En el Betis ya se han hecho a la idea de que su primer filial va a jugar en Tercera división, categoría a la que ha caído tras su inapelable descenso por deméritos deportivos en una horrible temporada. La opción de que pudiera comprarse una plaza, que planteó el club desde hace tiempo y que aprobó su consejo de administración, se reduce de manera evidente no sólo porque los que bajan están muy atrás en el orden de preferencias sino porque no son tantos los clubes que serán castigados por impagos. De hecho, en el Grupo IV sólo parecen dudosos los casos de Cacereño, Loja y Melilla, aunque la mayoría está en vías de solución. En todo caso, si alguno de los citados clubes descendiera por motivos administrativos antes que el filial bético están los clubes de Tercera de la misma federación autonómica. A nivel nacional, donde el Betis bajaría en su posición para optar a una plaza la mayoría de equipos también están solventando sus deudas a excepción del Salamanca, que ha desaparecido. Hay otras operaciones de algunos clubes que están a punto de concretarse y algunas que tendrán emoción hasta el último momento. Sin embargo, las expectativas optimistas del Betis por el declive económico del fútbol en estas categorías y por los precedentes de otras temporadas, no se han cumplido e incluso los refuerzos ya se orientan hacia un ascenso más que a jugar en Segunda B. De esta manera, lo más probable es que el equipo de Óscar Cano tenga que competir la próxima campaña en Tercera. Hoy, a las 12.00, se conocerá quién se verá afectado deportivamente por los impagos.

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