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ID:	6575719Por fin. Ha costado Dios y ayuda, pero de una vez por todas el Betis sacó a relucir la mejor versión de sí mismo sobre el césped. Fue en Cornellà, deshaciendo maleficios, regalándole una noche de lo más dulce a su fiel infantería de la 'Novena Provincia' y dando ese golpe encima de la mesa que se llevaba esperando tantísimo tiempo.

Ante un rival directo como el Espanyol y con los errores cometidos en los últimos partidos muy presentes en la mente de los futbolistas, los verdiblancos supieron purgar sus pecados con un 0-3 que deja más cerca la permanencia e invita al optimismo. Porque los heliopolitanos no sólo jugaron bien, sino que salieron a morder desde el primer instante, evitando esa clásica pájara de cada semana que acababa costando caro mientras condenaban a su adversario a la cercanía de un pozo que cada vez tiene un mayor número de clientes y se ve más lejos.

No sólo se goleó, sino que se remontó el 'average' particular en relación a los 'pericos', quienes ingresan así en una lista donde ya estaban Valencia, Sporting o Rayo. Si la supervivencia en la máxima categoría se puede decidir por detalles, el Betis, por el momento, se está cuidando mucho de cuidarlos. Lo hacía antes, cuando sumaba de uno en uno y ahora, con más motivo, cuando es capaz de multiplicar por tres su botín.

Y es que la única medicina para los nervios en el fútbol se llama triunfo, sobre todo cuando llega acompañada de una gran actuación colectiva. No en vano, en Cornellà se vio por fin a un conjunto compacto, fuerte y que sabía a lo qué jugaba, tan contundente y seguro atrás como efectivo y peligroso arriba. De un plumazo, parecieron desaparecer todos los defectos de los últimos partidos y se potenciaron las virtudes.

Nadie desentonó. Ni siquiera aquellos con quienes se han cebado los más críticos. Pezzella se exhibió frenando a cuantos rivales llegaban al área e, incluso, se permitió el lujo de aportar en ataque una asistencia y un gol. Vargas, a quien muchos daban por muerto hace no mucho, volvió a cumplir con creces y firmó un tanto para enmarcar. Y Musonda, que sigue mostrando maneras de crack de muchísimos quilates, hizo lo que le dio la real gana. Ahora, a ver quién dice que los fichajes no aportan nada.

Ellos, y pesos pesados como Adán, Bruno, N'Diaye o Rubén Castro, fueron los grandes responsables de una victoria que le ha cambiado por completo la cara a un equipo que ya es capaz de hacer daño a balón parado y que mejora la pólvora y la fortaleza de su retaguardia en relación a la primera vuelta. Eso sí, el cómputo de puntos es idéntico a entonces, 11, y aún no sirve para elevar el global a unos números que den por hecha la permanencia.

Para atarla será necesario seguir sumando, a ser posible, de tres en tres. Lo sabe el vestuario, la afición y hasta el calendario, que este fin de semana regala la visita del Granada al Villamarín. Si se gana, se habrá dado un nuevo paso de gigante, casi definitivo, hacia la tranquilidad, confirmando que lo visto en Cornellà no fue ningún espejismo, sino la verdadera medida de un Betis que ha tardado demasiado en despertar, pero que aún está a tiempo de hacer disfrutar de lo lindo a los suyos y huir de cualquier tipo de drama. Ahora sí que por fin parece que se ve la luz al final del túnel. ¡Aleluya!