994, Frankfurt, Alemania), es la enésima joven perla de la factoría alemana, tan exitosa como inagotable. Ha sido una de las piezas claves de la selección sub-17 alemana en el Europeo de Serbia donde Alemania quedó subcampeona, y ahora también se está erigiendo como una de las estrellas del combinado teutón en el mundial de la categoría que se está disputando en México, el conjunto que más me ha gustado en lo que va de torneo. Pertenece al Bayern de Munich.

Emre Can es un completo mediocentro, de esos que en Inglaterra se denominan “box to box”, término tan de moda en la actualidad y que también se puede definir como un centrocampista total, capacitado tanto para defender como para atacar y con gran presencia en las dos áreas. Pese a que por edad aún debe seguir formándose físicamente, ya posee una notable corpulencia, es alto, fuerte y potente. Realiza un despliegue físico brutal durante todo el encuentro, ayudando en labores de contención, llevando a cabo un importante trabajo tanto en la presión al rival como en la recuperación. Está dotado de una muy buena calidad técnica, lo que le favorece para dar una gran salida de balón al juego desde atrás, siendo muy común verle agarrar la pelota y sacarla conducida, ya que tiene una arrancada muy poderosa, un gran regate en espacios reducidos y sabe utilizar su cuerpo a la perfección para proteger el balón, lo que hace que sea realmente difícil arrebatárselo. Posee una enorme facilidad para incorporarse al ataque, ya sea portando el mismo el balón como hemos comentado antes o acompañando la jugada.

Ahí va su artículo El triunfo del fútbol elegante: Emre Can