Enamorado hasta las trancas, cogió la única flor que tenía en el jardín, una preciosa margarita verde y blanca y la acercó a la nariz.
Le vinieron de golpe aromas de la Palmera, azahar de tardes de primavera verdiblancas, de bullicio, aromas de partidos para la historia, aromas añejos y fragancias frescas. La contempló y se preguntó el destino de su amor. Se sentó a la orilla del camino y probó suerte.
- ¿Me querrá?, ¿no me querrá?, no puedo soportarlo.
Con impaciencia probó la infantil manera de preguntar al destino y arrancó un pétalo al mismo tiempo que exclamaba:
- SÍ, dijo extrayendo el pétalo que contenía el sentimiento
- No, exclamó mientras caía sobre el camino el pétalo del futuro
- Sí, y el pétalo del pasado se lo llevó la suave brisa
- Dijo No cuando el pétalo de los amigos caía en un zig zag suave pero continuo
- Sí y el pétalo de los éxitos quedó prendido de su zapato
- No y el pétalo de la esperanza cayó tras una pesada piedra
- Sí y el pétalo de la codicia cayó en su bolsillo
- No y el pétalo de la historia cayó pesado pero ignorado
- Sí y el pétalo de la infancia se resistió a caer
- No y el pétalo de la nostalgia buscó la humedad de la tarde
- Sí y el pétalo del hogar cayó en un charco
- No y la flor perdió todos sus pétalos y la planta que la cobijaba... su flor.
Se levantó el enamorado malhumorado por la negativa de la flor y la lanzó al fango que la lluvia había formado en la arcilla del camino. Quiso buscar lo que amaba, sabía dónde creía haberla dejado, pero quizá ciego de amor no se dio cuenta que era una hermosa planta, cuya única flor había arrancado, despojándola de los pétalos que tan bella la hacían.
Aquella planta tenía un nombre precioso... AFICIÓN.
Le vinieron de golpe aromas de la Palmera, azahar de tardes de primavera verdiblancas, de bullicio, aromas de partidos para la historia, aromas añejos y fragancias frescas. La contempló y se preguntó el destino de su amor. Se sentó a la orilla del camino y probó suerte.
- ¿Me querrá?, ¿no me querrá?, no puedo soportarlo.
Con impaciencia probó la infantil manera de preguntar al destino y arrancó un pétalo al mismo tiempo que exclamaba:
- SÍ, dijo extrayendo el pétalo que contenía el sentimiento
- No, exclamó mientras caía sobre el camino el pétalo del futuro
- Sí, y el pétalo del pasado se lo llevó la suave brisa
- Dijo No cuando el pétalo de los amigos caía en un zig zag suave pero continuo
- Sí y el pétalo de los éxitos quedó prendido de su zapato
- No y el pétalo de la esperanza cayó tras una pesada piedra
- Sí y el pétalo de la codicia cayó en su bolsillo
- No y el pétalo de la historia cayó pesado pero ignorado
- Sí y el pétalo de la infancia se resistió a caer
- No y el pétalo de la nostalgia buscó la humedad de la tarde
- Sí y el pétalo del hogar cayó en un charco
- No y la flor perdió todos sus pétalos y la planta que la cobijaba... su flor.
Se levantó el enamorado malhumorado por la negativa de la flor y la lanzó al fango que la lluvia había formado en la arcilla del camino. Quiso buscar lo que amaba, sabía dónde creía haberla dejado, pero quizá ciego de amor no se dio cuenta que era una hermosa planta, cuya única flor había arrancado, despojándola de los pétalos que tan bella la hacían.
Aquella planta tenía un nombre precioso... AFICIÓN.
Comentario