En sólo un verano, el de 2008 se han sucedido una serie de noticias en nuestro club que han cambiado, o eso parece, las formas dentro del propio club.
Yo sigo considerándolo un retortijón más, no unos cambios significativos, pero el hecho de que los cambios se produzcan son de por sí importantes, no en calado, pero sí en intenciones.
Empezaré por Encadesa y Tegasa, esas empresas que sujetaban, que no sustentaban al Betis, desaparecen de escena, o eso parece. La campaña apocalíptica se quedó en nada. De economía de guerra pasamos al mejor equipo de la historia. Del apocalipsis a la resurrección. Tales formas histriónicas producen asombro, pero al mismo tiempo curiosidad. Porque sobre todo las culpas de que se fuesen las de la economía de guerra siempre se les echó a aquellos considerados oposición.
Seguimos por ese camino... Aquelos considerados oposición, provocan la supuesta entrada de compradores del paquete mayoritario, ese 52 o 45%, según los casos y los apuntes recogidos en la última junta de accionistas. Aparecen Castel y cuatro gatos, perdón, lo de cuatro gatos es referido a otras personas... pero ahí están, a la gresca por una carrera por el Betis como trofeo, con un convenio en lontananza que, ante las intenciones, o precisamente por no saber nada de ellas, el ayuntamiento ha puesto en pausa con buen criterio.
De momento, del campeón de liga estamos a las puertas de una cifra mágica, un cuatro de octubre, en el que veremos qué hay de verdad y qué "de lo de siempre". Ellos salen y entran, quieren un Betis moderno pero dejan lo antiguo, quieren un Betis que recupere la identidad y dejan a quien la secuestró. La verdad es que quien le haga el guión debe ser tan torpe como quien hizo el casting, sino son la misma persona y encima los lleva y los trae.
La idea es que ya no hay ideas. Parece pecado ilusionarse o todo lo contrario. A esto hemos llegado. A que quien quiera ver un Betis campeón con cinco fichajes y el mejor equipo de la historia se le ría en toda la cara el que lleva años viendo que ese supuesto salto de calidad siempre se queda en cifras engordadas, en números para asombrar y que suelen llevar al ridículo... uno más.
Lo verdaderamente curioso de todo esto es que el que quiere o ejerce o lo nombran con el título de opositor desea los cambios, y si se producen saben que son contraproducentes, principalmente porque cualquier mínimo cambio se ve como un "lo ves? no decías que?...", pero no queda ahí la cosa, es que se quiere más y todo dentro de una lógica, a veces aplastante, que no pasa por el aplauso fácil a un fogonazo de luz que salga de unas torres de donde todavía no hay testigos de que eso haya ocurrido.
Y, por supuesto, si mejoran las cosas, todo mejora, y eso es lo que todo bético espera. Lo que sí me queda clara es una cosa, que será muy difícil que otro presidente, mandatario, mezcla de ambos o lo que venga, tendrá la suerte y la magnanimidad que ha disfrutado y que todavía disfruta el actual "lo que sea". Esos tiempos terminaron. Eso lo sabe hasta quien espera que la vuelta a una tortilla con salmonella le cante de nuevo viejas estrofas.
Y curiosamente porque la acción de unos béticos responsables, por encima de amenazas, de poner en duda su propio beticismo, por decir basta o porque desde cualquier tribuna, atril, calle o asiento en el campo del Betis, se sabe que la mejor oposición del mundo es hacer las cosas bien, retomar la federación de peñas, organizar actos, ejercer el derecho de los socios y accionistas, hacer Betis en cada esquina, con o sin el club... Y los resultados saltan a la vista, y es gracias a un bético, a unos béticos responsables...
Gracias a esos béticos responsables, en sus peñas, en sus asociaciones, en su campo del Betis, en su actividad, en solitario o unidos, pero ejerciendo de béticos, de béticos responsables.
Yo sigo considerándolo un retortijón más, no unos cambios significativos, pero el hecho de que los cambios se produzcan son de por sí importantes, no en calado, pero sí en intenciones.
Empezaré por Encadesa y Tegasa, esas empresas que sujetaban, que no sustentaban al Betis, desaparecen de escena, o eso parece. La campaña apocalíptica se quedó en nada. De economía de guerra pasamos al mejor equipo de la historia. Del apocalipsis a la resurrección. Tales formas histriónicas producen asombro, pero al mismo tiempo curiosidad. Porque sobre todo las culpas de que se fuesen las de la economía de guerra siempre se les echó a aquellos considerados oposición.
Seguimos por ese camino... Aquelos considerados oposición, provocan la supuesta entrada de compradores del paquete mayoritario, ese 52 o 45%, según los casos y los apuntes recogidos en la última junta de accionistas. Aparecen Castel y cuatro gatos, perdón, lo de cuatro gatos es referido a otras personas... pero ahí están, a la gresca por una carrera por el Betis como trofeo, con un convenio en lontananza que, ante las intenciones, o precisamente por no saber nada de ellas, el ayuntamiento ha puesto en pausa con buen criterio.
De momento, del campeón de liga estamos a las puertas de una cifra mágica, un cuatro de octubre, en el que veremos qué hay de verdad y qué "de lo de siempre". Ellos salen y entran, quieren un Betis moderno pero dejan lo antiguo, quieren un Betis que recupere la identidad y dejan a quien la secuestró. La verdad es que quien le haga el guión debe ser tan torpe como quien hizo el casting, sino son la misma persona y encima los lleva y los trae.
La idea es que ya no hay ideas. Parece pecado ilusionarse o todo lo contrario. A esto hemos llegado. A que quien quiera ver un Betis campeón con cinco fichajes y el mejor equipo de la historia se le ría en toda la cara el que lleva años viendo que ese supuesto salto de calidad siempre se queda en cifras engordadas, en números para asombrar y que suelen llevar al ridículo... uno más.
Lo verdaderamente curioso de todo esto es que el que quiere o ejerce o lo nombran con el título de opositor desea los cambios, y si se producen saben que son contraproducentes, principalmente porque cualquier mínimo cambio se ve como un "lo ves? no decías que?...", pero no queda ahí la cosa, es que se quiere más y todo dentro de una lógica, a veces aplastante, que no pasa por el aplauso fácil a un fogonazo de luz que salga de unas torres de donde todavía no hay testigos de que eso haya ocurrido.
Y, por supuesto, si mejoran las cosas, todo mejora, y eso es lo que todo bético espera. Lo que sí me queda clara es una cosa, que será muy difícil que otro presidente, mandatario, mezcla de ambos o lo que venga, tendrá la suerte y la magnanimidad que ha disfrutado y que todavía disfruta el actual "lo que sea". Esos tiempos terminaron. Eso lo sabe hasta quien espera que la vuelta a una tortilla con salmonella le cante de nuevo viejas estrofas.
Y curiosamente porque la acción de unos béticos responsables, por encima de amenazas, de poner en duda su propio beticismo, por decir basta o porque desde cualquier tribuna, atril, calle o asiento en el campo del Betis, se sabe que la mejor oposición del mundo es hacer las cosas bien, retomar la federación de peñas, organizar actos, ejercer el derecho de los socios y accionistas, hacer Betis en cada esquina, con o sin el club... Y los resultados saltan a la vista, y es gracias a un bético, a unos béticos responsables...
Gracias a esos béticos responsables, en sus peñas, en sus asociaciones, en su campo del Betis, en su actividad, en solitario o unidos, pero ejerciendo de béticos, de béticos responsables.
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