Con los remos en las manos el cielo te arrancó del río Betis. Enrique, tú que tantas veces tocaste sus aguas, tú que el Betis lo tenías siempre alrededor, tú que conseguiste la gloria olímpica y te paseaste orgulloso a golpe de remo por sus aguas, GRACIAS.
Gracias Enrique por portar el verdiblanco en el cuerpo y en el alma. Tenías por botas unos remos, por regate una sonrisa, por bandera las ondas verdes del agua que te dió el carácter y la entrega.
Gracias porque siempre defendiste al Betis, siempre. Llevaste tu beticismo al agua, y en el agua hacías tus jugadas imposibles, tus alineaciones remeras, tus estrategias en lo estrecho de tu embarcación.
Daba igual si te daban para competir con dignidad o lo hacías con lo puesto o prestado. Tú salías a defender al Betis, al Betis que se hacía río y vida y al Betis que al pasar a la altura de Heliópolis sabía que estaba detrás de los "hotelitos".
A golpe de remo tu vida estuvo ligada al Betis en todos los sentidos, en lo más profundo y en lo más humano. Defendiste en tantos derbis nuestra camiseta que incluso cuando te dijeron que no te la daban te la ponías, y te la ponías con más ganas. Es lo que tienen los béticos, que ante la negativa, manquepierda salen a darlo todo. Tú entendiste bien el significado. Y bien nos lo demostraste. Gracias.
En el cuarto anillo seguro que podrás contemplar al Betis en toda su grandeza, verás alejarse las aguas que vienen de Jaén para adentrarse allá en Cádiz en la mar. Y te acordarás de mil olas, de mil gaviotas que volaron sobre ti, te acordarás de los amigos que verás en el club nautico cómo siguen a los niños saliendo a regatear por el río que te dio el nombre más glorioso, el río Betis.
Gracias Enrique, gracias bético.
Gracias Enrique por portar el verdiblanco en el cuerpo y en el alma. Tenías por botas unos remos, por regate una sonrisa, por bandera las ondas verdes del agua que te dió el carácter y la entrega.
Gracias porque siempre defendiste al Betis, siempre. Llevaste tu beticismo al agua, y en el agua hacías tus jugadas imposibles, tus alineaciones remeras, tus estrategias en lo estrecho de tu embarcación.
Daba igual si te daban para competir con dignidad o lo hacías con lo puesto o prestado. Tú salías a defender al Betis, al Betis que se hacía río y vida y al Betis que al pasar a la altura de Heliópolis sabía que estaba detrás de los "hotelitos".
A golpe de remo tu vida estuvo ligada al Betis en todos los sentidos, en lo más profundo y en lo más humano. Defendiste en tantos derbis nuestra camiseta que incluso cuando te dijeron que no te la daban te la ponías, y te la ponías con más ganas. Es lo que tienen los béticos, que ante la negativa, manquepierda salen a darlo todo. Tú entendiste bien el significado. Y bien nos lo demostraste. Gracias.
En el cuarto anillo seguro que podrás contemplar al Betis en toda su grandeza, verás alejarse las aguas que vienen de Jaén para adentrarse allá en Cádiz en la mar. Y te acordarás de mil olas, de mil gaviotas que volaron sobre ti, te acordarás de los amigos que verás en el club nautico cómo siguen a los niños saliendo a regatear por el río que te dio el nombre más glorioso, el río Betis.
Gracias Enrique, gracias bético.
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