No es ya la situación deportiva lo que duele, que lo hace y mucho, sino la situación como entidad social, destrozada, escupida, maltratada por voceros de tres al cuarto y chulapas con ansias de protagonismo o un sucio y asqueroso amor al dinero.
El Betis está en la UVI, pero no en la UVI económica (que lo va a estar cuando salgan a la luz las cuentas de verdad), ni en la deportiva (a una derrota de ello), sino en la UVI de lo social. No hay más que mirar dentro de nosotros mismos para darnos cuenta de con qué ánimo acudimos al Betis, de la indolencia media de la afición ante tanto desagravio.
Claro que los béticos han visto a su Betis en peores situaciones, por supuesto, nadie lo niega. Pero, ¿en los últimos 40 años se había alcanzado una situación de putrefacción como ésta? La dignidad del Real Betis Balompié ha sido pisoteada con capítulos sin fin a cada cual más esperpéntico, llevándose por delante el honor de mucha gente injustamente tratada por un individuo que ha hecho del recuerdo de una mano que nos llevaba al fútbol cuando éramos niños, su negocio, su rentable negocio.
Ya está bien. Demostremos que aún somos el Betis, demostremos que no estamos muertos, que nos duele esto, que más allá de un posible descenso, nos duele el que se nos insulte, el que se nos falte al respeto, el que estén matando poco a poco algo que está por encima del fútbol como tal, el Betis como herencia, como institución social, como el recuerdo de amor desmedido de tanta gente querida que ya no está, el Betis como una excusa para hacerle un corte de mangas a los malos momentos, el Betis como ensoñación de épocas pretéritas, el Betis de nuestros mayores, esos abuelos que lo querían sin medida y si estuvieran hoy en nuestra situación clamarían contra ese individuo que tiene la desvergüenza de secuestrar tantas y tantas cosas, ése del busto en el palco y él en casita, ése que lleva el nombre de nuesto estadio, un estadio inaugurado a la voz de "esto es una acto histórico" y ¿diez? años después sigue a medio construir.
¡¡¡Seamos el Betis!!!
El Betis está en la UVI, pero no en la UVI económica (que lo va a estar cuando salgan a la luz las cuentas de verdad), ni en la deportiva (a una derrota de ello), sino en la UVI de lo social. No hay más que mirar dentro de nosotros mismos para darnos cuenta de con qué ánimo acudimos al Betis, de la indolencia media de la afición ante tanto desagravio.
Claro que los béticos han visto a su Betis en peores situaciones, por supuesto, nadie lo niega. Pero, ¿en los últimos 40 años se había alcanzado una situación de putrefacción como ésta? La dignidad del Real Betis Balompié ha sido pisoteada con capítulos sin fin a cada cual más esperpéntico, llevándose por delante el honor de mucha gente injustamente tratada por un individuo que ha hecho del recuerdo de una mano que nos llevaba al fútbol cuando éramos niños, su negocio, su rentable negocio.
Ya está bien. Demostremos que aún somos el Betis, demostremos que no estamos muertos, que nos duele esto, que más allá de un posible descenso, nos duele el que se nos insulte, el que se nos falte al respeto, el que estén matando poco a poco algo que está por encima del fútbol como tal, el Betis como herencia, como institución social, como el recuerdo de amor desmedido de tanta gente querida que ya no está, el Betis como una excusa para hacerle un corte de mangas a los malos momentos, el Betis como ensoñación de épocas pretéritas, el Betis de nuestros mayores, esos abuelos que lo querían sin medida y si estuvieran hoy en nuestra situación clamarían contra ese individuo que tiene la desvergüenza de secuestrar tantas y tantas cosas, ése del busto en el palco y él en casita, ése que lleva el nombre de nuesto estadio, un estadio inaugurado a la voz de "esto es una acto histórico" y ¿diez? años después sigue a medio construir.
¡¡¡Seamos el Betis!!!
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