A finales de la temporada pasada llevé por primera vez a mi sobrino de 4 años al Betis y lo primero que me dijo al entrar al estadio fue: "tito, yo quiero venir siempre". Así que siempre que el partido no es a horas intempestivas, lo llevo al Villamarín.
La temporada pasada vio ganar bastantes partidos, pero ésta, el pobre, está viendo muchas más derrotas que victorias, pero aún así sigue diciéndome que le lleve.
Hoy fui a recogerlo a su casa y lo primero que me dijo, con cara de resignación, fue: "a ver si ganamos hoy". Y la verdad es que me emocioné.
Yo llevo muchos años de abonado y puedo sobrellevar las derrotas con más o menos fortaleza, pero me imagino lo que tiene que ser para un niño pequeño ver a su equipo vapuleado una y otra vez.
Pero hoy tocaba la de cal y cuando nos sentamos después de celebrar el segundo gol de Rubén, mi sobrino se gira hacia mí, me da un abrazo y un beso y me dice: "hoy sí que vamos a ganar, verdad?", y me volví a emocionar.
Solo quería compartir esta pequeña historia con mis compañeros de la fe verdiblanca.
La temporada pasada vio ganar bastantes partidos, pero ésta, el pobre, está viendo muchas más derrotas que victorias, pero aún así sigue diciéndome que le lleve.
Hoy fui a recogerlo a su casa y lo primero que me dijo, con cara de resignación, fue: "a ver si ganamos hoy". Y la verdad es que me emocioné.
Yo llevo muchos años de abonado y puedo sobrellevar las derrotas con más o menos fortaleza, pero me imagino lo que tiene que ser para un niño pequeño ver a su equipo vapuleado una y otra vez.
Pero hoy tocaba la de cal y cuando nos sentamos después de celebrar el segundo gol de Rubén, mi sobrino se gira hacia mí, me da un abrazo y un beso y me dice: "hoy sí que vamos a ganar, verdad?", y me volví a emocionar.
Solo quería compartir esta pequeña historia con mis compañeros de la fe verdiblanca.
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