Pero lo confieso, he entrado en ciertas ocasiones en los parámetros
adecuados para poder ser considerado Loperista.
Es un término que no me gusta, no me gusta decirlo y no me gusta que
lo digan a modo de insulto. Pero es verdad que últimamente los
llamados a sí mismos loperistas incluso montan páginas webs de apoyo.
Por el mismo método que nunca entendí eso de ser Loperista tampoco
entiendo eso de ser Castelista. Lo que yo he mamado, y siempre con
menos mamado que muchos, eso lo reconozco, es que soy bético, BÉTICO,
y si me apuran BÉTICO sin la SAD de segundo apellido de la que tanto
se acuerdan para demostrar que casi hay que poner las manos para que
el bético esté esposado y esperando la magnanimidad del paquete
mayoritario.
Yo, como bético, decidí un día dar un paso y aprovechando que la
propia ley de SAD da el poder a paquetes mayoritarios de dudosa
procedencia también crea la posibilidad que aquellos que ayudaron con
la creencia errónea a su Betis como quien ayuda a salvar a las
ballenas, como quien se acerca a dar un dinero a quien tiene la casa
quemada o una desgracia, allí estaban. Y esos béticos, que durante
años sintieron que no debían o no podían pudieron y tanto que
pudieron.
Bajo tres letras, con la idea y la constancia siempre en la fidelidad
al Real Betis Balompié echaron a andar, y lo hicieron con el apoyo de
muchos béticos cuyas acciones dejaron la alcayata de perenne muestra
en el salón de estar de las casas béticas para trabajar y preguntar y
saber y decir que el Betis era el Betis por encima de las personas. Y
no, no soy antiloperista, si también estas palabras llevan a la
deducción rápida.
Antiloperista lo será el que quiera serlo, yo tengo otros apelativos
en mis espaldas que no son precisamente puestos por mí. Y bueno, lejos
de quejarme lo entiendo, porque aquí todo el mundo los pone. Pero no
soy antiloperista, simplemente soy bético, y soy peñista, y hago lo
que puedo por llevar el Betis donde puedo, ya sea a viva voz o en
imágenes.
Es eso ser antiloperista??? no creo, ni tampoco lo contrario. Si a un
bético le mueve el Betis no necesita agarrarse a las perneras de nadie
para esperar que en su suma gratitud nos ampare. No, el bético debe
exigir a sus líderes, y por líder es también aquel que asume el papel
de máximo accionista, otrora presidente, y exigirle que haga felices a
los béticos. Y esto no es sólo meter goles y que la pelotita haga
todo. Hacer felices a los béticos es hacer un Betis que englobe muchas
cosas, y eso, si el dirigente que esté al mando no es capaz o no
quiere u otros motivos hay que recordárselo. Cerca siempre de
agradecer servicios pasados pero lejos siempre de la adulación en la
que todos hemos caído y que nos ha llevado a cotas de enfrentamiento
nunca vividas no por culpa de la idea de Betis, sino por la confusión
de que de esa idea ha hecho un señor.
Por eso nunca entendí aquello de ser loperista, y tampoco entendería
eso de ser castelista. Quiero béticos al frente del Betis, y no hay
que dejarse la piel en ello, simplemente hacer cosas por el Betis, y
el Betis tiene un patrimonio del que estoy muy, muy orgulloso de haber
comprobado, que es riquísimo, muy preparado, incombustible,
voluntario, increíble, que es una afición de cuyas filas salen
profesionales en los más amplios sectores capaces de sacar, no un
equipo, sino un país entero si hace falta. Qué pena que estas gentes
hayan sido tan maltratadas por su falta de adulación y adhesión
inquebrantable, que no al Betis, sino a quien dice representarlo.
Y me consta que si el próximo mandatario, porque eso de repartir
acciones lleva aparejado pérdida de euros, y eso sí que no pasará,
tendrá el respeto a su gestión, pero al mismo tiempo gentes béticas
que ya no mirarán a otro lado ni aplaudirán cualquier parida nacida
del populismo barato, sino que mirarán de frente al nuevo mandatario y
no verán a un salvador ni a nadie con leyendas bien entremetidas en el
intelecto bético, verán a otro bético al que exigirles que el Betis
alcance la excelencia por los caminos del trabajo, respeto,
imaginación y participación. Exigencias que todo mandatario de un
sentimiento debe tenerlas presentes y no ir sustituyendo letra a letra
por las de su propio nombre hasta confundir términos.
A los ojos del que venga, con fidelidad al Real Betis Balompié,
exactamente lo mismo que se espera del que comande una nave tan
antigua a la que le faltan capitanes, oficiales y aparejos de muchas
clases, aunque marinería tiene de sobra, algo oxidada, pero de sobra.
adecuados para poder ser considerado Loperista.
Es un término que no me gusta, no me gusta decirlo y no me gusta que
lo digan a modo de insulto. Pero es verdad que últimamente los
llamados a sí mismos loperistas incluso montan páginas webs de apoyo.
Por el mismo método que nunca entendí eso de ser Loperista tampoco
entiendo eso de ser Castelista. Lo que yo he mamado, y siempre con
menos mamado que muchos, eso lo reconozco, es que soy bético, BÉTICO,
y si me apuran BÉTICO sin la SAD de segundo apellido de la que tanto
se acuerdan para demostrar que casi hay que poner las manos para que
el bético esté esposado y esperando la magnanimidad del paquete
mayoritario.
Yo, como bético, decidí un día dar un paso y aprovechando que la
propia ley de SAD da el poder a paquetes mayoritarios de dudosa
procedencia también crea la posibilidad que aquellos que ayudaron con
la creencia errónea a su Betis como quien ayuda a salvar a las
ballenas, como quien se acerca a dar un dinero a quien tiene la casa
quemada o una desgracia, allí estaban. Y esos béticos, que durante
años sintieron que no debían o no podían pudieron y tanto que
pudieron.
Bajo tres letras, con la idea y la constancia siempre en la fidelidad
al Real Betis Balompié echaron a andar, y lo hicieron con el apoyo de
muchos béticos cuyas acciones dejaron la alcayata de perenne muestra
en el salón de estar de las casas béticas para trabajar y preguntar y
saber y decir que el Betis era el Betis por encima de las personas. Y
no, no soy antiloperista, si también estas palabras llevan a la
deducción rápida.
Antiloperista lo será el que quiera serlo, yo tengo otros apelativos
en mis espaldas que no son precisamente puestos por mí. Y bueno, lejos
de quejarme lo entiendo, porque aquí todo el mundo los pone. Pero no
soy antiloperista, simplemente soy bético, y soy peñista, y hago lo
que puedo por llevar el Betis donde puedo, ya sea a viva voz o en
imágenes.
Es eso ser antiloperista??? no creo, ni tampoco lo contrario. Si a un
bético le mueve el Betis no necesita agarrarse a las perneras de nadie
para esperar que en su suma gratitud nos ampare. No, el bético debe
exigir a sus líderes, y por líder es también aquel que asume el papel
de máximo accionista, otrora presidente, y exigirle que haga felices a
los béticos. Y esto no es sólo meter goles y que la pelotita haga
todo. Hacer felices a los béticos es hacer un Betis que englobe muchas
cosas, y eso, si el dirigente que esté al mando no es capaz o no
quiere u otros motivos hay que recordárselo. Cerca siempre de
agradecer servicios pasados pero lejos siempre de la adulación en la
que todos hemos caído y que nos ha llevado a cotas de enfrentamiento
nunca vividas no por culpa de la idea de Betis, sino por la confusión
de que de esa idea ha hecho un señor.
Por eso nunca entendí aquello de ser loperista, y tampoco entendería
eso de ser castelista. Quiero béticos al frente del Betis, y no hay
que dejarse la piel en ello, simplemente hacer cosas por el Betis, y
el Betis tiene un patrimonio del que estoy muy, muy orgulloso de haber
comprobado, que es riquísimo, muy preparado, incombustible,
voluntario, increíble, que es una afición de cuyas filas salen
profesionales en los más amplios sectores capaces de sacar, no un
equipo, sino un país entero si hace falta. Qué pena que estas gentes
hayan sido tan maltratadas por su falta de adulación y adhesión
inquebrantable, que no al Betis, sino a quien dice representarlo.
Y me consta que si el próximo mandatario, porque eso de repartir
acciones lleva aparejado pérdida de euros, y eso sí que no pasará,
tendrá el respeto a su gestión, pero al mismo tiempo gentes béticas
que ya no mirarán a otro lado ni aplaudirán cualquier parida nacida
del populismo barato, sino que mirarán de frente al nuevo mandatario y
no verán a un salvador ni a nadie con leyendas bien entremetidas en el
intelecto bético, verán a otro bético al que exigirles que el Betis
alcance la excelencia por los caminos del trabajo, respeto,
imaginación y participación. Exigencias que todo mandatario de un
sentimiento debe tenerlas presentes y no ir sustituyendo letra a letra
por las de su propio nombre hasta confundir términos.
A los ojos del que venga, con fidelidad al Real Betis Balompié,
exactamente lo mismo que se espera del que comande una nave tan
antigua a la que le faltan capitanes, oficiales y aparejos de muchas
clases, aunque marinería tiene de sobra, algo oxidada, pero de sobra.
Comentario