Hoy he llegado al campo. Parecía que iba a ser un buen día. Durante toda la mañana y mediodía el solo ha hecho justicia, incluso calor. Una perfecta jornada para ver el fútbol en directo.
Tengo el carné de fondo, en segundo anfiteatro, pero siempre me gusta dar una vuelta por las tiendas, entrando al revés de como debería, para ver el ambiente, sentirme embriagado por él, ese ambiente a Betis.
Mal augurio. Durante el calentamiento de los jugadores empieza a chispear. Pensaba como todo el mundo que sería algo pasajero. Pero que va. Comenzó el partido y ya caía agua con más fuerza, y fue aumentando con el paso del tiempo. Me puse un trozo de plástico en forma de gorro en la cabeza, pero del agobio me lo quité. Poco a poco me fui poniendo más mojado, hasta que se caló en los huesos. Hubo un parón. Volviá a llover. Ya comenzé a tiritar. No tenía donde esconderme ni con que taparme. Nada. todo mojado. Volvió a parar...A diez minutos del final comenzó a chispear de nuevo. Por segunda vez pensé en abandonar el campo porque entre ello, y el viento que corría de vez en cuando, me estaba empezando a encontrar fatal. Pero aguanté. Quería ver a mi Betis ganar hasta el final. Y asi fue.
Me voy muy contento a casa, con un resfriado de caballo pero...Ha merecido la pena. El Betis es algo más, siempre se ha dicho. La devoción que se siente a veces provoca poner en riesgo la salud de uno con tal de verlo jugar.
Pero lo volvería a hacer una y mil veces más.
VIVA EL BETIS
Tengo el carné de fondo, en segundo anfiteatro, pero siempre me gusta dar una vuelta por las tiendas, entrando al revés de como debería, para ver el ambiente, sentirme embriagado por él, ese ambiente a Betis.
Mal augurio. Durante el calentamiento de los jugadores empieza a chispear. Pensaba como todo el mundo que sería algo pasajero. Pero que va. Comenzó el partido y ya caía agua con más fuerza, y fue aumentando con el paso del tiempo. Me puse un trozo de plástico en forma de gorro en la cabeza, pero del agobio me lo quité. Poco a poco me fui poniendo más mojado, hasta que se caló en los huesos. Hubo un parón. Volviá a llover. Ya comenzé a tiritar. No tenía donde esconderme ni con que taparme. Nada. todo mojado. Volvió a parar...A diez minutos del final comenzó a chispear de nuevo. Por segunda vez pensé en abandonar el campo porque entre ello, y el viento que corría de vez en cuando, me estaba empezando a encontrar fatal. Pero aguanté. Quería ver a mi Betis ganar hasta el final. Y asi fue.
Me voy muy contento a casa, con un resfriado de caballo pero...Ha merecido la pena. El Betis es algo más, siempre se ha dicho. La devoción que se siente a veces provoca poner en riesgo la salud de uno con tal de verlo jugar.
Pero lo volvería a hacer una y mil veces más.
VIVA EL BETIS
Comentario