¿Es importante el color, cómo símbolo, como señal de identidad, de un equipo y de una afición?.
El color es, quizás, tan importante en el Betis como en ningún equipo del mundo, por que el color verde forma parte del mismo espíritu que lo alienta y lo conforma.
El verde, en el Betis, es la explosión de los ojos para el entusiasmo. Tan en la sangre bética va metido el color, que no parece más que el Betis inventó el verde para su orgullo. De tal manera está compenetrado el verde con el sentir bético, que existe el Verde-Betis.
No hay que olvidar, que siempre el color ha sido como un reflejo, un tono, una enseña, una divisa, un toque de atención llamativo. Un clamor y siempre, una llamada a la mirada y a la presencia.
El color verde en el Real Betis es como un pellizco en el corazón que despierta los sentimientos béticos para en entusiasmo. El ondear banderas verdes, es como si mil latidos del Betis, y por el Betis, te golpearan en el pecho formando un vibrar único de ese Verde-Betis, alma y mundo de una manera de ser, de sentir y de entender algo tan especial como es ese fenómeno social, de ser o haber nacido bético.
El Verde-Betis, es un símbolo que te atrae y te alegra: En los momentos tristes, ese verde consolador, es un grito de esperanza. En los momentos victoriosos, es como un clamor primaveral que te invade la sangre y te ilumina el orgullo. Y siempre, el Verde-Betis, (verde oscura, entre el verde oliva y el verde laurel), es como un verde, amigo inquebrantable que te acompaña y te anima.
Copmo un árbol cobijador formado por los miles y miles de corazones béticos que, esparcidos por todo el mundo, alimentan con su especial entusiasmo ese Verde-Betis.
Un verde, tan del corazón bético, que parece que el verde, todos los verdes del mundo, los ha inventado el Betis. En el cien por cien de ese color, el Verde-Betis es, el noventa por ciento del clamor y el sentir bético; mientras el diez por ciento restante es el orgullo con que enseña y se mira.
Sentirse bético, es también, llevar un reflejo verde en el corazón invisible, que se muestra a través del entusiasmo y del sentimiento. Porque como dijo el poeta: "Verde que te quiero verde".
Fuente: www.manquepierda.tk --> "El blog por y para el Beticismo".
El color es, quizás, tan importante en el Betis como en ningún equipo del mundo, por que el color verde forma parte del mismo espíritu que lo alienta y lo conforma.
El verde, en el Betis, es la explosión de los ojos para el entusiasmo. Tan en la sangre bética va metido el color, que no parece más que el Betis inventó el verde para su orgullo. De tal manera está compenetrado el verde con el sentir bético, que existe el Verde-Betis.
No hay que olvidar, que siempre el color ha sido como un reflejo, un tono, una enseña, una divisa, un toque de atención llamativo. Un clamor y siempre, una llamada a la mirada y a la presencia.
El color verde en el Real Betis es como un pellizco en el corazón que despierta los sentimientos béticos para en entusiasmo. El ondear banderas verdes, es como si mil latidos del Betis, y por el Betis, te golpearan en el pecho formando un vibrar único de ese Verde-Betis, alma y mundo de una manera de ser, de sentir y de entender algo tan especial como es ese fenómeno social, de ser o haber nacido bético.
El Verde-Betis, es un símbolo que te atrae y te alegra: En los momentos tristes, ese verde consolador, es un grito de esperanza. En los momentos victoriosos, es como un clamor primaveral que te invade la sangre y te ilumina el orgullo. Y siempre, el Verde-Betis, (verde oscura, entre el verde oliva y el verde laurel), es como un verde, amigo inquebrantable que te acompaña y te anima.
Copmo un árbol cobijador formado por los miles y miles de corazones béticos que, esparcidos por todo el mundo, alimentan con su especial entusiasmo ese Verde-Betis.
Un verde, tan del corazón bético, que parece que el verde, todos los verdes del mundo, los ha inventado el Betis. En el cien por cien de ese color, el Verde-Betis es, el noventa por ciento del clamor y el sentir bético; mientras el diez por ciento restante es el orgullo con que enseña y se mira.
Sentirse bético, es también, llevar un reflejo verde en el corazón invisible, que se muestra a través del entusiasmo y del sentimiento. Porque como dijo el poeta: "Verde que te quiero verde".
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