Los compañeros de Al final de la palmera han publicado la siguiente noticia sobre el metod Nogues:
La victoria en Santander ha supuesto un refuerzo para el método de José María Nogués. Un técnico que se presentaba como un hombre cercano, que se pone en el lugar de los futbolistas y que sabe ganárselos por el aspecto anímico. Su manera de afrontar su llegada al grupo ha servido de cohesión en una plantilla bien avenida pero que estaba sufriendo el desgaste de la era Chaparro. Quizás lo que ha hecho el catalán ha sido algo similar a lo que empleó el trianero cuando arribó en su día al Betis, pero lo hace hoy, con ciertos matices diferenciadores y con un triunfo bajo el brazo que catapulta la moral bética hacia una ubicación feliz, según publica ABC de Sevilla.
El método de Nogués comienza con su presentación sencilla a los jugadores. Muchos le llaman directamente José María y hay mucha naturalidad en el trato. «Era lo que necesitábamos, parece un buen tipo», relataba un futbolista. Y es que lo que más se valora del catalán desde dentro de la plantilla es que ha sabido emplear un discurso igualitario para todos que los menos habituales hasta ahora han acogido estupendamente. Incluso los que no jugaron valoraban la tabula rasa que ha llegado con un técnico que ya en las primeras charlas les hizo ver a todos que si tenían un problema, ya sea deportivo o ajeno al fútbol, podían consultarle con total libertad.
La mini-concentración de Santander ha servido para que Nogués incidiera en estos aspectos. La palabra confianza fue la más utilizada y el técnico empleó diversas estrategias para hacerles ver a sus hombres que pueden desplegar un mejor fútbol que el que venían mostrando. Por ejemplo, en el entrenamiento en La Maruca el sábado por la mañana no cesó Nogués con sus ayudantes en el cuerpo técnico de dar ánimos al grupo pasara lo que pasara. Cada vez que erraban un tiro a puerta gritaban: «¡Sabemos que el campo está mal! ¡No pasa nada! ¡Hay que intentarlo!». Esa tarde Nogués se reunió con los capitanes. Fue una hora de charla en la que pactaron las normas de comportamiento que deben cumplir los futbolistas y además les «enseñó» a perder tiempo y a que los jugadores con tarjetas no se adelanten en las barreras; pero no sólo eso, sino que hubo tiempo para hablar de asuntos personales de todo tipo. Juanito, Edu, Rivera y Emana departieron con buen humor con el técnico y pusieron las bases para una relación casi de amigos.
Otro de los gestos importantes se produjo en el paseo matinal con los jugadores el día del partido. Fue en la playa de El Sardinero, donde el grupo bético estiró piernas caminando. Nogués se acercó a Emana pidiéndole un autógrafo y que posara para hacerse una foto con él. La hizo el propio técnico con su móvil y el camerunés no podía parar de reír. Además, se cruzaron una apuesta: si marcaba, el técnico le pagaría una cena. E hizo dos goles para ser el protagonista del partido. Y, durante el choque, más gestos. Cada vez que un futbolista miraba al banquillo había un aplauso, una palabra de ánimo. Los suplentes sabían que iban a tener una oportunidad y el barcelonés agotó los cambios. Además, en su rueda de prensa posterior utilizó mensajes que se echaron de menos con Chaparro, y en los que valoraba el trabajo de todos por igual.
La victoria en Santander ha supuesto un refuerzo para el método de José María Nogués. Un técnico que se presentaba como un hombre cercano, que se pone en el lugar de los futbolistas y que sabe ganárselos por el aspecto anímico. Su manera de afrontar su llegada al grupo ha servido de cohesión en una plantilla bien avenida pero que estaba sufriendo el desgaste de la era Chaparro. Quizás lo que ha hecho el catalán ha sido algo similar a lo que empleó el trianero cuando arribó en su día al Betis, pero lo hace hoy, con ciertos matices diferenciadores y con un triunfo bajo el brazo que catapulta la moral bética hacia una ubicación feliz, según publica ABC de Sevilla.
El método de Nogués comienza con su presentación sencilla a los jugadores. Muchos le llaman directamente José María y hay mucha naturalidad en el trato. «Era lo que necesitábamos, parece un buen tipo», relataba un futbolista. Y es que lo que más se valora del catalán desde dentro de la plantilla es que ha sabido emplear un discurso igualitario para todos que los menos habituales hasta ahora han acogido estupendamente. Incluso los que no jugaron valoraban la tabula rasa que ha llegado con un técnico que ya en las primeras charlas les hizo ver a todos que si tenían un problema, ya sea deportivo o ajeno al fútbol, podían consultarle con total libertad.
La mini-concentración de Santander ha servido para que Nogués incidiera en estos aspectos. La palabra confianza fue la más utilizada y el técnico empleó diversas estrategias para hacerles ver a sus hombres que pueden desplegar un mejor fútbol que el que venían mostrando. Por ejemplo, en el entrenamiento en La Maruca el sábado por la mañana no cesó Nogués con sus ayudantes en el cuerpo técnico de dar ánimos al grupo pasara lo que pasara. Cada vez que erraban un tiro a puerta gritaban: «¡Sabemos que el campo está mal! ¡No pasa nada! ¡Hay que intentarlo!». Esa tarde Nogués se reunió con los capitanes. Fue una hora de charla en la que pactaron las normas de comportamiento que deben cumplir los futbolistas y además les «enseñó» a perder tiempo y a que los jugadores con tarjetas no se adelanten en las barreras; pero no sólo eso, sino que hubo tiempo para hablar de asuntos personales de todo tipo. Juanito, Edu, Rivera y Emana departieron con buen humor con el técnico y pusieron las bases para una relación casi de amigos.
Otro de los gestos importantes se produjo en el paseo matinal con los jugadores el día del partido. Fue en la playa de El Sardinero, donde el grupo bético estiró piernas caminando. Nogués se acercó a Emana pidiéndole un autógrafo y que posara para hacerse una foto con él. La hizo el propio técnico con su móvil y el camerunés no podía parar de reír. Además, se cruzaron una apuesta: si marcaba, el técnico le pagaría una cena. E hizo dos goles para ser el protagonista del partido. Y, durante el choque, más gestos. Cada vez que un futbolista miraba al banquillo había un aplauso, una palabra de ánimo. Los suplentes sabían que iban a tener una oportunidad y el barcelonés agotó los cambios. Además, en su rueda de prensa posterior utilizó mensajes que se echaron de menos con Chaparro, y en los que valoraba el trabajo de todos por igual.