Nadie le esperaba allí, en el juzgado, en el despacho de la juez Mercedes Alaya, donde sólo tenía cita Ángel Martín, imputado como Lopera. La reunión entre magistrada y mito escondía una noticia bomba: El regreso de Gordillo al club como interventor judicial de las acciones de Lopera.
Las acciones de Farusa, Familia Ruiz Avalo, habían quedado suspendidas tras el auto del pasado día 16, así como su venta ficticia a Oliver. Con ese vacío accionarial, el gobierno del club quedó en manos del consejo de administración, Oliver incluido, ya que había comprado acciones a título personal para blindarse. Ayer, tras la reunión del consejo, quedó en evidencia la influencia que Lopera mantiene sobre sus directivos, que arrasaron en las votaciones de los temas clave. En especial la de cancelar la junta de accionistas convocada para el día 20, peligrosa para Lopera ya que de ella podía salir sin el control del club. Sus empleados lograron eliminarla.
Ahora, con Gordillo nombrado interventor, su plan vuelve a saltar por los aires. El blanco de sus últimas amenazas y menosprecios, nada menos que el mítico ex jugador, será ahora quien supervise desde dentro todos los movimientos del club junto a la juez Alaya, con la que deberá estar en permanente contacto. "Es todo una mentira, yo no me lo creo. Nunca me senté cuando me llamó Oliver porque no tenía nada que hablar con él", dijo Gordillo hace días, antes de conocer la misión vital que se le iba a encomendar por el Betis. Desde hoy seguramente sí tendrá bastantes cosas que hablar con Oliver.
Con esta decisión, la titular del juzgado de Instrucción 6 de Sevilla da un paso más tras dictar, el pasado día 16, un auto por el que requiere como medida cautelar que Manuel Ruiz de Lopera, hasta la pasada semana máximo accionista del Real Betis, deposite una fianza de 25 millones de euros en el plazo de cinco días y tras paralizar la venta del club.
La juez también decretó la suspensión cautelar de Lopera "en las funciones que hasta la fecha viene desempeñando como consejero y consejero delegado" del club.
Fuente: El Mundo
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Las acciones de Farusa, Familia Ruiz Avalo, habían quedado suspendidas tras el auto del pasado día 16, así como su venta ficticia a Oliver. Con ese vacío accionarial, el gobierno del club quedó en manos del consejo de administración, Oliver incluido, ya que había comprado acciones a título personal para blindarse. Ayer, tras la reunión del consejo, quedó en evidencia la influencia que Lopera mantiene sobre sus directivos, que arrasaron en las votaciones de los temas clave. En especial la de cancelar la junta de accionistas convocada para el día 20, peligrosa para Lopera ya que de ella podía salir sin el control del club. Sus empleados lograron eliminarla.
Ahora, con Gordillo nombrado interventor, su plan vuelve a saltar por los aires. El blanco de sus últimas amenazas y menosprecios, nada menos que el mítico ex jugador, será ahora quien supervise desde dentro todos los movimientos del club junto a la juez Alaya, con la que deberá estar en permanente contacto. "Es todo una mentira, yo no me lo creo. Nunca me senté cuando me llamó Oliver porque no tenía nada que hablar con él", dijo Gordillo hace días, antes de conocer la misión vital que se le iba a encomendar por el Betis. Desde hoy seguramente sí tendrá bastantes cosas que hablar con Oliver.
Con esta decisión, la titular del juzgado de Instrucción 6 de Sevilla da un paso más tras dictar, el pasado día 16, un auto por el que requiere como medida cautelar que Manuel Ruiz de Lopera, hasta la pasada semana máximo accionista del Real Betis, deposite una fianza de 25 millones de euros en el plazo de cinco días y tras paralizar la venta del club.
La juez también decretó la suspensión cautelar de Lopera "en las funciones que hasta la fecha viene desempeñando como consejero y consejero delegado" del club.
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