Antonio Tapia tiene las horas contadas como entrenador del Betis. El baenense ha ido perdiendo, poco a poco, la confianza de todos los estamentos del club. Será la enésima víctima de la deriva que lleva el Betis en los últimos cuatro años, pero la ley del fútbol también se aplica en Heliópolis. Los malos resultados y las críticas al carácter del entrenador en el vestuario van a poder con su trabajo y dedicación. Una derrota en Soria no implicaba su despido, pero la manera en la que se produjo sí abrió los pocos ojos que faltaban. El vestuario ya no está con él y en el club sólo esperan encontrar a un candidato idóneo para ofrecerle el finiquito al baenense. La noticia es que hoy se ha despertado siendo el inquilino del banquillo bético, pero habrá movimientos en el club y si la búsqueda llega a buen puerto puede ser destituido. Y como el mercado no ofrece, a simple vista, garantías, hay muchas posibilidades de que incluso siga sentado en el banquillo el sábado para recibir al Salamanca, como se puede leer en ABC de Sevilla.
Hay varios aspectos a analizar en este sentido. El crédito de Tapia se ha agotado. Le acusan de ser un entrenador permisivo, feble y que no transmite nada a sus jugadores. Su charla al equipo tras el partido y de ayer por la mañana en el entrenamiento no fue más subida de tono que las anteriores. Su mensaje ha dejado de calar en la plantilla. Algunas de sus decisiones no han gustado en las entrañas del vestuario, principalmente el proteccionismo con los jugadores que llegaron avalados por él y la falta de mano dura con otros que eran tratados como estrellas cuando no demostraban su profesionalidad en los entrenamientos o en los partidos. También su manera de castigar a los más débiles apartándoles del equipo o el ostracismo al que ha sometido a varios jugadores por motivos de interés propio que no han sido bien interpretados por el grupo. Todo ello, que no es poco, y una falta de asimilación de conceptos tácticos del plantel han ido llevando a Tapia a esa tierra de nadie en la que ya se encontraron sus antecesores en el cargo, algo que no hace más sino incidir en que el único culpable de esta historia no es el entrenador, puesto que a técnicos tan variopintos como Irureta, Luis Fernández, Cúper, Chaparro, Nogués y el propio Tapia les ha ocurrido lo mismo antes o después. Es evidente: el mal está en el club.
Candidatos sin convencer
Así las cosas, todo está a expensas de Lopera y su precipitada búsqueda de sustitutos. La decisión está tomada, pero no se dará el paso hasta que no haya un recambio atado. Quizás se gane tiempo esperando al sábado pero Tapia caería antes o después. Las opciones interinas (Merino u Oli) no convencen por la mala experiencia de Nogués del año pasado y el mercado no anima a un cambio porque los nombres no acaban de convencer. Juande Ramos es el más valorado y fue tanteado hace mucho tiempo, pero ya entonces quedó casi descartado. Así las cosas, los candidatos que hoy se manejan no ilusionan en exceso: Víctor Fernández, Víctor Muñoz, Risto Vidakovic... Abel Resino, Bernd Schuster y Marcelino García Toral también aparecen con posibilidades, pero mucho más complicadas. Incluso César Mendiondo, segundo de Luis Aragonés en el Fenerbahçe, puede ser un tapado en esta lista, ya que su nombre gusta en la dirección deportiva. Sin embargo, la cuestión económica pesa, y mucho, para la elección puesto que el que llegue paliará la asunción del riesgo que supone entrenar hoy al Betis en Segunda con un sueldo alto y garantías de continuidad en el caso de ascenso, así como fichajes y limpieza profunda en el vestuario. Todo ello implica gasto, pero mucho más se perderá si el equipo no regresa a Primera esta temporada.
Ayer se tomó Lopera la jornada para la reflexión. El resto de resultados no deparó cambios clasificatorios, ya que el Betis sigue a los mismos puntos del ascenso que el sábado, a cinco. Sí se han alejado los dos primeros, que se antojan difícilmente alcanzables, puesto que Hércules y Real Sociedad andan ya a doce puntos. La suspensión de los partidos del Salamanca y el Rayo también ha beneficiado a esta percepción no tan negativa de la situación. La decisión también dependerá de lo que se opine en los medios sobre Tapia y también se guarda la carta de esperar al sábado para aguardar el veredicto de la afición y así justificar en sus gritos cualquier elección por si acaba no siendo la acertada.
En todo caso, la inquietud general es evidente. Aún queda tiempo, señalan algunos, pero la recuperación pasa ahora por un revulsivo. Lopera ya no es capaz de llegar al orgullo de sus futbolistas porque si otrora se hablaba de que sus visitas antes de los partidos eran milagrosas, la del pasado viernes (con ofrecimiento de prima en bonos de un conocido centro comercial incluida), deparó un 3-0 en contra. Además, ocurre que muchos futbolistas mantienen viejos problemas económicos con el club y eso no ayuda a su rendimiento.
fuente: abc
Hay varios aspectos a analizar en este sentido. El crédito de Tapia se ha agotado. Le acusan de ser un entrenador permisivo, feble y que no transmite nada a sus jugadores. Su charla al equipo tras el partido y de ayer por la mañana en el entrenamiento no fue más subida de tono que las anteriores. Su mensaje ha dejado de calar en la plantilla. Algunas de sus decisiones no han gustado en las entrañas del vestuario, principalmente el proteccionismo con los jugadores que llegaron avalados por él y la falta de mano dura con otros que eran tratados como estrellas cuando no demostraban su profesionalidad en los entrenamientos o en los partidos. También su manera de castigar a los más débiles apartándoles del equipo o el ostracismo al que ha sometido a varios jugadores por motivos de interés propio que no han sido bien interpretados por el grupo. Todo ello, que no es poco, y una falta de asimilación de conceptos tácticos del plantel han ido llevando a Tapia a esa tierra de nadie en la que ya se encontraron sus antecesores en el cargo, algo que no hace más sino incidir en que el único culpable de esta historia no es el entrenador, puesto que a técnicos tan variopintos como Irureta, Luis Fernández, Cúper, Chaparro, Nogués y el propio Tapia les ha ocurrido lo mismo antes o después. Es evidente: el mal está en el club.
Candidatos sin convencer
Así las cosas, todo está a expensas de Lopera y su precipitada búsqueda de sustitutos. La decisión está tomada, pero no se dará el paso hasta que no haya un recambio atado. Quizás se gane tiempo esperando al sábado pero Tapia caería antes o después. Las opciones interinas (Merino u Oli) no convencen por la mala experiencia de Nogués del año pasado y el mercado no anima a un cambio porque los nombres no acaban de convencer. Juande Ramos es el más valorado y fue tanteado hace mucho tiempo, pero ya entonces quedó casi descartado. Así las cosas, los candidatos que hoy se manejan no ilusionan en exceso: Víctor Fernández, Víctor Muñoz, Risto Vidakovic... Abel Resino, Bernd Schuster y Marcelino García Toral también aparecen con posibilidades, pero mucho más complicadas. Incluso César Mendiondo, segundo de Luis Aragonés en el Fenerbahçe, puede ser un tapado en esta lista, ya que su nombre gusta en la dirección deportiva. Sin embargo, la cuestión económica pesa, y mucho, para la elección puesto que el que llegue paliará la asunción del riesgo que supone entrenar hoy al Betis en Segunda con un sueldo alto y garantías de continuidad en el caso de ascenso, así como fichajes y limpieza profunda en el vestuario. Todo ello implica gasto, pero mucho más se perderá si el equipo no regresa a Primera esta temporada.
Ayer se tomó Lopera la jornada para la reflexión. El resto de resultados no deparó cambios clasificatorios, ya que el Betis sigue a los mismos puntos del ascenso que el sábado, a cinco. Sí se han alejado los dos primeros, que se antojan difícilmente alcanzables, puesto que Hércules y Real Sociedad andan ya a doce puntos. La suspensión de los partidos del Salamanca y el Rayo también ha beneficiado a esta percepción no tan negativa de la situación. La decisión también dependerá de lo que se opine en los medios sobre Tapia y también se guarda la carta de esperar al sábado para aguardar el veredicto de la afición y así justificar en sus gritos cualquier elección por si acaba no siendo la acertada.
En todo caso, la inquietud general es evidente. Aún queda tiempo, señalan algunos, pero la recuperación pasa ahora por un revulsivo. Lopera ya no es capaz de llegar al orgullo de sus futbolistas porque si otrora se hablaba de que sus visitas antes de los partidos eran milagrosas, la del pasado viernes (con ofrecimiento de prima en bonos de un conocido centro comercial incluida), deparó un 3-0 en contra. Además, ocurre que muchos futbolistas mantienen viejos problemas económicos con el club y eso no ayuda a su rendimiento.
fuente: abc