Escrito por Mateo González |
Viernes 09 de Agosto de 2013 04:19 |
No ha sido una sorpresa. Se trata de una agradable confirmación. Carlos García progresa a pasos agigantados. Es otro futbolista al del año pasado y está llamando a las puertas del equipo para un futuro cercano. Quizás no para esta campaña, pero sí muy pronto. Los técnicos tienen en mente que salga cedido para fortalecerse. Que gane minutos de calidad, que se haga como futbolista con 30 partidos en categorías superiores. El canterano acepta el reto pero tiene en la cabeza Betis, Betis y Betis. No en vano se ha criado en Heliópolis, donde desde los ocho años lleva manejando la pelota y resistiendo comparaciones con su padre. Porque Carlos es hijo de Julio, aquel central, líbero o mediocentro que a finales de los ochenta e inicios de los noventa vistió la camiseta verde y blanca. Ese espejo le sirve de motivación porque este chico de 19 años quiere llegar lejos en el fútbol y personalidad no le falta. Fútbol, tampoco. Sólo oportunidades y experiencia. Vive un papel complicado porque ha de actuar como mediocentro defensivo. No ha sido su posición, pero puede llegar a serlo. Y trabaja a conciencia para ello. «Antes de la pretemporada estuve fortaleciendo las piernas en un gimnasio para estar más rodado que los compañeros porque ellos quizás no lo necesitaban, pero yo sí. Estoy aquí para dar el máximo», afirma el canterano, que atiende con los ojos muy abiertos a todo lo que le indica Mel. «Me pide que apriete, que no esté pegado atrás con los centrales. Y yo intento cumplirlo. Es una posición difícil porque hay que robar, sacar el balón, dárselo a las bandas o a los de ataque. Si quiero jugar en el Betis en esa posición tengo que ganar en fuerza, en meter la pierna, que es lo que me piden», continúa describiendo Carlos, quien también busca espejos en jugadores que no son malas referencias: «Aprendo mucho mirando a Xabi Alonso o Busquets». Y también de un compañero, del que todos hablan muy bien en esta concentración. «Joan (Verdú) es magnífico. Te da muchas salidas cuando juegas ahí en el medio. Te soluciona problemas. En este equipo todo el mundo se ofrece y eso ayuda una barbaridad. Los jugadores disfrutamos teniendo el balón, no dando voleones y yendo al choque», mantiene el canterano que tomaba como normal que el club buscara a alguien para la posición en la que estaba pugnando con Matilla antes de que llegara Xavi Torres. «Hay que verlo con normalidad. Javi (Matilla) lo está haciendo muy bien. Yo sigo trabajando y quiero demostrarle al míster que tengo un sitio aquí», mantiene el mediocentro, que se pone a disposición para tomar la determinación que considere el club, que plantea su préstamo. «Mi sueño es estar aquí todo el tiempo posible y por eso no me gustaría, pero si tengo que salir para lo que pide el míster en mi refuerzo psicológico y coger partidos, bienvenido sea. Si aquí no tengo los minutos que el míster cree que debo tener para alcanzar ese punto, lo tendré que hacer fuera. No pasa nada. Yo voy a trabajar, y punto». Es el mismo camino que tuvo que hacer su padre. Quien con 21 años se marchó al Recreativo, jugó 34 partidos en Segunda y regresó al Betis para igualar esa cifra, pero en Primera. «Yo no le vi jugar porque era muy pequeño cuando se retiró en el Almería. He visto algún vídeo pero poco más. Me hablan muy bien de él, sobre todo por su mando en la defensa, que hablaba mucho. Eso es lo que me intenta inculcar. Yo llevo en el Betis desde los ocho años y mi sueño es estar aquí siempre. Nadie me ha tratado como el hijo de Julio. No me ha ayudado ni me ha quitado nada. La gente sólo tiene que verme jugar para valorarme», sentencia. |
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