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ID:	6575869Dicen que lo peor no es perder, sino la cara de tonto que a uno se le queda. Pero también es cierto que hay maneras y maneras de caer, y la que eligió el Betis para hincar la rodilla en tierra sobre el césped de Los Cármenes fue la peor de todas las posibles.

A una semana de reecontrarse con su eterno rival, la escuadra de las trece barras compareció en Granada sin alma ni ideas, dejándose además en casa un sentido del ridículo que sí pasó factura a su afición, que se desplazó en masa a la capital nazarí para asistir al enésimo esperpento protagonizado por su equipo, que fue vapuleado por un firme candidato a bajar a Segunda.

Una derrota que va más allá de la bipolaridad que persigue a la escuadra de las trece barras esta temporada, en la que ha conseguido dar la talla y competir en Heliópolis, viendo cómo hace aguas estrepitosamente cuando se ponen kilómetros de por medio. Esta vez no es que el rival fuese mejor, es que el Betis ni siquiera lo intentó.

Encajó tres goles tras errores groseros e inadmisibles en Primera división. Igualmente, exhibió un encefalograma plano y una falta de amor propio sonrojante, potenciada aún más si cabe por la inoperancia de un once inicial que jamás dio la cara y, por qué no decirlo, la falta de recursos tácticos de un Víctor Sánchez del Amo que pese a los hechos tardó un mundo en darse cuenta de que su defensa de cinco no paraba ni taxis.

Así, el Granada poco tuvo que hacer para pegarse un auténtico festín y firmar su mejor partido de la temporada. Jugó a placer y sin un rival de verdad enfrente. El conjunto verdiblanco fue sólo una chirigota que más que gracia dio lástima. Y todavía habrá quien pida tiempo para el nuevo ‘proyecto’ y que sueñe con dar el estirón…

Otro ridículo más para una colección que resulta demasiado cuantiosa y que, por más que diga la directiva, todo el mundo sabe que volverá a repetirse tarde o temprano. Porque se piensa tanto como un equipo pequeño que se hipoteca todo el año al derbi, dejando sin importancia los puntos que se pierdan por el camino. Y si por lo menos se ganasen este tipo de partidos…

Da igual que se pida perdón a la grada al final de un choque como el de Granada, con un gesto que únicamente queda para la galería. A la plantilla ni le duele caer así ni le hierve la sangre cuando ven a más de mil aficionados desplazados a los que se les cae la cara de vergüenza tras comprobar con qué les premia su equipo. Falta actitud hasta para eso.

Aunque no pasa nada. Ahora, incluso tocará esa absurda concentración antes de cada derbi en Montecastillo para que se aíslen más si cabe. Que sigan dándole la espalda al mundo y vendiendo motos que casi nadie está ya dispuesto a comprar. Con lo que hay no resulta suficiente para nada más que para continuar instalado una mediocridad de la que el Betis no sabe cómo ni cuándo escapar.