Yo, que soy muy sensible al fútbol base, me gusta opinar sobre cuestiones muy diversas y muy cercanas a todo lo que rodea al fútbol base. Aquí dejo una opinión recogida de una web de un equipo modesto pero que afecta a todos, pues las formas de administrar justicia en el fútbol muchas veces van demasiado condicionadas.
Cada día nos encontramos con desafortunadísimas noticias referente a los árbitros, con agresiones, persecusiones, amenazas y un creciente descrédito del arbitraje. Desde la Federación no dudamos que se emprenden iniciativas que son de buena fe pero de escaso calado. Hace poco, en esta misma web, unos padres denunciaban otro hecho violento más y reflejaban en esa carta dirigida a la Federación Sevillana que una de las cuestiones a tener en cuenta es la creación de escuelas de formación para padres, a las que a buen seguro no irán los padres que merezcan esa formación.
Por ello, entre todos, deberíamos tener en cuenta ideas que puedan mejorar la seguridad arbitral.
Hasta ahora, los colegiados son notarios de lo que sucede en el terreno de juego. Pero tambié se enfrentan a cuerpo descubierto en los partidos a la violencia, jugándose en más casos de lo deseado su físico. La propia dinámica arbitral hace que los colegiados no estén muchas veces preparados por la falta de medios y aspirantes y otras veces condicionados ante ambientes hostiles que pueden estallar con la simple lectura del acta entregada. O sea, incluso al término de los partidos.
Una posible solución a esta situación que, en gran medida, perjudica por igual a todas las competiciones, es hacer que los árbitros formalicen las actas al día siguiente de la disputa del partido o no teniéndolo que hacer físicamente en el propio campo donde se disputa el encuentro. Esta copia se puede entregar a la Federación por cualquier vía de las que están al alcance de cualquier usuario (internet, fax, correo o incluso en mano).
Otra alternativa, y que ayudaría a los colegiados, es que las actas las firmen unos responsables arbitrales. Estos responsables, en un número adecuado, acudirían aleatoriamente a cualquier campo para, de forma anónima, dar fe de lo que suceda en el campo. De esta forma, los responsables serán los firmantes de las actas arbitrales y no en el propio encuentro. Así, reforzarán aquellas en las que los árbitros puedan estar más condicionados. Pero la fórmula es que los árbitros hagan su trabajo y posteriormente sean, en un ambiente neutro, más ecuánimes en la redacción del acta. Teniendo, además, la ayuda de estos responsables arbitrales.
El montante económico de estas medidas creemos que no es exagerado, pues se puede conseguir la financiación a través de múltiples vías y que a buen seguro la imaginación de la Federación podría conseguirlo. El resultado podría neutralizar la dureza de algunos campos y una mayor verosimilitud de las actas. Como efecto colateral, se produciría en los árbitros un sentimiento de seguridad mayor y, con ello, un mayor número de aspirantes, al igual que un menor número de abandonos de este órgano, tan importante y tan mal tratado por todos.
Cada día nos encontramos con desafortunadísimas noticias referente a los árbitros, con agresiones, persecusiones, amenazas y un creciente descrédito del arbitraje. Desde la Federación no dudamos que se emprenden iniciativas que son de buena fe pero de escaso calado. Hace poco, en esta misma web, unos padres denunciaban otro hecho violento más y reflejaban en esa carta dirigida a la Federación Sevillana que una de las cuestiones a tener en cuenta es la creación de escuelas de formación para padres, a las que a buen seguro no irán los padres que merezcan esa formación.
Por ello, entre todos, deberíamos tener en cuenta ideas que puedan mejorar la seguridad arbitral.
Hasta ahora, los colegiados son notarios de lo que sucede en el terreno de juego. Pero tambié se enfrentan a cuerpo descubierto en los partidos a la violencia, jugándose en más casos de lo deseado su físico. La propia dinámica arbitral hace que los colegiados no estén muchas veces preparados por la falta de medios y aspirantes y otras veces condicionados ante ambientes hostiles que pueden estallar con la simple lectura del acta entregada. O sea, incluso al término de los partidos.
Una posible solución a esta situación que, en gran medida, perjudica por igual a todas las competiciones, es hacer que los árbitros formalicen las actas al día siguiente de la disputa del partido o no teniéndolo que hacer físicamente en el propio campo donde se disputa el encuentro. Esta copia se puede entregar a la Federación por cualquier vía de las que están al alcance de cualquier usuario (internet, fax, correo o incluso en mano).
Otra alternativa, y que ayudaría a los colegiados, es que las actas las firmen unos responsables arbitrales. Estos responsables, en un número adecuado, acudirían aleatoriamente a cualquier campo para, de forma anónima, dar fe de lo que suceda en el campo. De esta forma, los responsables serán los firmantes de las actas arbitrales y no en el propio encuentro. Así, reforzarán aquellas en las que los árbitros puedan estar más condicionados. Pero la fórmula es que los árbitros hagan su trabajo y posteriormente sean, en un ambiente neutro, más ecuánimes en la redacción del acta. Teniendo, además, la ayuda de estos responsables arbitrales.
El montante económico de estas medidas creemos que no es exagerado, pues se puede conseguir la financiación a través de múltiples vías y que a buen seguro la imaginación de la Federación podría conseguirlo. El resultado podría neutralizar la dureza de algunos campos y una mayor verosimilitud de las actas. Como efecto colateral, se produciría en los árbitros un sentimiento de seguridad mayor y, con ello, un mayor número de aspirantes, al igual que un menor número de abandonos de este órgano, tan importante y tan mal tratado por todos.