"No insulta quien quiere, sino quien puede...."
El aserto, uno de los mejores de toda la lengua castellana, viene que ni anillo al dedo en este mediodía de domingo de pasión en Sevilla.
Antonio García Barbeito, pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2010, ha rizado el rizo de la chulería, la prepotencia y la provocación. No contento con decir lo que dijo ("mi catedral es el Sánchez Pizjuán y mi religión el Sevilla FC") siendo el pregonero de toda la ciudad, se ha comprobado hoy que aquello no era ni un farol ni una bravata, sino un órdago en toda regla.
Este sujeto, que a la hora de escribir estas líneas pronuncia el acto oratorio más importante de todo el año en la ciudad, no ha tenido otra ocurrencia que utlizar el mismo para intentar -sin conseguirlo, porque no es nadie- lanzar el mensaje de "sí, ¿y qué pasa?" a todos los que desagradaron aquellas afirmaciones por considerarlas absolutamente improcedentes, incluso compartiendo los mismos colores deportivos que él.
El señor Barbeito está ahora mismo dando el pregón con una corbata que lo dice todo. Ha querido con ella dar a muchas cosas y a mucha gente de esta ciudad una bofetada sin manos. Mucha de esa gente somos nosotros, los béticos. Y a este pregonero no parece haberle importado utilizar el atril del Teatro Maestranza para hacerlo, con lo que demuestra que nada le importa más que él mismo.
Me da igual que la corbata se la haya dado J.M. Del Ndo como se asegura o que la haya comprado, lo que me importa es el detalle en una ciudad donde éste tiene tanta importancia.
Barbeito ha querido hoy ser más que nadie, pero su provocación o intento de insulto no va a ninguna parte, porque no es nadie, en todo caso un pobre Don nadie.
He puesto la televisión y, viendo lo que veía, ha durado puesta diez segundos. Los que he tardado en abrir esta web y comenzar a escrbir lo que está arriba.
Este señor, desde hoy, sólo me provoca odio, rechazo y asco. Por intentar hacer lo que nunca podrá: mofarse de los béticos. Se llama Antonio García Barbeito, no lo olviden.
El aserto, uno de los mejores de toda la lengua castellana, viene que ni anillo al dedo en este mediodía de domingo de pasión en Sevilla.
Antonio García Barbeito, pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2010, ha rizado el rizo de la chulería, la prepotencia y la provocación. No contento con decir lo que dijo ("mi catedral es el Sánchez Pizjuán y mi religión el Sevilla FC") siendo el pregonero de toda la ciudad, se ha comprobado hoy que aquello no era ni un farol ni una bravata, sino un órdago en toda regla.
Este sujeto, que a la hora de escribir estas líneas pronuncia el acto oratorio más importante de todo el año en la ciudad, no ha tenido otra ocurrencia que utlizar el mismo para intentar -sin conseguirlo, porque no es nadie- lanzar el mensaje de "sí, ¿y qué pasa?" a todos los que desagradaron aquellas afirmaciones por considerarlas absolutamente improcedentes, incluso compartiendo los mismos colores deportivos que él.
El señor Barbeito está ahora mismo dando el pregón con una corbata que lo dice todo. Ha querido con ella dar a muchas cosas y a mucha gente de esta ciudad una bofetada sin manos. Mucha de esa gente somos nosotros, los béticos. Y a este pregonero no parece haberle importado utilizar el atril del Teatro Maestranza para hacerlo, con lo que demuestra que nada le importa más que él mismo.
Me da igual que la corbata se la haya dado J.M. Del Ndo como se asegura o que la haya comprado, lo que me importa es el detalle en una ciudad donde éste tiene tanta importancia.
Barbeito ha querido hoy ser más que nadie, pero su provocación o intento de insulto no va a ninguna parte, porque no es nadie, en todo caso un pobre Don nadie.
He puesto la televisión y, viendo lo que veía, ha durado puesta diez segundos. Los que he tardado en abrir esta web y comenzar a escrbir lo que está arriba.
Este señor, desde hoy, sólo me provoca odio, rechazo y asco. Por intentar hacer lo que nunca podrá: mofarse de los béticos. Se llama Antonio García Barbeito, no lo olviden.
Comentario