Estoy cansado ya de soñar con africanos con pezones como biberones de hipopótamo. Turba mis noches veraniegas, donde ya es difícil dormirse.
Entiendo el ataque Clementista que nos ha entrado después de varios años de fútbol de gran calidad y toque, la excelencia de la propuesta de Pepe Mel llega un momento que cansa. El caviar no se hizo para los plebeyos.
Pero yo suspiro por otra cosa: por un mediapunta o interior, o ambas cosas, zurdo. Un mediapunta amanerado, rubito, con pezones como bellotitas, que se asfixie al correr, que no soporte el sol... ¿cuántos siglos hace que no tenemos uno? El último y fracasado intento fue Cafffffa.
Me conformaría con el primo hortera de Guti, o con un sobrino de Duda al que le guste "Se llama copla".
Quiero un mediapunta que al encontrármelo por la calle no lleve cinco cochecitos de niño, sino bolsas de Mango; que vaya todos los días al peluquero, que se note que se peina el flequillo con secador. Quiero un mediapunta zurdo que quede con sus amigos para ver Eurovisión, y que cuando Reyes, Xavi Torres, N'Diaye o el que venga se empiecen a emborrincar y a chocarse entre ellos, pise la pelota y diga: "Chiiiiiiiicoooooosssshhh, organización".
Tal vez algún joven holandés de colegio pijo, que llore y llame a mamá cuando ve a De Jong, o algún danés veinteañero que quiera probar la sangría. O un medio jubilado polaco. Todo eso me da igual. El caso es que cuando centre no se rompa los ligamentos. Un mediapunta etéreo al que no le guste correr pero se materialice de vez en cuando para tocar el balón hacia la cabeza de alguno de nuestros corpulentos y viriles delanteros o centrales.
-Lo digo, más que nada, que para jugar sin organizador o mediapunta claro, creo que no tenemos bandas fiables. Ni tampoco creo que Molina y Rubén estén para bajar mucho a recibir -entiéndaseme bien, no hablo de nada erótico.
Y dicho esto, la foto de una tía buena, pero tela de buena:
Entiendo el ataque Clementista que nos ha entrado después de varios años de fútbol de gran calidad y toque, la excelencia de la propuesta de Pepe Mel llega un momento que cansa. El caviar no se hizo para los plebeyos.
Pero yo suspiro por otra cosa: por un mediapunta o interior, o ambas cosas, zurdo. Un mediapunta amanerado, rubito, con pezones como bellotitas, que se asfixie al correr, que no soporte el sol... ¿cuántos siglos hace que no tenemos uno? El último y fracasado intento fue Cafffffa.
Me conformaría con el primo hortera de Guti, o con un sobrino de Duda al que le guste "Se llama copla".
Quiero un mediapunta que al encontrármelo por la calle no lleve cinco cochecitos de niño, sino bolsas de Mango; que vaya todos los días al peluquero, que se note que se peina el flequillo con secador. Quiero un mediapunta zurdo que quede con sus amigos para ver Eurovisión, y que cuando Reyes, Xavi Torres, N'Diaye o el que venga se empiecen a emborrincar y a chocarse entre ellos, pise la pelota y diga: "Chiiiiiiiicoooooosssshhh, organización".
Tal vez algún joven holandés de colegio pijo, que llore y llame a mamá cuando ve a De Jong, o algún danés veinteañero que quiera probar la sangría. O un medio jubilado polaco. Todo eso me da igual. El caso es que cuando centre no se rompa los ligamentos. Un mediapunta etéreo al que no le guste correr pero se materialice de vez en cuando para tocar el balón hacia la cabeza de alguno de nuestros corpulentos y viriles delanteros o centrales.
-Lo digo, más que nada, que para jugar sin organizador o mediapunta claro, creo que no tenemos bandas fiables. Ni tampoco creo que Molina y Rubén estén para bajar mucho a recibir -entiéndaseme bien, no hablo de nada erótico.
Y dicho esto, la foto de una tía buena, pero tela de buena:
Comentario