No sabría cómo calificar lo que esta tarde noche he visto al pasar por la calle Jabugo. Me llamó la atención que muchos clientes de los bares de la esquina miraban para el interior de la calle. Me di cuenta de que por la plaza que había tras de mi se acercaban dos coches policiales. Me detengo frente a la calle Jabugo y cuál es mi sorpresa que me encuentro un grupo de gente más o menos numeroso, algunos portando banderas de esas del Betis Libre, frente a las oficinas de INCECOSA, la casa particular del máximo accionista. Pero esto no era lo llamativo, a pesar de que al menos cuatro de los componentes del grupo iban ataviados al más puro estilo Laurence de Arabia, cosa quizá esperada tras los rumores de venta a un jeque árabe. No quedaba aquí la cosa. Lo más impresionante de todo era que junto al grupo había varios miembros de una banda de música con cornetas, tambores, platillos y bombo tocando varias marchas de semana santa. Composiciones como Amargura o la Quinta Angustia se pudieron oír allí. Y entre marcha y marcha un “saetero” entonó varias saetas pero con ciertas partes de la letra modificada. Poco antes de las diez, los miembros de la policía se acercaron a pedir la identificación de los que formaban parte del espectáculo, comenzando por dos que escondían su rostro tras un capirote de nazareno.
No se qué pensar, pero no deja de ser curioso.
No se qué pensar, pero no deja de ser curioso.
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