Os dejo la última fábula de @ChemaDeAquino. Me ha encantado y creo que es de recibo que lo comparta.

"Tu me haces mejor"

El verano estaba terminando y pronto tendría que volver al instituto. Apuraba sus últimos días de vacaciones con la tímida mirada puesta en un chico, el chico de siempre. Aquel que todos los veranos le echaba una sonrisa pícara que a ella le hacía estremecerse por dentro. Ese chico, mayor que ella, que sus padres no veían con buenos ojos.

Es demasiado mayor para ti. Hemos escuchado que no es buen estudiante. No viste bien. Casi nunca ayuda a su madre con la compra. Bla. Bla. Bla. Le daba igual. A ella le gustaba. Veía en él cosas que sus padres no.

Compartían urbanización, de esas que tienen una gran piscina en medio visible desde todos los balcones. Ella vivía en un primero y podía ver, mejor que nadie, quién entraba o no en la piscina. Cada día, a la misma hora, esperaba la llegada puntual del chico. Mientras sus padres se echaban una larga siesta ella no podía evitar dejar volar su imaginación observando al chico en la piscina. Soñaba que era perfecto para ella, que la primera vez que hablasen le diría que él también le espiaba y que siempre buscaba el valor para atreverse, verano tras verano, a declararse, pero que el miedo a ser rechazado siempre le vencía.

Una de las tardes el chico no llegó a la piscina. Ella se extrañó. Todo el día esperando a que fueran las cuatro y media para que, una vez llegado el momento, no pudiera verle. Los dos días siguientes, para su preocupación, tampoco apareció. ¿Le habría pasado algo? Al cuarto día, cuando sus padres ya estaban dormidos, decidió escaparse del piso. Fue directamente al piso del chico. Llamó al timbre y abrió la madre:

-Hola, mira, me pillas de milagro, acabo de llegar hace cinco minutos y me vuelvo a ir. Si vienes a venderme algo no es el mejor momento.

Se había armado de valor. Hasta llegar a aquel timbre había actuado sin pensar, movida por su corazón, pero ahora que tenía a la madre delante toda la realidad le había venido de golpe a la cabeza. Su madre no le conocía y ella ni siquiera sabía el nombre del chico.

-En realidad venía a preguntar por su hijo.

-Ah, perdóname hija, no te había reconocido. ¿Te has enterado no? Vengo del hospital a recoger unas cosas y ahora vuelvo otra vez. ¿Quieres venirte conmigo a verle? Seguro que le hace ilusión.

-Eh, sí, sí, claro, voy –Habló sin pensar, movida por una fe ciega difícil de explicar. Pero es que lo que ella sentía por aquel chico al que ni siquiera sabía cómo llamar no era normal. Lo del hospital le había aclarado las cosas, por eso llevaba unos días sin aparecer por la piscina.

Durante el corto viaje en taxi la madre le explicó lo nerviosa que se puso cuando le llamó la policía informándole de que su hijo había sido atropellado. Una furgoneta se había saltado un semáforo en rojo justo cuando su hijo estaba cruzando y, aunque pudo dar un frenazo, no evitó derribar al chico. La caída le provocó un fuerte golpe en la cabeza. Estuvo inconsciente durante mucho tiempo y ahora le realizaban todo tipo de pruebas para descartar cualquier secuela. Mientras le relataba lo ocurrido la madre al fin pronunció el nombre del chico. Ya sabía cómo se llamaba.

Al llegar a la habitación del hospital le sorprendió ver que el chico le miraba sonriendo, como si a él no le pareciera raro verle allí, visitándole. La madre les dejó solos con la excusa de ir a hablar con el médico.

-Sabía que vendrías a verme. Veo todos los días cómo me buscas con la mirada en la piscina, pero nunca me he atrevido a decirte nada.

-Eh ¿Sí? ¿De verdad? – Ella no podía aguantar los latidos de su corazón. Estaba revolucionada. No podía casi ni hablar. Fue el chico el tomó la palabra otra vez.

-Sé quién eres. Sé que vas a estar conmigo cuando me recupere del accidente, sé que vas a venir al hospital cada día a pesar de que tus padres no quieran que lo hagas. Sé que me defenderás ante todos los que te digan que no soy lo que mereces, pero también sé que contigo todo será más fácil. Contigo volveré a ser el de antes, o mejor incluso. Sí, sé que tú me harás mejor de lo que soy. No me vas a fallar ¿verdad Afición?

-Nunca Betis, nunca te voy a fallar. Te quiero Betis.

Tú me haces mejor