Antes de empezar, quisiera rogarles dos cosas:
La primera, que no crean que este post pretende incitar a la violencia, ni crear conflictos, solo intento recrear una historia que ronda por mi cabeza.
La segunda, que si tienen un (buen ) rato libre y ganas, lo lean. Gracias.
.....................................
Hola, me llamo Daniel. Daniel Martinez. Y estoy muerto. Quiza no sea la manera mas ortodoxa de presentarme, pero les contare algo que acontecio en los ultimos meses de mi vida, una lucha de la razon y el alma, que se libro con una guerra terrible y mezquina. Siento si hay detalles subjetivos en mi relato, pero nunca, jamas, tuve la oportunidad de contar esto a nadie, y me guio por lo que mi corazon ha ocultado y repetido para si mismo cada noche desde entonces.
Un viernes, a las siete de la mañana, abandone mi hogar. Abandone mi hogar y deje en el a mi esposa y a mi pequeña cria. Tambien deje alli las lagrimas de mi fiel compañera y tantos recuerdos que no hubieran podido salir por el umbral de mi puerta.
Me marche para luchar por el Betis.
En un claro del bosque, me reuni con mis compañeros de causa. Todos llevabamos trajes de color militar, verde, con el escudo del Real Betis Balompie bordado en el pecho. Nuestros trajes eran de alquiler y la mayoria habian sido remendados. Tambien llevabamos armas, armas que dudo que muchos supiesemos utilizar, ni tan siquiera si funcionaban o conservaban un buen estado. Solo queriamos luchar.
Es el momento de parar y decir que yo luchaba con los que guardabamos la memoria de nuestros padres. De los fundadores de un club que nacio en 1907, de los jugadores que habian corrido por el verde cesped del Villamarin, de las tardes de gloria y de esos intensos recuerdos, producidos por sentimientos traicioneros, que venian con el olor de la nostalgia y la brisa de la libertad.
Ellos...Ellos luchaban por sus ideales, digno, si lo pensamos de ese modo. Pero ellos luchaban por quien se adueñaba de ese sentimiento (Siento no recordar el nombre de auqel dirigente, no se si es por los años, por mis ganas de olvidarle o porque a mi lo que realmente me importaba era el Betis), vestian trajes de gala, azul marino, con medallas colgadas a la altura del pecho. Siempre estaban impecables y aseados. Como fingiendo una pureza que, como todo el mundo, habia perdido en la edad de la inocencia.
A su lado, pareciamos unos vagabundos que querian recordar viejos tiempos, que caminaban entre la locura y el delirio. Y en cierto modo, eso es lo que eramos.
Pero yo llevaba en mi saco algo que consideraba mas valioso que todos aquellos galeones y trajes de modista. Llevaba una bandera, de tela de raso, la bandera de Andalucia, con el escudo de mi equipo bordado en el centro. La cosio mi madre, para que mi padre pudiese llevarla a los partidos. La estreno el dia en que me llevo a ver al Betis por primera vez. Y yo arrope con esa bandera a mi hija. Hasta el dia que decidi rescatarla del polvo de un baul en el que guardaba mis mejores recuerdos y emprendi mi lucha sin separarme de ella ni un momento.
Con el tiempo, cuando formamos nuestro pequeño campamento en la Sierra Norte sevillana, me encariñe de todos aquellos beticos. Dudo que algunos de los mas jovenes contasen con la mayoria de edad, mientras que por contrapunto habia algunos jubilados. Solia hablar de mis inquietudes, de mis sueños, justo antes de dormir, con uno de aquellos chavales, llamado Antonio, un hombre de unos cincuenta años, que contaba con bastante canas en su pelo y que se hacia llamar Rafael, y otro betico de mi edad, pero que presumia de ser soltero y descarado. Pasaba una petaca con Whisky para los mas jovenes y fumaba sin parar. Si el tabaco hubiese sido una provision de primera necesidad, Johnny, que asi se llamaba, habria acabado con el en menos de dos semanas.
Como ya he dicho antes, hablaba, seriamente, con lo mas profundo del corazon, justo antes de entregarme al sueño:
-.....Y yo quiero llevar a mi cria al futbol, y que vea a unos jugadores que saben llevar el arte Andaluz a todas las regiones de España, y que se jueguen el pellejo hasta el ultimo minuto...Quiero que se empape del beticismo de verdad...Y quiero sonreir a mi mujer cuando marquemos gol, y que me abrace, llena de emocion....
Poco despues, me quede dormido, soñando con el Betis.
...........................................
Llevabamos mas de cuatro meses peleando. Sentiamos encima el peso del cansancio, del recuerdo, la nostalgia, el agotamiento y la lucha, la libertad y el buen futbol. Los domingos por la noche nos sentabamos frente a una hoguera y hablabamos sobre nuestros deseos mas profundos. Comenzo un chico de unos 20 años, que llevaba una venda sobre el ojo izquierdo.
-Tuve que dejar a mi novia para venir aqui. Decia que el Betis no me daba de comer...Que sentia algo fuera de lo normal, una absoluta estupidez.
Johnny, con uno de sus cigarros en los labios, le miro ofendido, y comenzo con su pequeño discurso:
-Las guerras suelen producirse por ideales politicos, ¿No? ¿Y que aportan esos politicos a los soldados? ¿Esos ideales les dan de comer? La mayoria prefieren acabar con las vidas de los que les defienden para conseguir dinero...Mira, chaval...Las mayores causas de lucha vital son el amor, la amistad, el honor...La lucha y la razon, diria yo....Y el Betis es un poco de todo eso....Mejor dicho, lo es todo a la vez y no es nada....De modo que cuando volvamos, sueltale este ridiculo discurso, nene...Lo entendera a la primera.
Todos nos sorprendimos al descubrir en Johnny a un experto en la sabiduria betica. Uno de los adolescentes nos miro, azorado:
-Yo...nunca he visto jugar a Gordillo.
Rafael le miro, y se toco el escudo verdiblanco que llevaba en el pecho.
-¿Ves esta barra de aqui, chaval? Pues imaginatela...Majestuosa, corriendo por la banda izquierda...
El chico sonrio de oreja a oreja.
.................................................. ..............
Estaba enfrentandome al otro bando, cuando senti una profunda punzada en mi pierna izquierda, y decidi retirarme tras los arbustos de un pequeño monte. Alli, descubri a un chico joven, muy joven, desarmado pero que llevaba el uniforme de nuestros rivales. Sin embargo, yo portaba una escopeta en la mano. En una decision falta de valor etico, le apunte. Noté como echo a temblar. Pense en todos los partidos del Betis que nunca veria. En que el chaval no veria triunfar al Betis libre, ni llevaria a sus hijos al futbol.
De modo que cuando ya cerraba sus ojos con fuerza, deje de apuntarle, azorado por mi conducta, y corri monte abajo a duras penas. Por alli pasaba un pequeño riachuelo, de agua helada. Mire mi reflejo en el agua cristalina....
...Y eche a llorar como un niño. ¿En que nos habiamos convertido? Hermanos, no de sangre, pero si de corazon, estabamos enfrentandonos, dispuestos a cometer el mas vil y cobarde de los actos: El asesinato. Eso no es lo que le hubiera gustado a Papa Jones, ni a aquellos heroes del 35 ni del 77. Ni a Don Benito Villamarin.
Me avergonce enormemente de mi conducta, y por la noche, entorno a la hoguera, expuse mis pensamiento a mis compañeros. Todos se quedaron con la mriada extraviada, recordando, nostalgicos. Decidimos que al dia siguiente, no ofreceriamos una bandera de la paz a los que todavia eran nuestros rivales: Firmariamos la paz con la bandera que yo protegia con tanto entusiasmo y cariño.
...............................................
No recuerdo gran cosa de aquella mañana nublada. Solo que el rival se anticipo antes de que pudiesemos utilizar una palabra.
Luego, recuerdo el calor ardiente en mi pecho. Me mire. Me habian disparado, habian acabado con mi vida. Cai arrodillado al suelo y oi los gritos desgarrados de mis compañeros, uno se acerco hacia mi, y le dije sin voz:
-Llevate la bandera....
Asintio, con lagrimas en los ojos, y me dejo solo.
Si en ese momento hubiera aparecido una lampara de genio, de esas que aparecian en los cuentos de mi hija, mis tres deseos hubieran sido besar a mi mujer por ultima vez, abrazar a mi hija, y que la sangre que corria por mi pecho, formando pequeños rios, fuera de color verde.
.................................................. .
A los beticos, en el cielo, se nos permitia ver por ultima vez a nuestro Betis. Me dirigi a La Palmera, y me acerque a los puestos de bufandas que habia cerca, muy cerca del estadio. Alli vi a aquel chico al que le habia perdonado la muerte, de la mano de dos gemelos.
Tambien vi a mi mujer, de un riguroso luto que yo no queria para ella, que solo era roto por la bufanda verde y blanca que llevaba al cuello. Vi a mi hija, tan preciosa como siempre, con su pequeña camiseta de trece barras. Me hubiera sentido el hombre mas feliz del mundo si aun pudiese respirar.
..............................................
¿Y que paso para que acabara esta guerra? Muchos años mas tarde, aqui en el cielo, mis hijos me contaron que, tanto los de mi bando como los rivales, se abrazaron, lamentando su estupidez y la perdida de hermanos beticos. Lloraron como crios, y, alzando mi bandera, nuestra bandera, la bandera de cien años de un sentimiento inagotable, la clavaron sobre la tierra. Alli lucia esplendorosa, con los colores de la bandera de Andalucia, los colores de mi Betis. De nuestro Betis.
Se habian acabado las distinciones, las discusiones y el odio. Ahora, todos eramos un solo ser, que lo daba todo por un sentimiento, un sentimiento que solo los privilegiados, los beticos, podiamos entender.
Y ahora, todos rememoramos esos momentos, y las viajes tardes de gloria, discutiendo siempre con amistad sobre nuestro equipo, en el cuarto anillo. Aun ilusionados, viendo a esos crios y crias que hacen su visita al Villamarin por primera vez.
Una ultima cosa que añadir....Viva el Betis Manquepierda.
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PD: Muchisimas gracias por leerlo.
La primera, que no crean que este post pretende incitar a la violencia, ni crear conflictos, solo intento recrear una historia que ronda por mi cabeza.
La segunda, que si tienen un (buen ) rato libre y ganas, lo lean. Gracias.
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Hola, me llamo Daniel. Daniel Martinez. Y estoy muerto. Quiza no sea la manera mas ortodoxa de presentarme, pero les contare algo que acontecio en los ultimos meses de mi vida, una lucha de la razon y el alma, que se libro con una guerra terrible y mezquina. Siento si hay detalles subjetivos en mi relato, pero nunca, jamas, tuve la oportunidad de contar esto a nadie, y me guio por lo que mi corazon ha ocultado y repetido para si mismo cada noche desde entonces.
Un viernes, a las siete de la mañana, abandone mi hogar. Abandone mi hogar y deje en el a mi esposa y a mi pequeña cria. Tambien deje alli las lagrimas de mi fiel compañera y tantos recuerdos que no hubieran podido salir por el umbral de mi puerta.
Me marche para luchar por el Betis.
En un claro del bosque, me reuni con mis compañeros de causa. Todos llevabamos trajes de color militar, verde, con el escudo del Real Betis Balompie bordado en el pecho. Nuestros trajes eran de alquiler y la mayoria habian sido remendados. Tambien llevabamos armas, armas que dudo que muchos supiesemos utilizar, ni tan siquiera si funcionaban o conservaban un buen estado. Solo queriamos luchar.
Es el momento de parar y decir que yo luchaba con los que guardabamos la memoria de nuestros padres. De los fundadores de un club que nacio en 1907, de los jugadores que habian corrido por el verde cesped del Villamarin, de las tardes de gloria y de esos intensos recuerdos, producidos por sentimientos traicioneros, que venian con el olor de la nostalgia y la brisa de la libertad.
Ellos...Ellos luchaban por sus ideales, digno, si lo pensamos de ese modo. Pero ellos luchaban por quien se adueñaba de ese sentimiento (Siento no recordar el nombre de auqel dirigente, no se si es por los años, por mis ganas de olvidarle o porque a mi lo que realmente me importaba era el Betis), vestian trajes de gala, azul marino, con medallas colgadas a la altura del pecho. Siempre estaban impecables y aseados. Como fingiendo una pureza que, como todo el mundo, habia perdido en la edad de la inocencia.
A su lado, pareciamos unos vagabundos que querian recordar viejos tiempos, que caminaban entre la locura y el delirio. Y en cierto modo, eso es lo que eramos.
Pero yo llevaba en mi saco algo que consideraba mas valioso que todos aquellos galeones y trajes de modista. Llevaba una bandera, de tela de raso, la bandera de Andalucia, con el escudo de mi equipo bordado en el centro. La cosio mi madre, para que mi padre pudiese llevarla a los partidos. La estreno el dia en que me llevo a ver al Betis por primera vez. Y yo arrope con esa bandera a mi hija. Hasta el dia que decidi rescatarla del polvo de un baul en el que guardaba mis mejores recuerdos y emprendi mi lucha sin separarme de ella ni un momento.
Con el tiempo, cuando formamos nuestro pequeño campamento en la Sierra Norte sevillana, me encariñe de todos aquellos beticos. Dudo que algunos de los mas jovenes contasen con la mayoria de edad, mientras que por contrapunto habia algunos jubilados. Solia hablar de mis inquietudes, de mis sueños, justo antes de dormir, con uno de aquellos chavales, llamado Antonio, un hombre de unos cincuenta años, que contaba con bastante canas en su pelo y que se hacia llamar Rafael, y otro betico de mi edad, pero que presumia de ser soltero y descarado. Pasaba una petaca con Whisky para los mas jovenes y fumaba sin parar. Si el tabaco hubiese sido una provision de primera necesidad, Johnny, que asi se llamaba, habria acabado con el en menos de dos semanas.
Como ya he dicho antes, hablaba, seriamente, con lo mas profundo del corazon, justo antes de entregarme al sueño:
-.....Y yo quiero llevar a mi cria al futbol, y que vea a unos jugadores que saben llevar el arte Andaluz a todas las regiones de España, y que se jueguen el pellejo hasta el ultimo minuto...Quiero que se empape del beticismo de verdad...Y quiero sonreir a mi mujer cuando marquemos gol, y que me abrace, llena de emocion....
Poco despues, me quede dormido, soñando con el Betis.
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Llevabamos mas de cuatro meses peleando. Sentiamos encima el peso del cansancio, del recuerdo, la nostalgia, el agotamiento y la lucha, la libertad y el buen futbol. Los domingos por la noche nos sentabamos frente a una hoguera y hablabamos sobre nuestros deseos mas profundos. Comenzo un chico de unos 20 años, que llevaba una venda sobre el ojo izquierdo.
-Tuve que dejar a mi novia para venir aqui. Decia que el Betis no me daba de comer...Que sentia algo fuera de lo normal, una absoluta estupidez.
Johnny, con uno de sus cigarros en los labios, le miro ofendido, y comenzo con su pequeño discurso:
-Las guerras suelen producirse por ideales politicos, ¿No? ¿Y que aportan esos politicos a los soldados? ¿Esos ideales les dan de comer? La mayoria prefieren acabar con las vidas de los que les defienden para conseguir dinero...Mira, chaval...Las mayores causas de lucha vital son el amor, la amistad, el honor...La lucha y la razon, diria yo....Y el Betis es un poco de todo eso....Mejor dicho, lo es todo a la vez y no es nada....De modo que cuando volvamos, sueltale este ridiculo discurso, nene...Lo entendera a la primera.
Todos nos sorprendimos al descubrir en Johnny a un experto en la sabiduria betica. Uno de los adolescentes nos miro, azorado:
-Yo...nunca he visto jugar a Gordillo.
Rafael le miro, y se toco el escudo verdiblanco que llevaba en el pecho.
-¿Ves esta barra de aqui, chaval? Pues imaginatela...Majestuosa, corriendo por la banda izquierda...
El chico sonrio de oreja a oreja.
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Estaba enfrentandome al otro bando, cuando senti una profunda punzada en mi pierna izquierda, y decidi retirarme tras los arbustos de un pequeño monte. Alli, descubri a un chico joven, muy joven, desarmado pero que llevaba el uniforme de nuestros rivales. Sin embargo, yo portaba una escopeta en la mano. En una decision falta de valor etico, le apunte. Noté como echo a temblar. Pense en todos los partidos del Betis que nunca veria. En que el chaval no veria triunfar al Betis libre, ni llevaria a sus hijos al futbol.
De modo que cuando ya cerraba sus ojos con fuerza, deje de apuntarle, azorado por mi conducta, y corri monte abajo a duras penas. Por alli pasaba un pequeño riachuelo, de agua helada. Mire mi reflejo en el agua cristalina....
...Y eche a llorar como un niño. ¿En que nos habiamos convertido? Hermanos, no de sangre, pero si de corazon, estabamos enfrentandonos, dispuestos a cometer el mas vil y cobarde de los actos: El asesinato. Eso no es lo que le hubiera gustado a Papa Jones, ni a aquellos heroes del 35 ni del 77. Ni a Don Benito Villamarin.
Me avergonce enormemente de mi conducta, y por la noche, entorno a la hoguera, expuse mis pensamiento a mis compañeros. Todos se quedaron con la mriada extraviada, recordando, nostalgicos. Decidimos que al dia siguiente, no ofreceriamos una bandera de la paz a los que todavia eran nuestros rivales: Firmariamos la paz con la bandera que yo protegia con tanto entusiasmo y cariño.
...............................................
No recuerdo gran cosa de aquella mañana nublada. Solo que el rival se anticipo antes de que pudiesemos utilizar una palabra.
Luego, recuerdo el calor ardiente en mi pecho. Me mire. Me habian disparado, habian acabado con mi vida. Cai arrodillado al suelo y oi los gritos desgarrados de mis compañeros, uno se acerco hacia mi, y le dije sin voz:
-Llevate la bandera....
Asintio, con lagrimas en los ojos, y me dejo solo.
Si en ese momento hubiera aparecido una lampara de genio, de esas que aparecian en los cuentos de mi hija, mis tres deseos hubieran sido besar a mi mujer por ultima vez, abrazar a mi hija, y que la sangre que corria por mi pecho, formando pequeños rios, fuera de color verde.
.................................................. .
A los beticos, en el cielo, se nos permitia ver por ultima vez a nuestro Betis. Me dirigi a La Palmera, y me acerque a los puestos de bufandas que habia cerca, muy cerca del estadio. Alli vi a aquel chico al que le habia perdonado la muerte, de la mano de dos gemelos.
Tambien vi a mi mujer, de un riguroso luto que yo no queria para ella, que solo era roto por la bufanda verde y blanca que llevaba al cuello. Vi a mi hija, tan preciosa como siempre, con su pequeña camiseta de trece barras. Me hubiera sentido el hombre mas feliz del mundo si aun pudiese respirar.
..............................................
¿Y que paso para que acabara esta guerra? Muchos años mas tarde, aqui en el cielo, mis hijos me contaron que, tanto los de mi bando como los rivales, se abrazaron, lamentando su estupidez y la perdida de hermanos beticos. Lloraron como crios, y, alzando mi bandera, nuestra bandera, la bandera de cien años de un sentimiento inagotable, la clavaron sobre la tierra. Alli lucia esplendorosa, con los colores de la bandera de Andalucia, los colores de mi Betis. De nuestro Betis.
Se habian acabado las distinciones, las discusiones y el odio. Ahora, todos eramos un solo ser, que lo daba todo por un sentimiento, un sentimiento que solo los privilegiados, los beticos, podiamos entender.
Y ahora, todos rememoramos esos momentos, y las viajes tardes de gloria, discutiendo siempre con amistad sobre nuestro equipo, en el cuarto anillo. Aun ilusionados, viendo a esos crios y crias que hacen su visita al Villamarin por primera vez.
Una ultima cosa que añadir....Viva el Betis Manquepierda.
..............................................
PD: Muchisimas gracias por leerlo.
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