'Sueño todas las noches que el Betis está donde se merece'
A palo seco (Rd Editores)es el título del último poemario de Antonio Hernández (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1943), después de varios años alejado de los versos. Un libro que le ayudó a remontar una enfermedad y que ahora también será terapéutico para sus lectores.
“Tenía una pequeña depresión o angustia existencial que me impedía poner los pies en el suelo. Mi amigo Javier Reverte me convenció entonces de aparcar provisionalmente la narrativa y aplicar la terapia de la síntesis”, comenta el autor. Estos poemas siguieron la propia evolución de la enfermedad: los primeros son muy desgarrados, y poco a poco van convirtiéndose en un ejercicio de ternura, de ironía e incluso de autocrítica, sin la cual –agrega Hernández– “no es moralmente permisible ejercer la crítica sobre los otros”.
También es llamativo que el poeta aborde temas de actualidad y tome partido, proyectando no sólo problemas personales sino también conflictos que atañen a la sociedad. “Entro incluso a mi propio trapo, y no dejo títere con cabeza. Desde el rexconocimiento de mis propios fallos, voy a un comportamiento moral. La poesía es autoconocimiento, pero también es un mensaje sobre lo que no es justo”, explica.
Aunque lleva décadas afincado en Madrid, Antonio Hérnández asegura que “si tengo signos distintivos, es que ejerzo de andaluz y de bético”, asevera. “Ahora tenemos la desgracia de tener un accionista mayoritario que no se corresponde con la grandeza de la afición. Me extraña que un equipo con buenos jugadores no tenga conjunto; la plantilla no está ajustada, sino masificada, Pero yo sueño todas las noches que el Betis está donde se merece, que para mí es en lo más alto de la tabla”, añade
Incluso se permite un rapto poético al resumir que “el Betis es un gallo que pone la carne de gallina. Ahora ha perdido los espolones, pero los tiene que recuperar. No merecemos este sufrimiento”, apostilla.
A palo seco (Rd Editores)es el título del último poemario de Antonio Hernández (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1943), después de varios años alejado de los versos. Un libro que le ayudó a remontar una enfermedad y que ahora también será terapéutico para sus lectores.
“Tenía una pequeña depresión o angustia existencial que me impedía poner los pies en el suelo. Mi amigo Javier Reverte me convenció entonces de aparcar provisionalmente la narrativa y aplicar la terapia de la síntesis”, comenta el autor. Estos poemas siguieron la propia evolución de la enfermedad: los primeros son muy desgarrados, y poco a poco van convirtiéndose en un ejercicio de ternura, de ironía e incluso de autocrítica, sin la cual –agrega Hernández– “no es moralmente permisible ejercer la crítica sobre los otros”.
También es llamativo que el poeta aborde temas de actualidad y tome partido, proyectando no sólo problemas personales sino también conflictos que atañen a la sociedad. “Entro incluso a mi propio trapo, y no dejo títere con cabeza. Desde el rexconocimiento de mis propios fallos, voy a un comportamiento moral. La poesía es autoconocimiento, pero también es un mensaje sobre lo que no es justo”, explica.
Aunque lleva décadas afincado en Madrid, Antonio Hérnández asegura que “si tengo signos distintivos, es que ejerzo de andaluz y de bético”, asevera. “Ahora tenemos la desgracia de tener un accionista mayoritario que no se corresponde con la grandeza de la afición. Me extraña que un equipo con buenos jugadores no tenga conjunto; la plantilla no está ajustada, sino masificada, Pero yo sueño todas las noches que el Betis está donde se merece, que para mí es en lo más alto de la tabla”, añade
Incluso se permite un rapto poético al resumir que “el Betis es un gallo que pone la carne de gallina. Ahora ha perdido los espolones, pero los tiene que recuperar. No merecemos este sufrimiento”, apostilla.
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