Andalucía, tierra de salmorejo, cachondeo y tapas, lugar de reunión de grandes empresarios, lugar de residencia de los Andaluces, una gente muy alegre y con mucho o muchísimo arte y salero.

Sevilla, también llamada tierra de béticos o ciudad del Betis, la Meca de los Béticos, en ella se encuentra nuestro santuario, el Benito Villamarín, al que tenemos que peregrinar una vez en la vida...o eso dicen.

En sevilla, hay béticos, o sea, gente que quiere al Betis, pero...yo no soy bético, os voy a explicar. Los béticos son los señores/as, niños/as, ancianos/as...etc, que quieren a el Betis y lo animan,lo admiran, lo van a ver, se dierten con él, estan nerviosos por él...etc, pero yo no hago nada de eso.

-Yo no quiero al Betis, lo amo.
-Yo no animo al Betis, me dejo mi garganta por él.
-Yo no admiro al Betis, el Betis no se merece que lo admiremos, se merece que de rodillas y tocando el escudo con la mano derecha juremos amor eterno hacia él y su grandeza.
-Yo no voy a ver a un equipo de fútbol, yo voy a obsevar como 11 humanos llevan la gloria pegada en el pecho en forma de 13 barras.
-Yo no me divierto con el Betis, el Betis como penitencia a la gloria eterna de estar a su lado, no me deja divertirme con él, me da y me otorga sufirimiento y penitencia.
-Yo no estoy nervioso por el Betis, mi corazón en cuanto veo ese escudo se vuelve loco, no está en sí, mis pulsaciones aumentan como la espuma, mi cabeza para de pensar con el cerebro y piensa con el alma y el corazón, todo en mi cambia...tiene un algo, un noseque...

Por estas cosas os digo que yo no soy bético, el Betis es bético, y los Beticos que no sienten en lo más profundo y fondo de su corazón al glorioso, pero yo, yo os aseguro que no soy bético, yo soy...BETIS.

By Raúl