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Aitor Martínez y la gran evolución del juvenil: «Esto es un camión que no para»

Lleva por la avenida de Italia el tono de quien no ha culminado su trabajo. Afable, dinámico y comprometido. Su cometido desde que llegó al Betis hace tres primaveras ha sido siempre el mismo: creer en el fútbol que aprendió y jugó en La Masía, no ponerse límites y llevar al equipo a lo más alto en cuanto puliese sus conocimientos. Pues ya lo ha conseguido. Aitor Martínez (Terrasa, 1985) es el gran nombre propio que ha llevado a la ilusionante camada del División de Honor juvenil a proclamarse campeona del Grupo IV con unos datos históricos y a soñar con la Copa de Campeones, cuyo estreno será este domingo ante el Deportivo de La Coruña. Y ya sabemos lo que pasa este año cuando a un bético se la cruza una copa en su camino.

Quedar campeón y que todavía quede aún algo más por lo que luchar. ¿Hasta qué punto es un espejo el primer equipo para el juvenil?

Hemos acabado la competición, que hasta última hora ha estado muy apretado todo, porque el Granada nos recortó esa ventaja, y todavía nos queda la Copa de Campeones, que es cierto que es a un partido, así que lo afrontaremos de la mejor manera en Las Rozas.

Los datos del Betis División de Honor avalan una trayectoria inmaculada: 111 puntos, 35 triunfos en 42 partidos. 113 goles a favor, 17 encajados. ¿Cuántas lecciones?

Ha sido una temporada muy larga: 42 jornadas con jornadas intersemanales. Por suerte hemos tenido la Copa del Rey, con viajes entre semana, llegando hasta la Final Four, donde caímos con el Real Madrid en Lugo. Lo que nos interesa es la formación de los chavales. Que vayan avanzando y progresando para que el primer equipo tire de ellos cuando lo necesite. ¿A partir de ahí? Valoramos muchísimo la liga tanto mi cuerpo técnico como yo, porque los competidores han estado ahí hasta el final.

¿Cuánto talento, con nombres y apellidos, se va cocinando a fuego lento en ese primer equipo juvenil?

Son tres generaciones: 2005, 2004 y 2003. En las tres hay cosas muy interesantes. Chicos con mucho talento que han mejorado mucho de un año a otro. Han vivido experiencias que son brutales para su mejora. Jugar en el Anxo Carro contra el Real Madrid, o partidos únicos como el del Atlético de Madrid. Ojalá todos los partidos fuesen de esa dificultad, porque es donde los jugadores crecen.

¿Cómo se sabe cuándo es el momento idóneo para que den un salto de un equipo a otro?

En mi opinión, hay que ir poniéndolos, para saber si están realmente preparados para las nuevas situaciones. Si no, es muy difícil aventurarse. Hay que ser valientes. En el club se va en la misma línea: Pellegrini tiene la suya, pero si ha tenido que tirar de gente del filial por posición, lo ha hecho. Es fundamental que lo veamos los que trabajamos abajo.
Y que no sea flor de un día. Porque haga falta. Si no porque la apuesta es real.
Lo más importante es que se vayan asentando. Debutan, debutan, se quedan ahí... No hay que ir a lo loco, subiendo, subiendo. Sube el que se lo merece. El que se lo gana. Y luego hay que darle continuidad.

¿Haber perdido con el Real Madrid en la Copa del Rey motiva a su vestuario a hacer un buen papel en la Copa de Campeones?

A nivel formativo y de experiencia, sacamos las cosas menos positivas, pero hacemos un balance positivo de la situación. Lo que es llegar a unas semifinales de Copa como invictos, y en un partido que no es tu mejor día, y tu rival está acertado... no creo que fuera un partido para un 5-0 ni mucho menos. Pero les hicimos ver que esa es la realidad. Lo no normal era lo que habían hecho hasta el momento.

Llegó al Betis para llevar campeón al Cadete B en la 2019-20, quedó 4º con el División de Honor el curso siguiente y ahora lo ha llevado a lo más alto.

Es mi tercer año en el club. Antes había trabajado en el Málaga durante seis años. Coincidí con Miguel Calzado allí, y las circunstancias de la vida me llevaron hasta Sevilla... y al Betis. Es muy bonito que en una ciudad te digan que o eres del Betis, o del eterno rival. En Málaga, o son del Real Madrid, o del Barcelona, o del Málaga.

¿Cómo le explicaría el Betis a alguien que acaba de llegar?

Para mí es un club especial. Todo el mundo lo dice cuando lleva un tiempo aquí. Cuando hemos ido a jugar eliminatorias de Copa del Rey, hemos tenido peñas de béticos por toda España. Y luego el Betis es familiar, cercano. Yo soy catalán y me he sentido un bético más desde el primer día.

¿De qué entrenadores ha bebido para formarse como entrenador?

Estuve seis años en La Masía, por lo que tengo interiorizado el modelo de juego que siempre ha estado instaurado allí. Lo siento como tal. He evolucionado como entrenador, pero he tenido buenos entrenadores y de todos he sacado algo positivo. También de qué no haría. Como cadete en el Barcelona, tuve de entrenador a Pep Alomar. Porque del Espanyol me ficha Lorenzo Serra Ferrer.

El Betis llegó a su vida antes de que usted llegase a la vida del Betis.

Cuando salgo del Málaga, Lorenzo estaba en el Betis y mi madre me dijo que lo llamase, que me tenía un cariño especial. Al firmarme del Espanyol me hizo un contrato diferente a lo que hacían allí, con contratos estándar. Él apostó por mí, pero cuando Lorenzo salió del Barcelona, los que éramos de la cuerda de Lorenzo tuvimos que acabar saliendo. Le estoy muy agradecido.

La temporada de los equipos de cantera, a nivel general, ha sido excepcional. Pero sí es cierto que hay un borrón grande con el Betis Deportivo.

Lo que ha fallado en concreto no lo sabe nadie en el club. Nadie tiene la verdad ni mucho menos absoluta. Creo que la categoría es muy muy dura. He visto todos los partidos del filial. Hay un nivel muy alto a nivel de entrenadores, jugadores y estructura, con clubes con presupuestos muy altos. A veces hay dinámicas en las que cuesta revertir la situación. Muchos clubes les ha pillado de sorpresa el nivel de la categoría.

Si el Betis le pidiera el día de mañana que usted tomase las riendas del filial, ¿usted qué diría?

Ahora mismo estoy muy centrado y motivado en acabar estas dos semanas, que ojalá sean dos y no una de competición, y ya nos sentaremos y hablaremos y veremos la idea del club. Creo que habrá tiempo para eso. Le tengo mucho respeto al entrenador, Pablo del Pino, igual que se lo tenía a Manel Ruano. Ahora mismo ni me lo planteo.

¿Qué consejo le daría el Aitor Martínez de ahora al que llegó al Betis hace tres temporadas?

A nivel profesional, que uno nunca puede estar quieto. Cuando era jugador tenía inquietudes y ya pensaba como entrenador. Siempre le daba vueltas a todo. Tenía ese espíritu de entrenador, de ir un poco más allá. Hay que seguir formándose y hablando con más entrenadores. Porque es una forma de seguir creciendo, de escuchar otras experiencias. Esto no para: es un camión que sigue y no se detiene. No podemos conformarnos con lo conseguido.

Hablando de otro porvenir. Sobre la nueva ciudad deportiva del Betis: ¿Está ahí el futuro como su presente pasó y pasa por la Luis del Sol?

Sí. Por eso el club es especial. Un club que tiene un campo y medio, como digo yo. Un campo de fútbol 11 para toda la cantera y uno de fútbol 7 para todo lo que es el fútbol formativo. Se ha sacado jugadores muy buenos del club. Yo creo que el paso de las instalaciones será para un crecimiento que se verá reflejado en que los chicos seguirán evolucionando más agigantados si cabe. Es una mejora para el futbolista, porque estamos para ellos.

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