Es una sensación especial la que tengo desde que hoy me he levantado, es un cosquilleo que me hace mirar el reloj a cada instante para ver cuanto falta, es una especie de nerviosismo que se va acrecentando a cada minuto que se va acercando el momento.
Miro mi bufanda, miro mi bandera y me entra algo de morriña e incluso de nostalgia y siempre la misma pregunta: "¿Tomé la decisión acertada?".
Ya falta poco, me asomo a la ventana a ver esas bufandas que no tomaron la misma decisión que yo, a sentir y oler aunque sea una pizca de ambiente y a cerrar los ojos y sentirme, aunque sea por un segundo, como si estuviese allí, a escucharlo, a sentirlo e incluso a tararear por lo bajini alguna que otra canción, algún que otro grito de ánimo y como no... a cantar el "como balas de cañón".
Ya no pasa nadie, ya están todos allí, ya están todos disfrutando, ya estan todos sintiendo, frotandose las manos, dejándose la garganta mientras yo me dejo el alma agarrotada con un pellizco y con un pesar, la misma pena todas las veces... todos menos yo, mis convicciones y mis dudas... "¿Merecerá la pena pagar tan alto precio?".
Bajo a verlo con algunos amigos, éstos me miran de reojo y en el fondo soy como un heroe para ellos, aunque eso no consuela. Consuela la sensación agradable que proporciona en mi conciencia el sacrificio, el saber que he rehusado de sentirme complice, el saber que NUNCA aporté ni un mísero grano de arena para hacerle daño y que si tengo que seguir haciéndolo, lo haré por mucho que me pese y por mucho que me duela.
Ya ha terminado, en el fondo el resultado ya es lo de menos, ya solo importa mi batalla personal, solo importa que esto tenga sentido, solo importa mi sacrificio, mi satisfacción y a la vez mi pena.
Subo para arriba y vuelvo a mirar mi bufanda y mi bandera, ya ha pasado el cosquilleo y los nervios de cada uno de estos dias, aunque no hay manera de que desaparezcan la morriña y la nostalgia, me asomo a verlos volver y vuelvo a sentir satisfacción y alegria... y vulevo a sentir tristeza.
Pienso que esta tortura nadie me la agradecerá.
"Hoy yo quiero agradecértela".
A JOTACÉ. Por su tesón.
Miro mi bufanda, miro mi bandera y me entra algo de morriña e incluso de nostalgia y siempre la misma pregunta: "¿Tomé la decisión acertada?".
Ya falta poco, me asomo a la ventana a ver esas bufandas que no tomaron la misma decisión que yo, a sentir y oler aunque sea una pizca de ambiente y a cerrar los ojos y sentirme, aunque sea por un segundo, como si estuviese allí, a escucharlo, a sentirlo e incluso a tararear por lo bajini alguna que otra canción, algún que otro grito de ánimo y como no... a cantar el "como balas de cañón".
Ya no pasa nadie, ya están todos allí, ya están todos disfrutando, ya estan todos sintiendo, frotandose las manos, dejándose la garganta mientras yo me dejo el alma agarrotada con un pellizco y con un pesar, la misma pena todas las veces... todos menos yo, mis convicciones y mis dudas... "¿Merecerá la pena pagar tan alto precio?".
Bajo a verlo con algunos amigos, éstos me miran de reojo y en el fondo soy como un heroe para ellos, aunque eso no consuela. Consuela la sensación agradable que proporciona en mi conciencia el sacrificio, el saber que he rehusado de sentirme complice, el saber que NUNCA aporté ni un mísero grano de arena para hacerle daño y que si tengo que seguir haciéndolo, lo haré por mucho que me pese y por mucho que me duela.
Ya ha terminado, en el fondo el resultado ya es lo de menos, ya solo importa mi batalla personal, solo importa que esto tenga sentido, solo importa mi sacrificio, mi satisfacción y a la vez mi pena.
Subo para arriba y vuelvo a mirar mi bufanda y mi bandera, ya ha pasado el cosquilleo y los nervios de cada uno de estos dias, aunque no hay manera de que desaparezcan la morriña y la nostalgia, me asomo a verlos volver y vuelvo a sentir satisfacción y alegria... y vulevo a sentir tristeza.
Pienso que esta tortura nadie me la agradecerá.
"Hoy yo quiero agradecértela".
A JOTACÉ. Por su tesón.
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