Es curioso que si esta temporada, por ejemplo, hiciéramos un diario de viaje de éste nuestro Betis, por esos campos de España, allá donde fueran allá había béticos, muchos béticos, cantidad de béticos. Entre el nutrido grupo de béticos siempre ha habido miembros de la peña de Betisweb, miembros de Amigos del Centenario o miembros de otras asociaciones o tendencias que discrepan con la gestión del club.
Pero es curioso que en este caso se unen el hambre con las ganas de comer, y a lo grande. Las carreteras, trenes y aeropuertos españoles han visto pasar a grupos de béticos que siguen sus colores por donde el equipo de las trece barras juegue un partido, intrescendente o no, final segura o la propia vid.
Yo los ví partir a Santander el año pasado, iban con la misión de traerse la permanencia. Que eso lo tenían que hacer los jugadores?? Bueno, cuestión de matices, porque la grada era bética y entre los béticos había cientos de ellos que lejos de dejarlo abandonado, gritaron y gritaron, llevaron en volandas a un equipo que se jugó todo en 10 minutos.
Entre ellos cuento a muchos amigos, a muchos amigos que también fueron el fin de semana como bien pudieron a Mallorca, a ver ganar al Betis. Algunos todavía esperan la vuelta. Y allí estaban, cuando veo las fotos de los periódicos sé que donde señale estarán. Son béticos que siguen al Betis por donde pueden, haciendo encajes de bolillos con hoteles, reservas de avión con meses de antelación, con sacrificio económico en muchos casos. Nada impide que la marea verdiblanca recorra la península y alguna isla. Nada.
Y bueno, ahora no me quiero acordar de las piedras en el camino, del total abandono a todo lo que sea seguir al Betis por los campos de Diós. Ahora no me voy a acordar porque veo que los míos llegan como fueron, bueno, con un puntito más en el zurrón para no tener que organizar un último viaje desesperado a Getafe. Y que llegan contentos de haber compartido beticismo con los béticos de fuera, con los béticos de al lado de Heliópolis. Eso es BETIS.
Ya se cuecen correos organizando el próximo viaje, se buscan desplazamientos, hoteles, coches, trenes, lo que sea por llegar a la hora del partido y dejarse la voz, levantar las manos, levantar las banderas y las bufandas por el Betis, por nuestro Betis.
No puedo pensar en nada que esté a la altura de lo que siento como bético por los que viajan, sienten y viven el Beticismo fuera del campo del Betis. Sólo puedo expresar con palabras lo que me enorgullece, como bético, que lleven la esencia y el sentimiento donde vayan.
Ese más allá de las fronteras que a veces creemos un dicho, es un HECHO.
Gracias, muchas.
Pero es curioso que en este caso se unen el hambre con las ganas de comer, y a lo grande. Las carreteras, trenes y aeropuertos españoles han visto pasar a grupos de béticos que siguen sus colores por donde el equipo de las trece barras juegue un partido, intrescendente o no, final segura o la propia vid.
Yo los ví partir a Santander el año pasado, iban con la misión de traerse la permanencia. Que eso lo tenían que hacer los jugadores?? Bueno, cuestión de matices, porque la grada era bética y entre los béticos había cientos de ellos que lejos de dejarlo abandonado, gritaron y gritaron, llevaron en volandas a un equipo que se jugó todo en 10 minutos.
Entre ellos cuento a muchos amigos, a muchos amigos que también fueron el fin de semana como bien pudieron a Mallorca, a ver ganar al Betis. Algunos todavía esperan la vuelta. Y allí estaban, cuando veo las fotos de los periódicos sé que donde señale estarán. Son béticos que siguen al Betis por donde pueden, haciendo encajes de bolillos con hoteles, reservas de avión con meses de antelación, con sacrificio económico en muchos casos. Nada impide que la marea verdiblanca recorra la península y alguna isla. Nada.
Y bueno, ahora no me quiero acordar de las piedras en el camino, del total abandono a todo lo que sea seguir al Betis por los campos de Diós. Ahora no me voy a acordar porque veo que los míos llegan como fueron, bueno, con un puntito más en el zurrón para no tener que organizar un último viaje desesperado a Getafe. Y que llegan contentos de haber compartido beticismo con los béticos de fuera, con los béticos de al lado de Heliópolis. Eso es BETIS.
Ya se cuecen correos organizando el próximo viaje, se buscan desplazamientos, hoteles, coches, trenes, lo que sea por llegar a la hora del partido y dejarse la voz, levantar las manos, levantar las banderas y las bufandas por el Betis, por nuestro Betis.
No puedo pensar en nada que esté a la altura de lo que siento como bético por los que viajan, sienten y viven el Beticismo fuera del campo del Betis. Sólo puedo expresar con palabras lo que me enorgullece, como bético, que lleven la esencia y el sentimiento donde vayan.
Ese más allá de las fronteras que a veces creemos un dicho, es un HECHO.
Gracias, muchas.
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