Antes que nada no suelo abrir temas, creo que este subforo es el adecuado sino muévanlo donde corresponda, no hay problema. Quería contaros algo acerca de un jugador del Betis que nos ha dejado hoy, Agustín Carmet (el de mi foto, de hecho).
Portero del Real Betis Balompié durante dos temporadas que, por cierto, también jugo en el eterno rival. De sus méritos deportivos poco más puedo contar, probablemente encontrareis por internet otras fuentes más informadas que yo de su carrera como futbolista. Nunca lo ví jugar ni mucho menos, soy del 93 así que me pilla en el limbo (o donde sea que se esté antes de nacer, si es que se está en algún sitio).
Centrémonos. Para mí Agustín es especial porque es un Carmet, primo de mi madre. Un día me enteré de casualidad que tenía un familiar lejano que jugó en el Betis y fue como ¿ostias, y ahora me entero? Me sentí muy orgulloso. Por h o por b, lo ví solo una vez en mi vida: yo era aún pequeño, estaba toda mi familia y él atrás, algo apartado. Mi madre me lo señaló y me dijo que era él el que jugo en el Betis. Al poco me acerqué con mi madre y hablamos.
Me contó que jugó en el Betis y también en el Sevilla, cosa que a mí no me gustó y quizá me desilusionó un poco. ¡Se pasó al enemigo! ¿Cómo es posible?...
...Pero me siguió contando, y llegó a lo que más me chocó. No podía entenderlo: jugaba donde podía, el fútbol era un oficio tan poco valorado, que poder dedicarte a esto sin pasar hambre era casi un milagro. Jugadores con mucho menos nombre que ahora, nada de héroes famosos en coches de lujo. Gente que se buscaba la vida para poder sacar tiempo y jugar en nuestro Betis el tiempo que fuera posible. Salvo fueras de serie, serían personas poco recordadas, sin más recompensa que el orgullo personal por haber defendido nuestros colores.
Es ahí donde reside la grandeza de Carmet y de otros tantos jugadores del Betis en aquellos tiempos, gente que en condiciones mucho peores que los de ahora mantuvieron a flote este escudo e impidieron que nuestro ya centenario club decayera. Sus sacrificios nos hicieron llegar a donde estamos, y nos permitieron seguir con este Betis, que nos da una de cal y otra de arena. Pero vivo, muy vivo al fín y al cabo, anciano tras tantas batallas por muchos mitos y menos mitos, pero con la ilusión de un niño por llegar a ser lo que la afición anhela.
Es verdad que somos un millón de corazones, de aquí y del cuarto anillo, y apretamos los dientes y tiramos de nuestro Betis. Nuestra filosofía de vida, nuestro motivo por el que luchar y tener esperanza.
Este mensaje un poco motivador es mi pequeño homenaje particular a Carmet, que me hizo ver esto y me dió el mayor motivo por el qué soy bético. Ser de los de las mil y una batallas, de los que se caen se levantan y tiran para adelante ante adversidades de todo tipo. ¿Acaso tiene eso algo que ver con el fútbol? Pues no, pero ¿y que falta hace ser del equipo de las 10 champions, cuando puedes pertenecer a esta filosofía de vida de valor incalculable? Yo lo tengo claro: bético ahora y siempre.
La gente de nuestro pasado hizo al Betis más y más grande por esa lucha y esperanza, y eso debe permanecer con nosotros. No dejemos nunca que tanto sacrificio haya sido en balde. Se lo debemos.
Un saludo a todos. Probablemente este post pase desapercibido junto a Van der Vaart, los fichajes y la madre que los trajó, pero no importa, que lo lea el que lo aprecie. Esto lo hago sólo por Carmet y esos jugadores del betis y béticos. Descansen en paz.
Portero del Real Betis Balompié durante dos temporadas que, por cierto, también jugo en el eterno rival. De sus méritos deportivos poco más puedo contar, probablemente encontrareis por internet otras fuentes más informadas que yo de su carrera como futbolista. Nunca lo ví jugar ni mucho menos, soy del 93 así que me pilla en el limbo (o donde sea que se esté antes de nacer, si es que se está en algún sitio).
Centrémonos. Para mí Agustín es especial porque es un Carmet, primo de mi madre. Un día me enteré de casualidad que tenía un familiar lejano que jugó en el Betis y fue como ¿ostias, y ahora me entero? Me sentí muy orgulloso. Por h o por b, lo ví solo una vez en mi vida: yo era aún pequeño, estaba toda mi familia y él atrás, algo apartado. Mi madre me lo señaló y me dijo que era él el que jugo en el Betis. Al poco me acerqué con mi madre y hablamos.
Me contó que jugó en el Betis y también en el Sevilla, cosa que a mí no me gustó y quizá me desilusionó un poco. ¡Se pasó al enemigo! ¿Cómo es posible?...
...Pero me siguió contando, y llegó a lo que más me chocó. No podía entenderlo: jugaba donde podía, el fútbol era un oficio tan poco valorado, que poder dedicarte a esto sin pasar hambre era casi un milagro. Jugadores con mucho menos nombre que ahora, nada de héroes famosos en coches de lujo. Gente que se buscaba la vida para poder sacar tiempo y jugar en nuestro Betis el tiempo que fuera posible. Salvo fueras de serie, serían personas poco recordadas, sin más recompensa que el orgullo personal por haber defendido nuestros colores.
Es ahí donde reside la grandeza de Carmet y de otros tantos jugadores del Betis en aquellos tiempos, gente que en condiciones mucho peores que los de ahora mantuvieron a flote este escudo e impidieron que nuestro ya centenario club decayera. Sus sacrificios nos hicieron llegar a donde estamos, y nos permitieron seguir con este Betis, que nos da una de cal y otra de arena. Pero vivo, muy vivo al fín y al cabo, anciano tras tantas batallas por muchos mitos y menos mitos, pero con la ilusión de un niño por llegar a ser lo que la afición anhela.
Es verdad que somos un millón de corazones, de aquí y del cuarto anillo, y apretamos los dientes y tiramos de nuestro Betis. Nuestra filosofía de vida, nuestro motivo por el que luchar y tener esperanza.
Este mensaje un poco motivador es mi pequeño homenaje particular a Carmet, que me hizo ver esto y me dió el mayor motivo por el qué soy bético. Ser de los de las mil y una batallas, de los que se caen se levantan y tiran para adelante ante adversidades de todo tipo. ¿Acaso tiene eso algo que ver con el fútbol? Pues no, pero ¿y que falta hace ser del equipo de las 10 champions, cuando puedes pertenecer a esta filosofía de vida de valor incalculable? Yo lo tengo claro: bético ahora y siempre.
La gente de nuestro pasado hizo al Betis más y más grande por esa lucha y esperanza, y eso debe permanecer con nosotros. No dejemos nunca que tanto sacrificio haya sido en balde. Se lo debemos.
Un saludo a todos. Probablemente este post pase desapercibido junto a Van der Vaart, los fichajes y la madre que los trajó, pero no importa, que lo lea el que lo aprecie. Esto lo hago sólo por Carmet y esos jugadores del betis y béticos. Descansen en paz.
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